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Desde que nacemos hasta que morimos, lo que más necesitamos es el amor¡Despertad! 1986 | 22 de septiembre
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EN UN seminario de negocios en que se trataba el tema de las relaciones humanas, el orador relató lo sucedido en la sala de un hospital llena de bebés huérfanos. En una larga fila de camas, los bebés enfermaban y algunos morían... excepto el bebé de la última cama. A este le iba bien. El médico estaba perplejo. No había diferencia en el trato que se les daba, pues a todos se les alimentaba, se les bañaba y se les mantenía abrigados. No obstante, solo el bebé de la última cama era saludable. A medida que pasaban los meses y llegaban bebés nuevos, seguía sucediendo lo mismo; solo al bebé de la última cama le iba bien.
Finalmente, el médico se escondió en la sala para observar. A medianoche entró la mujer que hacía la limpieza y, a gatas, se puso a fregar el piso de un extremo a otro. Cuando terminó, se levantó, se estiró y se frotó la espalda. Luego se dirigió hacia la última cama, tomó al bebé y caminó con este por la habitación mientras lo abrazaba, le hablaba y lo mecía. Entonces, lo puso de nuevo en su cama y se fue. El médico siguió observando noche tras noche. Cada noche sucedía lo mismo. Siempre era el bebé de la última cama a quien se sacaba, se le abrazaba, se le hablaba y se le mostraba amor. Y en todos los grupos de bebés nuevos que traían, siempre era el bebé de la última cama el que disfrutaba de buena salud, mientras que los otros enfermaban y algunos morían.
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Desde que nacemos hasta que morimos, lo que más necesitamos es el amor¡Despertad! 1986 | 22 de septiembre
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En el transcurso de los años se ha probado, mediante muchos estudios, que los bebés necesitan amor. La revista Scientific American publicó este informe: “René Spitz, del Instituto Sicoanalítico de Nueva York, y su colega Katherine Wolf hicieron expedientes para 91 infantes abandonados de la zona este de los Estados Unidos y Canadá. Hallaron que los infantes consecuentemente presentaban señales de ansiedad y tristeza. Estaban atrasados en cuanto a desarrollo físico y no podían aumentar de peso normalmente, o hasta perdían peso. Cuando no pasaban por períodos de insomnio prolongados, pasaban por períodos de estupor. Spitz y Wolf informaron que, de los 91 infantes, 34 de ellos murieron a pesar de la buena alimentación y la atención médica meticulosa”.
Un siquiatra de la Florida dijo: “El niño que no es abrazado o mimado lo suficiente pudiera llegar a hacerse introvertido, indiferente o reservado. [...] El contacto físico entre los padres y el niño es tan esencial en la crianza que en algunos casos los niños a los que no se les abrazó o mimó durante su primer año de vida no lograron sobrevivir”.
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