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BeliceAnuario de los testigos de Jehová 2010
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DE ACÉRRIMO OPOSITOR A CRISTIANO FIEL
El celoso grupo recién formado en San Antonio continuaba progresando. De repente, sin embargo, los Cardoza recibieron una carta del ayuntamiento local en la que se les ordenaba salir del pueblo. Poco antes, tras haber pagado una tarifa de solicitud, Frank había obtenido el permiso del ayuntamiento para quedarse. Pero ahora, un hombre importante del pueblo estaba decidido a que los Cardoza fueran echados de allí. En una de las reuniones del ayuntamiento, tres estudiantes de Frank hablaron en su favor. Luego intervino el señor que alquilaba la casa al matrimonio Cardoza y dijo a los miembros del ayuntamiento que, si los desalojaban, el alquiler se lo cobraría a ellos. A continuación, Frank presentó una carta del Departamento de Catastro, la cual señalaba que al inquilino de una propiedad privada no se le podía echar. Finalmente, el ayuntamiento concedió a los Cardoza el permiso para quedarse.
El hombre interesado en que se echara a los Cardoza, Basilio Ah, era un ex alcalde que aún tenía mucha influencia política y se valía de ella para atacar por cualquier medio a los Testigos de la localidad. Cuando el grupito de hermanos quiso conseguir una propiedad para construir un Salón del Reino, les advirtió que jamás construirían un salón en San Antonio. A pesar de eso, los hermanos adquirieron un terreno y edificaron un Salón del Reino que, si bien era sencillo, también se veía bonito. La dedicación se celebró en diciembre de 1998 y, aunque parezca increíble, Basilio estaba entre los invitados. ¿Qué había sucedido?
Dos de los hijos de Basilio eran casados y tenían problemas familiares. Aunque él había pedido dos veces en su iglesia que les dieran ayuda, nunca la recibieron. Pero después sus hijos comenzaron a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová. La esposa de Basilio, María, notó que estaban cambiando para bien y que su vida familiar estaba mejorando. Así que ella también pidió un estudio bíblico con los Testigos.
“Yo de veras quería conocer a Jehová —comenta María—, y le dije a mi esposo que deberíamos ir al Salón del Reino para saber más de Dios.” Pero a Basilio no le fue fácil, pues tenía que desarraigar de él la fuerte aversión que sentía por los Testigos y, en particular, por Frank Cardoza, al que se refería como “el extranjero ese”. No obstante, los cambios positivos que estaban haciendo sus hijos al aplicar los principios bíblicos le impresionaron tanto que decidió conocer por sí mismo a los Testigos. Tras unas cuantas conversaciones aceptó un estudio bíblico. ¿Y quién se lo iba a dirigir? Ni más ni menos que “el extranjero ese”, sí, Frank Cardoza.
“Había sido católico por sesenta años y solía ofrecer incienso a las imágenes de la iglesia —recuerda Basilio—. Sin embargo, lo que ahora estaba aprendiendo de Jehová se encontraba en su propio libro, la Biblia, y eso cambió mi forma de pensar. Me avergüenza la manera en que traté a Frank Cardoza, quien hoy es mi hermano. Reconozco que obré mal, pero es que defendía con fervor las cosas que, según yo pensaba, eran lo mejor para mi pueblo y mi religión. Finalmente abandoné las tradiciones mayas relacionadas con la curación espiritista —tan común en nuestros pueblos— y renuncié a mi participación en los movimientos políticos mayas.” En la actualidad, Basilio y María Ah son publicadores bautizados que sirven felices a Jehová.
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[Ilustración de la página 240]
María y Basilio Ah
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