Y se le concedió hacer guerra contra los santos y vencerlos, y se le dio autoridad sobre toda tribu y pueblo y lengua y nación.

(Revelación 13:5-

Así, desde fines de 1914 hasta 1918, mientras las naciones en guerra se desgarraban unas a otras como bestias salvajes, a los ciudadanos de estas naciones se les presionó para que adoraran a la bestia salvaje, participaran en la religión del nacionalismo, hasta estar dispuestos a morir por su país. Presiones de ese tipo significaron sufrimiento intenso para muchos ungidos, que creían que sobre todo debían obediencia a Jehová Dios y su Hijo, Cristo Jesús. (Hechos 5:29.) Sus pruebas culminaron en junio de 1918, cuando se les ‘venció’. En los Estados Unidos, varios directores prominentes y otros representantes de la Sociedad Watch Tower fueron enviados injustamente a prisión, y se causó gran estorbo a la predicación organizada de sus hermanos cristianos. La bestia salvaje, con autoridad “sobre toda tribu y pueblo y lengua y nación”, se esforzó por suprimir la obra de Dios por todo el mundo.