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Respuesta a la llamada de MicronesiaLa Atalaya 1987 | 15 de noviembre
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Roger, nativo de Hawai, recuerda lo que le sucedió cuando vino a Belau, 13 años atrás. “Cuando un ama de casa dijo: ‘Soy católica’, lo único que pude decirle en palau fue: ‘¿Por qué?’” El ama de casa entonces le respondió con una larga explicación. “No entendí ni una palabra de lo que dijo. Cuando concluyó, usé la única otra palabra que sabía: ‘Gracias’, ¡y me fui!”
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Respuesta a la llamada de MicronesiaLa Atalaya 1987 | 15 de noviembre
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Los misioneros de Ponape, Truk y Belau usan sus propias embarcaciones para testificar en las islas. Puesto que en la mayoría de estas no hay muelles, con frecuencia los misioneros tienen que llegar a tierra vadeando por lodo que les llega hasta las rodillas. La mayoría de los isleños son amigables y acogen bien a los visitantes: extienden alfombras tejidas ante ellos y les sirven agua de coco fresca. Llaman a toda la familia, y todos escuchan atentamente. Porque muchos isleños no tienen dinero, no es raro que después de dos o tres días los publicadores regresen con su embarcación cargada de frutas que han recibido a cambio de literatura bíblica.
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Respuesta a la llamada de MicronesiaLa Atalaya 1987 | 15 de noviembre
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Roger, allá en Belau, comenta: “Se nos ha bendecido con un nuevo Salón del Reino y con publicadores leales”.
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