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Decidido a ser un soldado de CristoLa Atalaya (estudio) 2017 | abril
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SIGO SIENDO SOLDADO DE CRISTO
Con mi esposa, Janette.
Tras ser liberado, regresé a Karitsa con mi familia. Más tarde, como muchos otros griegos, me mudé a Melbourne (Australia). Allí conocí a una excelente hermana llamada Janette y me casé con ella. Juntos criamos a nuestros cuatro hijos —un chico y tres chicas— en el camino de la verdad.
Ya tengo más de 90 años, pero sigo ocupado como anciano en la congregación. Debido al maltrato que recibí en el pasado, a veces me duelen el cuerpo y los pies, sobre todo después de predicar. A pesar de ello, estoy decidido a seguir siendo un fiel “soldado de Cristo” (2 Tim. 2:3).
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