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Jehová me enseñó a hacer su voluntadLa Atalaya 2012 | 15 de julio
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LA OBRA DE CIRCUITO Y LA ESCUELA DE GALAAD
Cuando llevaba ocho meses allí, recibí una invitación de la sucursal de Australia para servir de superintendente de circuito. Me quedé atónito, pues solo tenía 20 años. Después de un par de semanas de capacitación, comencé a visitar congregaciones a fin de animar a los hermanos. La mayoría de ellos —por no decir todos— eran mayores que yo, pero ninguno me menospreciaba; al contrario, respetaban mi labor.
Los viajes entre una y otra congregación eran de lo más variado: una semana iba en autobús, otra en tranvía, otra en automóvil y, a veces, de pasajero en una motocicleta, con una maleta en una mano y el maletín de predicar en la otra. Disfrutaba muchísimo quedándome en los hogares de los hermanos. Recuerdo que un siervo de compañía tenía su casa a medio construir, pero estaba deseoso de darme alojamiento. ¡Pasé esa semana durmiendo en su bañera! Aun así, espiritualmente hablando, para los dos fueron unos días fantásticos.
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Jehová me enseñó a hacer su voluntadLa Atalaya 2012 | 15 de julio
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[Comentario de la página 19]
Una semana iba en autobús, otra en tranvía, otra en automóvil y, a veces, de pasajero en una motocicleta, con una maleta en una mano y el maletín de predicar en la otra
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Jehová me enseñó a hacer su voluntadLa Atalaya 2012 | 15 de julio
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[Ilustraciones de la página 18]
Izquierda: En la obra de circuito en Australia
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