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Aceptar las invitaciones de Jehová es remuneradorLa Atalaya 2001 | 1 de diciembre
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Las “comidas campestres”, como llamábamos a las asambleas, tenían lugar en el parque de Monsanto, a las afueras de Lisboa, y en Costa da Caparica, zona boscosa de la costa, adonde acudíamos vestidos con ropa informal. Unos vigilantes se apostaban en puntos estratégicos, de modo que si se acercaba alguien sospechoso, teníamos tiempo para improvisar un juego, sacar la comida o comenzar a entonar canciones populares.
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Aceptar las invitaciones de Jehová es remuneradorLa Atalaya 2001 | 1 de diciembre
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[Ilustración de la página 27]
Asamblea celebrada en Portugal en tiempos de la proscripción
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