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BenínAnuario de los testigos de Jehová 1997
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El vudú contra Jehová
Dogbo-Tindé Ogoudina observó de lejos lo que ocurrió. Era vendedora de telas, y tenía un negocio frente al hogar del hermano Houénou. También era la secretaria del convento fetichista de Porto-Novo. Quedó tan impresionada por la conducta de los Testigos ante la oposición, que se interesó en el mensaje del Reino. Pronto se convirtió en el blanco de la acalorada oposición de los sacerdotes fetichistas. El principal sacerdote fetichista proclamó que ella moriría en siete días por haberse puesto de parte de los Testigos. Recurrió a la brujería con el fin de que se cumpliera su predicción.
Aunque los espíritus inicuos han asesinado a algunas personas, la hermana Ogoudina no se dejó intimidar. Dijo: “Si es el fetiche quien ha hecho a Jehová, moriré; pero si Jehová es el Dios Supremo, entonces él vencerá al fetiche”. Durante la noche del sexto día, los sacerdotes fetichistas sacrificaron cabras y recitaron ensalmos a su fetiche: Gbeloko. Cortaron una planta de banano, la vistieron de blanco y la arrastraron por el piso para simbolizar la muerte de la hermana. Después de tales ritos, estaban tan seguros del resultado, que declararon en público que la hermana Ogoudina ya estaba muerta. ¿Qué sucedió por la mañana?
La hermana Ogoudina estaba exactamente donde solía estar casi todas las mañanas: vendiendo telas en el mercado. No había muerto; estaba llena de vida. Se envió inmediatamente a un grupo de representantes al principal sacerdote fetichista de Porto-Novo para decirle lo que había ocurrido, o, mejor dicho, lo que no había ocurrido. Este se enfureció porque su hechizo no había surtido efecto. Como sabía que el incidente socavaría su influencia sobre la gente, partió de Porto-Novo hacia Cotonou con un objetivo: encontrar a la hermana Ogoudina y matarla. Los hermanos sabían que se iba a armar un lío, de modo que la ayudaron a cerrar su pequeño negocio y la llevaron a un lugar seguro.
Después de ocultarla por una semana, el hermano Houénou alquiló un automóvil y la paseó por toda la ciudad de Porto-Novo para que todos vieran que estaba viva. Como los automóviles aún eran raros en África en 1949, no pasaban inadvertidos. El hermano Houénou se aseguró de que el mayor número posible de personas la viera; luego, terminaron su recorrido en la puerta del convento fetichista al que ella asistía antes. La hermana salió del vehículo y proclamó a oídos de todos los presentes que, pese a que el principal sacerdote fetichista le había lanzado un maleficio para que muriera, Jehová, el Dios de ella, había salido victorioso. Había demostrado ser “una torre fuerte” para ella. (Pro. 18:10.) A pesar de su mala salud, continuó sirviendo fielmente a Jehová hasta el final de sus días. Su postura valerosa ayudó a otros fetichistas a liberarse de la esclavitud al espiritismo.
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BenínAnuario de los testigos de Jehová 1997
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Al acercarse la época de la Conmemoración de 1949, se programó un discurso especial en Porto-Novo, al que asistieron más de mil quinientas personas interesadas. No obstante, la noticia desagradó al clero, y este volvió a predisponer a las autoridades en contra de los hermanos; como consecuencia, hubo diez arrestados.
Más tarde, un hermano informó: “Los hermanos estuvieron bajo custodia varios días, y cuando se les puso en libertad, recibieron una firme advertencia de ‘no enseñar ni predicar en ese nombre’. Esa oposición permitió que los hermanos dieran testimonio ante ‘reyes y gobernantes’ y hablaran de la esperanza que abrigan”. (Compárese con Hechos 4:17.)
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