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Eduque a su hijo apropiadamente... y hágalo desde la tierna infancia¡Despertad! 1987 | 22 de mayo
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Por lo tanto, aunque es importante estimular la mente de los niños, es aún más importante infundir amor en su corazón.
Hay un proceso natural que comienza inmediatamente después del nacimiento y mediante el cual se desarrollan unos lazos recíprocos entre la madre y el hijo. La madre toma en sus brazos y estrecha con ternura a su hijito, lo acaricia y le habla arrulladoramente. El niño, a su vez, mira atentamente a su madre. Los instintos maternales se avivan, el bebé se siente seguro, y empiezan a formarse unos fuertes vínculos entre ambos. Ciertas autoridades en la materia creen que “durante los primeros minutos y horas inmediatamente después del nacimiento hay un período de sensibilidad óptimo para el desarrollo del apego padre-hijo”.
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Eduque a su hijo apropiadamente... y hágalo desde la tierna infancia¡Despertad! 1987 | 22 de mayo
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Al padre no se le debe excluir. Si está presente durante el parto, dará comienzo entonces el vínculo entre el padre y la criatura. El pediatra T. Berry Brazelton, dice que con el transcurso de las semanas y los meses la relevancia del papel del padre adquiere cada vez mayores dimensiones.
“Todo niño necesita una madre y un padre —comenta— y el papel del padre puede ser crucial. Para una criatura de tierna edad, el tener un padre activo y que se interese no es lo mismo que simplemente recibir más cuidado maternal.” Citando de un informe que mostró la diferencia entre cómo tratan a los hijos las madres y los padres, dijo: “Las madres tendían a ser dulces y moderadas con sus pequeños. Por otro lado, los padres eran más juguetones y les hacían cosquillas con más frecuencia que las madres”.
Pero un padre hace más que solo divertir a sus hijos. El doctor Brazelton continúa: “Si el padre es un hombre activo, el niño, al ir creciendo, tendrá más éxito en la escuela, tendrá mejor sentido del humor y se llevará mejor con otros niños. Confiará más en sí mismo y estará más motivado a aprender. Para cuando tenga seis o siete años, el coeficiente intelectual del niño será más elevado”.
Jehová Dios manda que entre el padre y el hijo exista una estrecha relación de enseñanza: “Y estas palabras que te estoy mandando hoy tienen que resultar estar sobre tu corazón; y tienes que inculcarlas en tu hijo y hablar de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino y cuando te acuestes y cuando te levantes”. (Deuteronomio 6:6, 7.) De este modo no se abre ninguna brecha entre generaciones.
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