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  • Se llenaron “de felicidad y de espíritu santo”
    Demos “un testimonio completo sobre el Reino de Dios”
    • CAPÍTULO 11

      Se llenaron “de felicidad y de espíritu santo”

      Pablo se enfrenta a personas que se oponen a la predicación

      Basado en Hechos 13:1-52

      1, 2. ¿Por qué fue diferente la asignación de Bernabé y Saulo a la de otros misioneros? ¿Cómo contribuiría su labor al cumplimiento de Hechos 1:8?

      HOY es un día emocionante en Antioquía de Siria. De entre todos los profetas y maestros que hay en la congregación, se elige por espíritu santo a Bernabéa y a Saulo para que lleven las buenas noticias a lugares lejanos (Hech. 13:1, 2). No es la primera vez que se envían misioneros a predicar, pero hasta ahora solo han ido a regiones donde ya había cristianos (Hech. 8:14; 11:22). En esta ocasión, Bernabé y Saulo irán junto con Juan Marcos, su ayudante, a tierras donde prácticamente no se le ha predicado a nadie.

      2 Hace unos 14 años, Jesús les dijo a sus discípulos: “Serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta la parte más lejana de la tierra” (Hech. 1:8). Y ahora el cumplimiento de esta profecía se acelerará gracias al trabajo que harán Bernabé y Saulo como misioneros.b

      “Sepárenme a Bernabé y a Saulo a fin de que realicen la misión” (Hechos 13:1-12)

      3. ¿Por qué eran difíciles los viajes en el siglo primero?

      3 En la actualidad, gracias a los avances tecnológicos, en solo un par de horas se pueden recorrer largas distancias. Pero en el siglo primero no había automóviles ni aviones. Se solía viajar a pie, y los caminos por lo general no eran muy buenos. Después de pasar todo un día caminando, la gente terminaba agotada y solo había recorrido unos 30 kilómetros (20 millas).c Así que, aunque Bernabé y Saulo estarían muy emocionados con su nueva misión, seguramente sabían que exigiría mucho esfuerzo y sacrificio (Mat. 16:24).

      POR LOS CAMINOS

      En el mundo antiguo, viajar por tierra era más lento, más agotador y probablemente más caro que viajar por mar. Por desgracia, había muchos lugares a los que solo se podía llegar a pie.

      Un viajero podía caminar al día unos 30 kilómetros (20 millas). Estaba expuesto al sol, la lluvia, el calor, el frío y a los asaltantes. Con razón, Pablo dijo: “He hecho muchos viajes, me he visto en peligro a causa de ríos, en peligro a causa de ladrones” (2 Cor. 11:26).

      El Imperio romano contaba con una amplia red de carreteras o calzadas empedradas. A lo largo de las vías principales, se encontraban posadas a intervalos de un día de camino. Entre una posada y otra, había negocios, llamados tabernas, donde se vendían artículos de primera necesidad. Según cuentan los escritores de la época, todos estos establecimientos estaban sucios, húmedos, llenos de chinches y atestados de viajeros. Además, tenían una pésima reputación, pues la gente que iba allí era de lo peor. Y no era raro que los dueños de las posadas les robaran a sus huéspedes y que, entre otras cosas, les ofrecieran los servicios de prostitutas.

      Es evidente que los cristianos evitaban en lo posible esos lugares, aunque tal vez no tuvieran otra alternativa cuando viajaban por regiones donde no tenían parientes o amigos.

      4. a) ¿Qué dirigió el nombramiento de Bernabé y Saulo, y cómo reaccionaron los demás hermanos? b) ¿Cómo apoyamos a los hermanos nombrados para atender ciertas responsabilidades?

      4 ¿Por qué indicó el espíritu santo que se nombrara específicamente a Bernabé y a Saulo? (Hech. 13:2). La Biblia no lo explica. Pero lo importante es que el espíritu santo dirigió su nombramiento. Y nada da a entender que los profetas y maestros de Antioquía de Siria cuestionaran la decisión. Por el contrario, la respaldaron incondicionalmente y sin ningún tipo de envidia. De hecho, “después de ayunar y orar, les impusieron las manos y se despidieron de ellos” (Hech. 13:3). ¡Qué bien debieron sentirse Bernabé y Saulo! Nosotros también debemos apoyar a quienes han sido nombrados para atender ciertas responsabilidades, entre ellos los superintendentes de la congregación. En vez de tenerles envidia, seguimos este consejo: “Demuestren tenerlos en muy alta estima y trátenlos con amor por el trabajo que hacen” (1 Tes. 5:13).

      5. ¿Cómo predicaron Bernabé y Saulo en Chipre?

      5 Bernabé y Saulo salieron de Antioquía y fueron caminando hasta Seleucia. Desde allí viajaron en barco hasta la isla de Chipre, a unos 200 kilómetros (120 millas).d Como Bernabé era de Chipre, seguro que tenía muchas ganas de anunciar las buenas noticias en su tierra. En cuanto llegaron a la ciudad de Salamina, en la costa este de la isla, “se pusieron a predicar la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos” (Hech. 13:5).e Luego cruzaron la isla de punta a punta, seguramente dando testimonio en las ciudades principales por las que fueron pasando. Aunque no sabemos qué ruta siguieron, probablemente caminaron unos 160 kilómetros (100 millas).

      LAS SINAGOGAS DE LOS JUDÍOS

      Literalmente, la palabra sinagoga significa “reunión” o “asamblea”. Al principio los judíos la usaban solo para referirse a sus reuniones, pero con el tiempo empezaron a usarla para referirse al lugar donde se reunían para adorar a Jehová.

      Según parece, las sinagogas aparecieron durante el destierro de 70 años en Babilonia o poco después. Los judíos iban allí para adorar a Jehová, aprender de él, leer las Escrituras y escuchar discursos. Para el siglo primero, en todas las ciudades palestinas había una, en las ciudades más grandes había varias y en Jerusalén había muchas.

      Ahora bien, después del destierro, no todos los judíos regresaron a Palestina. Muchos viajaron al extranjero por cuestiones de negocios. En el siglo quinto antes de nuestra era ya había comunidades hebreas en las 127 provincias del Imperio persa (Est. 1:1; 3:8). Con el paso del tiempo se formaron barrios judíos en numerosas ciudades alrededor del mar Mediterráneo. Estas comunidades en conjunto llegaron a conocerse como la diáspora (que significa “dispersión”) y también fundaron sinagogas en los lugares donde vivían.

      En las sinagogas, todos los sábados se leía y explicaba la Ley desde una plataforma rodeada de asientos por tres lados. Y todos los varones fieles podían participar en la lectura, las explicaciones y los discursos.

      6, 7. a) ¿Quién era Sergio Paulo? ¿Por qué se puso su consejero en contra de las buenas noticias? b) ¿Qué hizo Saulo para evitar que Bar-Jesús apagara el interés de Sergio Paulo?

      6 En aquella época, Chipre estaba plagado de prácticas paganas. Así lo comprobaron Bernabé y Saulo cuando llegaron a Pafos, en la costa oeste de la isla. Allí “se encontraron con cierto judío llamado Bar-Jesús, que era un hechicero y un falso profeta. Él estaba con el procónsul Sergio Paulo, un hombre inteligente”.f En aquella época, muchos romanos de un nivel social alto acudían a brujos o astrólogos antes de tomar decisiones importantes. Hasta Sergio Paulo, que era “un hombre inteligente”, lo hacía. Con todo, se sintió atraído por el mensaje del Reino y “estaba muy interesado en oír la palabra de Dios”. Esto no le hizo ninguna gracia a Bar-Jesús, conocido también por su título profesional, Elimas, que quiere decir “hechicero” (Hech. 13:6-8).

      7 Bar-Jesús se puso en contra del mensaje del Reino. La única forma de conservar su influencia como consejero de Sergio Paulo era “apartar de la fe al procónsul” (Hech. 13:8). Pero Saulo no iba a quedarse de brazos cruzados viendo cómo intentaba apagar el interés de Sergio Paulo. ¿Qué hizo con Bar-Jesús? El relato continúa: “Saulo, también llamado Pablo, se llenó de espíritu santo, lo miró fijamente y dijo: ‘Tú que estás lleno de toda clase de fraude y toda clase de maldad, tú que eres hijo del Diablo y enemigo de todo lo justo, ¿cuándo dejarás de torcer los caminos rectos de Jehová? ¡Mira! La mano de Jehová está sobre ti: te quedarás ciego y no verás la luz del sol por un tiempo’. Al instante, una espesa neblina y oscuridad cayeron sobre sus ojos, y comenzó a buscar a su alrededor a alguien que lo llevara de la mano”.g ¿Qué efecto tuvo este milagro? “Al ver lo sucedido, el procónsul se hizo creyente, pues quedó muy impresionado con las enseñanzas de Jehová” (Hech. 13:9-12).

      Un hermano con una Biblia abierta en sus manos defendiendo la verdad ante un juez en un tribunal.

      Como Pablo, defendemos la verdad con valor cuando la gente se opone al mensaje.

      8. ¿Cómo podemos imitar el valor de Pablo?

      8 Como vemos, Pablo no se dejó intimidar por Bar-Jesús. Nosotros tampoco debemos dejarnos intimidar por quienes tratan de apagar el interés que alguien siente por el mensaje. Es cierto que nuestras palabras deben ser “agradables, sazonadas con sal” (Col. 4:6). Pero esto no significa que vamos a pecar de prudentes y a quedarnos de brazos cruzados cuando alguien ponga en riesgo el bienestar espiritual de otra persona. Tampoco podemos permitir que el miedo nos impida denunciar a la religión falsa, que no deja de “torcer los caminos rectos de Jehová”, como lo hacía Bar-Jesús (Hech. 13:10). Igual que Pablo, declararemos con valor la verdad y ayudaremos a las personas que quieren conocerla. Es cierto que Jehová no nos dará a nosotros el poder para hacer milagros, como sí se lo dio a Pablo. Pero podemos estar seguros de que usará su espíritu santo para traer a la verdad a quienes merecen conocerla (Juan 6:44).

      Una “palabra de ánimo” (Hechos 13:13-43)

      9. ¿Qué ejemplo les dieron Pablo y Bernabé a quienes dirigen hoy las congregaciones?

      9 Posteriormente, Pablo, Bernabé y Marcos partieron de Pafos y navegaron hacia Perga, en la costa de Asia Menor, a unos 250 kilómetros (150 millas). En Hechos 13:13 se empieza a usar la expresión “Pablo y sus compañeros”. Esto da a entender que a partir de este punto Pablo era el que, por decirlo así, llevaba la batuta en el grupo. Pero nada indica que Bernabé le tuviera envidia. Al contrario, los dos continuaron trabajando juntos para hacer la voluntad de Dios. ¡Qué buen ejemplo para quienes dirigen a las congregaciones! En vez de buscar protagonismo, los cristianos recordamos estas palabras de Jesús: “Ustedes son todos hermanos”. Él mismo añadió: “El que se engrandece será humillado, pero el que actúa con humildad será engrandecido” (Mat. 23:8, 12).

      10. ¿Cómo era el trayecto entre Perga y Antioquía de Pisidia?

      10 Al llegar a Perga, Juan Marcos de repente dejó a Pablo y Bernabé, y regresó a Jerusalén sin que sepamos por qué. El caso es que los dos siguieron su camino y fueron a pie a Antioquía de Pisidia, una ciudad de la provincia de Galacia. No era un trayecto fácil, ya que se encuentra a unos 1.100 metros (3.600 pies) sobre el nivel del mar. Además, tuvieron que atravesar una región montañosa llena de asaltantes. Para colmo, es probable que para ese entonces Pablo ya sufriera problemas de salud.h

      11, 12. ¿Cómo captó Pablo el interés de la gente en la sinagoga de Antioquía de Pisidia?

      11 En Antioquía de Pisidia, Pablo y Bernabé fueron a la sinagoga en sábado. El relato dice: “Después de la lectura pública de la Ley y los Profetas, los presidentes de la sinagoga mandaron a decirles: ‘Hermanos, si tienen alguna palabra de ánimo para el pueblo, díganla’” (Hech. 13:15). Entonces Pablo se puso de pie y empezó a hablar.

      12 Su auditorio estaba formado por judíos y prosélitos, y por eso comenzó de este modo: “Hombres de Israel y todos los demás que temen a Dios, escuchen” (Hech. 13:16). En vista de que su público no reconocía la función de Jesús en el propósito de Dios, ¿qué hizo para captar su interés? En primer lugar, habló de la historia de Israel. Explicó que Jehová “engrandeció al pueblo mientras vivían como extranjeros en la tierra de Egipto” y que, después de liberarlos, “durante cerca de 40 años los soportó en el desierto”. Tras esto, Pablo les recordó cómo los israelitas conquistaron la Tierra Prometida y que Jehová “les dio sus tierras como herencia” (Hech. 13:17-19). Hay quienes creen que Pablo se refirió a pasajes bíblicos que acababan de leerse durante la celebración del sábado. En ese caso, sería un ejemplo más de cómo lograba Pablo adaptarse a “gente de todo tipo” (1 Cor. 9:22).

      13. ¿Cómo podemos lograr que la gente se interese en el mensaje?

      13 Nuestro propósito también es captar el interés de las personas a quienes les predicamos. Por ejemplo, seleccionamos temas que les llamen la atención tomando en cuenta sus creencias religiosas. Y, si conocen la Biblia, podemos citarles pasajes que les resulten familiares. A veces es mejor pedirles que los lean de su propia Biblia. Sea como sea, busquemos siempre la forma de lograr que la gente se interese en el mensaje.

      14. a) ¿Cómo logró Pablo relacionar a Jesús con el tema del que estaba hablando, y qué advertencia dio? b) ¿Cuál fue la reacción de los oyentes?

      14 Después, Pablo explicó que los reyes de Israel fueron antepasados de “un salvador, Jesús”, y que Juan el Bautista había preparado al pueblo para aceptarlo. A continuación, les dijo que Jesús había sido ejecutado pero que luego había resucitado (Hech. 13:20-37). Y después afirmó: “Sepan que les estamos anunciando el perdón de los pecados mediante él y que, por medio de él, todo el que cree es declarado libre de culpa de todas las cosas”. Pero también les dio una advertencia: “Tengan cuidado para que no les pase lo que se dice en los Profetas: ‘Véanlo ustedes, burlones, asómbrense y mueran, porque en sus días estoy haciendo algo que ustedes no creerán aunque alguien se lo explique en detalle’”. La reacción de los oyentes fue sorprendente. De hecho, “la gente les suplicó que hablaran de estos asuntos el sábado siguiente”. Además, “una vez terminada la reunión en la sinagoga, muchos judíos y prosélitos que adoraban a Dios siguieron a Pablo y a Bernabé” (Hech. 13:38-43).

      “Nos vamos a las naciones” (Hechos 13:44-52)

      15. ¿Qué pasó el sábado siguiente?

      15 “El sábado siguiente casi toda la ciudad se reunió para oír” al apóstol. Esto les cayó como un jarro de agua fría a ciertos judíos, que “empezaron a contradecir a Pablo y a blasfemar contra lo que él decía”. Sin embargo, él y Bernabé les dijeron sin miedo: “Era necesario predicarles la palabra de Dios a ustedes primero. Pero, como la han rechazado y piensan que no merecen la vida eterna..., nos vamos a las naciones. Jehová nos lo ha ordenado al decir: ‘Te he nombrado luz de las naciones, para que lleves la salvación hasta las partes más lejanas de la tierra’” (Hech. 13:44-47; Is. 49:6).

      Un grupo de gente furiosa echando a Pablo y a Bernabé de Antioquía de Pisidia.

      “Provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé”, pero “los discípulos siguieron llenándose de felicidad y de espíritu santo” (Hechos 13:50-52).

      16. ¿Cómo respondieron los judíos a las palabras de Pablo y Bernabé, y qué hicieron ellos?

      16 Los gentiles que oyeron esto se alegraron, “y todos los que tenían la actitud correcta para obtener vida eterna se hicieron creyentes” (Hech. 13:48). Así, la palabra de Jehová no tardó en extenderse por toda la región. Pero la respuesta de los judíos fue totalmente distinta. Pablo y Bernabé les dijeron que habían sido los primeros en oír las buenas noticias sobre el Mesías, pero lo habían rechazado, y por eso Dios los castigaría. Los judíos se enfurecieron, “alborotaron a las mujeres influyentes [...] y a los hombres importantes de la ciudad y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron de su territorio”. ¿Qué hicieron Pablo y Bernabé? “Se sacudieron el polvo de los pies contra ellos y se fueron a Iconio”. ¿Había llegado el fin del cristianismo en Antioquía de Pisidia? ¡No, ni mucho menos! Allí dejaron discípulos que “siguieron llenándose de felicidad y de espíritu santo” (Hech. 13:50-52).

      17-19. ¿De qué maneras podemos imitar a Pablo y Bernabé, y cómo nos ayudará esto a ser felices?

      17 ¿Qué aprendemos de la forma en que reaccionaron Pablo y Bernabé? Que no podemos dejar de predicar aunque haya gente importante que trate de detenernos. Por otro lado, cuando los habitantes de Antioquía rechazaron el mensaje, los dos misioneros “se sacudieron el polvo de los pies”. Este gesto no indicaba que estuvieran indignados con ellos, sino que ya no eran responsables de lo que les pasara. Comprendían que no podían obligar a esas personas a aceptar el mensaje. Lo que sí podían hacer era irse a otro lugar para seguir predicando, y por eso se fueron a Iconio.

      18 ¿Y qué pasó con los discípulos que dejaron en Antioquía de Pisidia? Estaban rodeados de personas que estaban en contra de ellos, pero su felicidad no dependía de que la gente aceptara la verdad. Jesús había dicho: “¡Felices los que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica!” (Luc. 11:28). Y esa fue la actitud que aquellos cristianos se esforzaron por mantener.

      19 Igual que Pablo y Bernabé, recordemos siempre que nuestro deber es predicar las buenas noticias pero que es la gente la que decide si acepta o rechaza el mensaje. ¿Y si no quieren escucharnos? Imitemos a los discípulos del siglo primero. Si amamos la verdad y nos dejamos guiar por el espíritu santo, seguiremos siendo felices aunque la gente se ponga en contra de nosotros (Gál. 5:18, 22).

      BERNABÉ, EL “HIJO DEL CONSUELO”

      En la congregación de Jerusalén había un miembro destacado que era levita y nació en Chipre. Se llamaba José, pero por su personalidad los apóstoles le pusieron un apodo: Bernabé, que significa “hijo del consuelo” (Hech. 4:36). Cuando veía que sus hermanos necesitaban algo, enseguida los ayudaba.

      Bernabé donando dos bolsas llenas de monedas.

      Como vimos, en el Pentecostés del año 33 se bautizaron 3.000 discípulos. Muchos de ellos seguramente habían viajado a Jerusalén para la fiesta y no habían previsto que se quedarían más tiempo. La congregación decidió cubrir sus necesidades, pero no tenía suficientes fondos. Por eso, Bernabé vendió un terreno y generosamente les entregó el dinero a los apóstoles (Hech. 4:32-37).

      Era un superintendente maduro que siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás. De hecho, fue él quien defendió a Saulo de Tarso cuando todos le tenían miedo porque no creían que se había hecho discípulo (Hech. 9:26, 27). Por otro lado, aceptó con humildad el firme consejo que Pablo les dio a él y a Pedro sobre cómo debían tratarse los cristianos de origen judío y los de origen gentil (Gál. 2:9, 11-14). Estas son solo unas pocas pruebas que demuestran que su apodo le venía a Bernabé como anillo al dedo.

      a Vea el recuadro “Bernabé, el ‘hijo del consuelo’”.

      b En este momento ya hay congregaciones en lugares tan apartados de Jerusalén como la propia Antioquía de Siria, a unos 550 kilómetros (350 millas) al norte de allí.

      c Vea el recuadro “Por los caminos”.

      d Los barcos del siglo primero podían recorrer unos 160 kilómetros (100 millas) en un día si tenían el viento a favor. Pero, si hacía mal tiempo, tardaban mucho más.

      e Vea el recuadro “Las sinagogas de los judíos”.

      f Chipre estaba bajo la autoridad del Senado romano, que elegía un gobernador como representante en la isla y le daba el puesto de procónsul.

      g A partir de este pasaje, a Saulo se le deja de llamar por este nombre (que viene del hebreo) y se le llama por su nombre romano, Pablo (que viene del latín). Hay quienes afirman que el apóstol adoptó el nombre Pablo (o Paulo) en honor al procónsul, pero no es muy probable. De hecho, él siguió utilizándolo cuando se fue de Chipre; así que seguramente tenía este nombre romano desde niño y empezó a usarlo debido a que ahora era el “apóstol a las naciones”. Otra posible razón para dejar de usar Saulo es que este nombre se parecía a una palabra que en griego sonaba muy mal (Rom. 11:13).

      h En la carta que Pablo les escribió años después a los gálatas, les dijo: “Fue debido a una enfermedad que pude predicarles las buenas noticias por primera vez” (Gál. 4:13).

  • Se llenaron “de felicidad y de espíritu santo”
    Demos “un testimonio completo sobre el Reino de Dios”
  • Hablaron “con valor gracias a la autoridad de Jehová”
    Demos “un testimonio completo sobre el Reino de Dios”
    • CAPÍTULO 12

      Hablaron “con valor gracias a la autoridad de Jehová”

      Pablo y Bernabé demuestran humildad, perseverancia y valor

      Basado en Hechos 14:1-28

      1, 2. ¿Qué les pasó a Pablo y Bernabé en Listra?

      ¡QUÉ revuelo se acaba de formar! En Listra, Pablo y Bernabé acaban de curar a un hombre que había nacido con los pies lisiados, y ahora va dando saltos de alegría. La multitud está fuera de sí ¡y los aclama como dioses! El sacerdote de Zeus trae guirnaldas o coronas para ellos y prepara unos toros para sacrificarlos en su honor. Con todo el ruido de las voces y de los toros, Pablo y Bernabé tienen que gritar para pedirle a la gente que se detenga. Se rasgan la ropa, se meten corriendo entre la multitud y, a base de protestar y suplicar, consiguen a duras penas que no los adoren.

      2 Entonces unos judíos que están en contra del mensaje llegan de Iconio y de Antioquía de Pisidia, y empiezan a soltar sucias mentiras contra Pablo y Bernabé. La gente de Listra les cree y empiezan a odiarlos a muerte. ¡Cómo cambian las cosas! ¡Los mismos que querían adorar a Pablo ahora quieren apedrearlo! Así que lo rodean y empiezan a lanzarle piedras hasta dejarlo inconsciente. Cuando terminan de descargar su furia, lo dan por muerto y arrastran su cuerpo ensangrentado hasta sacarlo de la ciudad.

      3. ¿Qué preguntas responderemos en este capítulo?

      3 ¿Cómo se llegó a este punto tan terrible? ¿Qué aprendemos de lo que pasó con Pablo, Bernabé y la caprichosa multitud de Listra? ¿Cómo pueden los ancianos de congregación imitar la perseverancia de estos dos hombres fieles, que predicaron “con valor gracias a la autoridad de Jehová”? (Hech. 14:3). Veámoslo.

      “Muchísimos judíos y griegos se hicieron creyentes” (Hechos 14:1-7)

      4, 5. ¿Por qué fueron Pablo y Bernabé a Iconio, y qué sucedió allí?

      4 Como vimos, Pablo y Bernabé habían sido expulsados unos días antes de la ciudad romana de Antioquía de Pisidia por culpa de unos judíos que se oponían al mensaje. En vez de desanimarse, “se sacudieron el polvo de los pies” contra aquellas personas insensibles a la verdad (Hech. 13:50-52; Mat. 10:14). Luego se marcharon pacíficamente dejando que respondieran ante Dios por su decisión (Hech. 18:5, 6; 20:26). Sin perder la alegría, caminaron unos 150 kilómetros (100 millas) hacia el sureste, hasta llegar a una fértil meseta entre los montes Tauro y los montes Sultán.

      5 La primera parada fue Iconio, que era una de las principales ciudades de la provincia romana de Galacia y conservaba su cultura griega.a Allí había una gran cantidad de judíos y prosélitos. Pablo y Bernabé, como siempre, fueron a predicar a la sinagoga (Hech. 13:5, 14). “Hablaron de tal manera que muchísimos judíos y griegos se hicieron creyentes” (Hech. 14:1).

      ICONIO, CIUDAD DE LOS FRIGIOS

      Iconio estaba en lo alto de una meseta fértil y bien regada. Era un punto estratégico dentro de una importante ruta comercial entre Siria, Roma, Grecia y la provincia romana de Asia.

      La gente de esa ciudad adoraba a Cibeles, diosa frigia de la fertilidad. Su religión incluía ciertas costumbres que adoptaron cuando estuvieron bajo el control de los griegos. La ciudad cayó bajo el dominio romano en el año 65 antes de nuestra era, y para el tiempo de los apóstoles gozaba de gran prosperidad gracias al comercio y la agricultura. Aunque allí había muchos judíos influyentes, todo indica que Iconio mantuvo su cultura griega. Es más, el libro de Hechos habla de sus residentes judíos y “griegos” (Hech. 14:1).

      Iconio estaba en la frontera entre Licaonia y Frigia, dos regiones de Galacia. Según algunos escritores antiguos, como Cicerón y Estrabón, Iconio era parte de Licaonia, y eso es cierto desde el punto de vista geográfico. Sin embargo, Lucas no dijo que Iconio fuera parte de Licaonia, como sí hizo con otras ciudades. Por eso, algunos críticos dijeron que el libro de Hechos es inexacto. No obstante, en realidad Lucas hizo bien al dar a entender que Iconio era distinta de las ciudades de Licaonia. ¿Por qué? Porque en esas ciudades se hablaba “la lengua licaónica”, pero en 1910 se descubrieron inscripciones en Iconio que probaban que dos siglos después de la visita de Pablo y Bernabé allí todavía se hablaba otro idioma, el frigio (Hech. 14:1-6, 11).

      6. ¿Por qué eran Pablo y Bernabé tan buenos maestros, y cómo podemos imitarlos?

      6 ¿Por qué eran tan buenos maestros Pablo y Bernabé? Pablo era un pozo de sabiduría bíblica. Sabía perfectamente cómo enlazar relatos históricos, citas de la Ley y profecías para probar que Jesús era el Mesías prometido (Hech. 13:15-31; 26:22, 23). Y Bernabé se destacaba por su interés en los demás (Hech. 4:36, 37; 9:27; 11:23, 24). Los dos hablaban “gracias a la autoridad de Jehová” en vez de basarse en su manera de ver las cosas. ¿Cómo puede imitarlos cuando predique? Siguiendo estos pasos: estudie a fondo la Palabra de Dios, seleccione citas bíblicas que capten el interés de la gente, busque formas de consolar a quienes lo escuchan y base siempre sus enseñanzas en la Biblia en vez de en sus opiniones.

      7. a) ¿Qué efecto tienen las buenas noticias en las personas? b) Si algún familiar se opone a que usted le obedezca a Jehová, ¿qué debería recordar?

      7 Lucas señala que en Iconio no todo el mundo aceptó con gusto el mensaje: “Los judíos que no creyeron alborotaron a la gente de las naciones y los pusieron en contra de los hermanos”. Pero Pablo y Bernabé pensaron que lo mejor era quedarse a defender las buenas noticias. El relato dice que “pasaron bastante tiempo hablando con valor”, y el resultado fue que “la gente de la ciudad se dividió: algunos estaban a favor de los judíos y otros a favor de los apóstoles” (Hech. 14:2-4). Hoy, las buenas noticias tienen un efecto parecido en las personas: a unas las unen, a otras las dividen (Mat. 10:34-36). ¿Se oponen algunos de sus familiares a que usted le obedezca a Jehová? En tal caso, recuerde que muchas veces lo hacen porque se creen los rumores infundados o las mentiras descaradas que han oído sobre nosotros. Gracias a la buena conducta de usted, podrían darse cuenta de que esos comentarios son falsos y con el tiempo cambiar de actitud (1 Ped. 2:12; 3:1, 2).

      8. ¿Por qué se fueron Pablo y Bernabé de Iconio, y qué aprendemos de lo que hicieron?

      8 Al cabo de un tiempo, la gente de Iconio que estaba en contra de Pablo y Bernabé tramó un plan para apedrearlos. Pero, en cuanto ellos se enteraron, decidieron irse a predicar a otro lugar (Hech. 14:5-7). Nosotros también procuramos ser prudentes. Cuando nos atacan verbalmente, hablamos con valor (Filip. 1:7; 1 Ped. 3:13-15). Pero, si vemos que va a estallar la violencia, evitamos cometer una imprudencia que nos ponga en peligro innecesariamente a nosotros o a nuestros hermanos (Prov. 22:3).

      Se les predica para que “se vuelvan al Dios vivo” (Hechos 14:8-19)

      9, 10. ¿Dónde estaba la ciudad de Listra, y qué sabemos de sus habitantes?

      9 La siguiente parada fue Listra. Esta colonia romana, situada a 30 kilómetros (20 millas) al suroeste de Iconio, mantenía fuertes lazos con Antioquía de Pisidia, pero en Listra vivían muchos menos judíos. Los habitantes de esta ciudad probablemente hablaban griego, pero su lengua materna era el licaonio. En esta ocasión, Pablo y Bernabé comenzaron a predicar en un lugar público, quizás por no haber sinagoga. Además, Pablo sanó allí a un hombre que había nacido con los pies lisiados, un milagro muy parecido al que había hecho Pedro en Jerusalén (Hech. 14:8-10). Sin embargo, mientras que con el milagro de Pedro muchos se hicieron creyentes, con el de Pablo la gente reaccionó de manera totalmente inesperada (Hech. 3:1-10).

      10 La gente de Listra adoraba a otros dioses. Por eso, en cuanto vieron que aquel hombre se había puesto de pie de un salto, pensaron que Pablo y Bernabé eran dioses. Creyeron que Bernabé era Zeus, el dios supremo de los griegos, y que Pablo era su hijo Hermes, el portavoz de los dioses (vea el recuadro “Listra y el culto a Zeus y Hermes”). Sin embargo, Pablo y Bernabé querían dejarles muy claro que ellos no eran dioses, sino que el que les había dado la autoridad para hablar y el poder para hacer aquel milagro era el único Dios verdadero, Jehová (Hech. 14:11-14).

      LISTRA Y EL CULTO A ZEUS Y HERMES

      La ciudad de Listra se encontraba en un valle fuera de las principales rutas. César Augusto la convirtió en colonia romana y le puso por nombre Julia Felix Gemina Lustra. Tenía una guarnición militar encargada de defender la provincia de Galacia contra las tribus de las montañas. Se regía por las leyes romanas y sus oficiales usaban títulos romanos, pero su cultura seguía siendo más licaónica que romana. Tanto es así que Hechos indica que la gente de Listra hablaba la lengua licaónica.

      Cerca de la antigua Listra, los arqueólogos encontraron una estatua del dios Hermes, inscripciones que mencionan a los “sacerdotes de Zeus” y un altar dedicado a estos dos dioses.

      Algo que nos ayuda a entender mejor el relato de Hechos es una leyenda que puso por escrito el poeta romano Ovidio (43 a. e. c.-17 e. c.). La leyenda cuenta que Júpiter y Mercurio —los dioses romanos equivalentes a los dioses griegos Zeus y Hermes— visitaron el montañoso país de Frigia disfrazados de mortales. Aunque pidieron en mil casas que les dejaran pasar la noche, todo el mundo los rechazó excepto una pareja de ancianos llamados Filemón y Baucis, quienes los recibieron en su humilde chocita. Por eso, los dos dioses transformaron su chocita en un templo de mármol y oro, convirtieron al matrimonio en sus sacerdotes y destruyeron las casas de quienes se negaron a hospedarlos. Cierta obra explica: “Si la gente de Listra pensó en esa leyenda cuando vio a Pablo y Bernabé curar al hombre lisiado, no es de extrañar que quisiera darles la bienvenida ofreciéndoles sacrificios” (The Book of Acts in Its Graeco-Roman Setting).

      Pablo y Bernabé rechazando las alabanzas de la gente de Listra. La gente está tocando música, preparando sacrificios e inclinándose ante ellos dos.

      “Estamos predicándoles [...] para que abandonen estas cosas inútiles y se vuelvan al Dios vivo, el que hizo el cielo, la tierra, el mar y todas las cosas” (Hechos 14:15).

      11-13. a) ¿Qué le dijeron Pablo y Bernabé a la gente de Listra? b) ¿Qué lección nos enseña lo que dijeron Pablo y Bernabé?

      11 A pesar de la reacción de la gente, Pablo y Bernabé buscaron la mejor forma de llegarle al corazón. Dijeron: “Señores, ¿por qué hacen esto? Nosotros también somos humanos y tenemos las mismas debilidades que ustedes. Estamos predicándoles las buenas noticias para que abandonen estas cosas inútiles y se vuelvan al Dios vivo, el que hizo el cielo, la tierra, el mar y todas las cosas que hay en ellos. En el pasado, él permitió que cada nación siguiera su camino, aunque no dejó de dar testimonio de sí mismo haciendo cosas buenas. Les dio lluvias del cielo y cosechas abundantes, les dio suficiente comida y llenó sus corazones de alegría” (Hech. 14:15-17). Este pasaje registrado por Lucas nos enseña varias lecciones sobre cómo predicarles a quienes no son cristianos.

      12 ¿Cuál es la primera lección? Pues bien, fijémonos en que Pablo y Bernabé no los trataron como si ellos se creyeran superiores. En vez de hacerse pasar por algo que no eran, admitieron humildemente que también eran humanos y tenían limitaciones como ellos. Es cierto que habían sido liberados de las enseñanzas falsas, que habían recibido el espíritu santo y que tenían la esperanza de reinar en el cielo con Cristo. Pero sabían que la gente de Listra recibiría esas mismas bendiciones si obedecía a Cristo.

      13 Y nosotros, ¿qué pensamos de la gente a la que le predicamos? ¿Entendemos que son iguales a nosotros? Si las personas a las que les enseñamos la Palabra de Dios comienzan a alabarnos, ¿tratamos de impedírselo, tal y como hicieron Pablo y Bernabé? Charles Russell, que dirigió la obra a finales del siglo diecinueve y principios del veinte, también nos dejó un buen ejemplo al respecto. Aunque este hermano era un excelente maestro, en cierta ocasión escribió: “No deseamos que se nos dé honra ni reverencia, ni a nosotros mismos ni a lo que escribimos; tampoco deseamos que se nos llame reverendo o rabí”. Sin duda, era tan humilde como Pablo y Bernabé. Cuando predicamos, nuestro objetivo tampoco es recibir gloria, sino ayudar a las personas para que “se vuelvan al Dios vivo”.

      14-16. ¿Qué otras dos lecciones nos enseña lo que dijeron Pablo y Bernabé en Listra?

      14 Veamos la segunda lección que nos enseña este pasaje. Pablo y Bernabé se adaptaron a su público. Los judíos y prosélitos de Iconio tenían conocimientos sobre las Escrituras y la relación de Dios con Israel, pero los habitantes de Listra prácticamente no sabían nada de esto. De lo que sí sabían era de agricultura. Su ciudad tenía un buen clima y estaba rodeada de campos fértiles. Así que se les haría fácil ver las cualidades de Dios en cosas como las épocas de cosechas abundantes, y por eso Pablo y Bernabé usaron esta información para predicarles (Rom. 1:19, 20).

      15 Y nosotros, ¿podemos adaptarnos, igual que ellos, a nuestro público? Aunque el agricultor plante las mismas semillas en varios campos, no siempre puede usar los mismos métodos para preparar el suelo. Hay terrenos que ya de por sí son blandos y están listos para la siembra, mientras que otros requieren más trabajo. Lo mismo pasa en la predicación. La semilla siempre es la misma: el mensaje del Reino, que está en la Palabra de Dios. Pero, igual que Pablo y Bernabé, tendremos en cuenta las circunstancias y creencias de la gente, y usaremos esa información para adaptar nuestras presentaciones (Luc. 8:11, 15).

      16 La tercera lección es que no debemos desesperarnos si la gente no responde a la verdad. ¿Por qué? Porque, por mucho que nos esforcemos, lo que sembremos puede caer en terreno rocoso o alguien puede arrancarlo (Mat. 13:18-21). Como más tarde les escribió Pablo a los cristianos de Roma, “cada uno de nosotros rendirá cuentas de sí mismo a Dios”, y esto incluye a cualquiera con el que hablamos de la Biblia (Rom. 14:12).

      “Los dejaron al cuidado de Jehová” (Hechos 14:20-28)

      17. ¿Adónde fueron Pablo y Bernabé cuando salieron de Derbe, y por qué?

      17 Como vimos antes, la gente de Listra apedreó a Pablo, lo dieron por muerto, lo arrastraron hasta sacarlo de la ciudad y lo dejaron allí tirado. ¿Qué pasó después? Los discípulos se juntaron a su alrededor, él se levantó y entró en la ciudad para pasar allí la noche. Al día siguiente, salió de viaje con Bernabé hacia Derbe, a una distancia de 100 kilómetros (60 millas). Tuvo que hacer el viaje muy adolorido, pero poquito a poquito llegaron a su destino. Allí, en Derbe, hicieron “una buena cantidad de discípulos”. Luego, en vez de tomar el camino más corto de regreso a Antioquía de Siria, “volvieron a Listra, Iconio y Antioquía” de Pisidia. ¿Para qué regresaron a estas localidades? Para fortalecer “a los discípulos animándolos a permanecer en la fe” (Hech. 14:20-22). Así que antepusieron los intereses de las congregaciones a los suyos. ¡Qué ejemplo de sacrificio! En la actualidad, muchos misioneros y superintendentes viajantes han imitado su ejemplo.

      18. ¿Cómo se nombra a los ancianos?

      18 Además de fortalecer a los discípulos con sus palabras y su buen ejemplo, Pablo y Bernabé “nombraron ancianos en cada congregación”. Notemos que, aunque habían sido “enviados por el espíritu santo”, de todas maneras oraron y ayunaron cuando “dejaron al cuidado de Jehová” a esos ancianos (Hech. 13:1-4; 14:23). En la actualidad se sigue un método muy parecido. Antes de que un cuerpo de ancianos recomiende el nombramiento de un hermano, primero ora y luego examina si el hermano reúne los requisitos bíblicos (1 Tim. 3:1-10, 12, 13; Tito 1:5-9; Sant. 3:17, 18; 1 Ped. 5:2, 3). Lo más importante no es cuánto tiempo lleva en la verdad. Más bien, conviene fijarse en su forma de hablar y actuar, así como en su reputación, para saber hasta qué grado deja que el espíritu santo guíe su vida. El hermano estará capacitado para ser pastor del rebaño siempre y cuando cumpla con las condiciones que establece la Biblia (Gál. 5:22, 23). El superintendente de circuito tiene la responsabilidad de hacer estos nombramientos (compare con 1 Timoteo 5:22).

      19. ¿De qué están conscientes los ancianos, y cómo imitan a Pablo y Bernabé?

      19 Los ancianos están conscientes de que tienen que rendir cuentas ante Dios por la forma en que traten a la congregación (Heb. 13:17). Al igual que Pablo y Bernabé, nos ponen el ejemplo en la predicación, fortalecen a los hermanos con sus palabras y están dispuestos a sacrificarse por el bien de la congregación (Filip. 2:3, 4).

      20. ¿Qué efecto tiene en nosotros enterarnos del trabajo que hacen nuestros fieles hermanos?

      20 Cuando Pablo y Bernabé finalmente regresaron a Antioquía de Siria, “contaron todas las cosas que Dios había hecho mediante ellos” y también “que él les había abierto a las naciones la puerta de la fe” (Hech. 14:27). Hoy día, al enterarnos de todo el trabajo que hacen nuestros fieles hermanos y de las bendiciones que Jehová les da, ¿verdad que nos entran más ganas de continuar “hablando con valor gracias a la autoridad de Jehová”?

      a Vea el recuadro “Iconio, ciudad de los frigios”.

  • Hablaron “con valor gracias a la autoridad de Jehová”
    Demos “un testimonio completo sobre el Reino de Dios”
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