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  • Ugarit, antigua ciudad a la sombra de Baal
    La Atalaya 2003 | 15 de julio
    • En los textos de Ras Shamra se llama a Baal hijo de Dagán, pero no es seguro el significado de “hijo” en este caso.

  • Ugarit, antigua ciudad a la sombra de Baal
    La Atalaya 2003 | 15 de julio
    • La religión de la ciudad de Baal

      Los textos de Ras Shamra mencionan más de doscientos dioses y diosas. La deidad suprema era El, a quien se le llamaba el padre de los dioses y del hombre. Y el dios de la tormenta Baal-hadad era “el jinete de las nubes” y “el señor de la Tierra”. Al dios El se le representa como un anciano de barba blanca alejado de la humanidad. Por otro lado, Baal es un dios fuerte y ambicioso que procura gobernar sobre los dioses y la humanidad.

      Probablemente los textos descubiertos se recitaban durante fiestas religiosas, como la de Año Nuevo o la de recolección; sin embargo, no está clara su interpretación exacta. En un poema acerca de la lucha por la gobernación, Baal vence a Yam —el dios del mar—, el hijo predilecto del dios El. Quizás debido a esa victoria los marineros de Ugarit confiaban en que Baal los protegería en el mar. En un combate con Mot, Baal es vencido y desciende a ultratumba, lo que provoca una sequía y el cese de las actividades humanas. La esposa y hermana de Baal, Anat —diosa del amor y la guerra—, mata a Mot y le devuelve la vida a Baal, quien masacra a los hijos de la esposa del dios El, Athirat (Aserá), y recupera el trono. Pero Mot regresa al cabo de siete años.

      Algunos entendidos interpretan este poema como un símbolo del ciclo anual de las estaciones en las cuales las lluvias dadoras de vida son reemplazadas por el calor abrasador del verano para luego regresar en el otoño. Otros opinan que el ciclo de siete años se refiere al temor al hambre y la sequía. En cualquier caso, la supremacía de Baal se consideraba imprescindible para el éxito de las actividades humanas. El erudito Peter Craigie señala: “El objetivo de la religión de Baal era proteger su supremacía; solo mientras permaneciera supremo —creían sus adoradores— habría cosechas y ganado, tan esenciales para la supervivencia del hombre”.

      Un baluarte contra el paganismo

      En los textos que se desenterraron se hace patente la depravación de la religión ugarítica. The Illustrated Bible Dictionary comenta: “Los textos demuestran los resultados degradantes del culto a estas deidades; recalcan la guerra, la prostitución sagrada, el erotismo y la consiguiente degradación social”. De Vaux observa: “Al leer estos poemas, comprendemos lo repulsiva que les resultaba esta adoración a los fieles de Yavé y a los grandes profetas”. La Ley que Dios dio a la antigua nación de Israel fue un baluarte contra dicha religión falsa.

      La adivinación, la astrología y la magia eran prácticas comunes en Ugarit. No solo se buscaban señales y presagios en los cuerpos celestes, sino también en los fetos deformados y en las vísceras de animales degollados. “Se creía que el dios, al que se ofrecía un animal ritualmente sacrificado, se identificaba con él, y que su espíritu se fusionaba entonces con el del animal —dice la historiadora Jacqueline Gachet—; en consecuencia, la lectura de los signos observados sobre estos órganos permitía acceder con claridad al espíritu de las divinidades que podían aportar una respuesta, favorable o desfavorable, a una pregunta sobre acontecimientos futuros o sobre el comportamiento que se debía observar en determinadas circunstancias.” (La Biblia y su cultura. Antiguo Testamento.) En contraste, los israelitas debían evitar estas prácticas (Deuteronomio 18:9-14).

      La Ley mosaica prohibía terminantemente el bestialismo (Levítico 18:23). ¿Cómo se consideraba esta práctica en Ugarit? Según los textos descubiertos, Baal copula con una novilla. “Si se sostiene que Baal asume la forma de un toro durante el acto —comentó el arqueólogo Cyrus Gordon—, no puede decirse lo mismo de sus sacerdotes que representaban los mitos acerca de Baal.”

      A los israelitas se les mandó: “No deben hacerse cortaduras en su carne por un alma difunta” (Levítico 19:28). No obstante, cuando Baal murió, el dios El “se cortó la piel con un cuchillo, se hizo incisiones con una navaja y se cortó las mejillas y la barbilla”. Parece que las laceraciones rituales eran una costumbre entre los adoradores de Baal (1 Reyes 18:28).

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