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¿Puede usted creer en la Biblia?La Atalaya 1990 | 1 de febrero
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¿Puede usted creer en la Biblia?
“SE PUEDE decir sin temor a equivocarse que si uno halla a alguien que rechaza la evolución esa persona es ignorante, estúpida o demente.” ¿Qué efecto tienen en usted esas palabras del biólogo Richard Dawkins? Si usted cree en la Biblia, lo más seguro es que acepte que hubo creación, y rechace la teoría evolucionista. ¿Significa eso que, por creer en la Biblia, usted es ignorante, estúpido o demente?
Además, considere la siguiente declaración: “Doctos en el Nuevo Testamento han establecido fuera de duda razonable que el Jesús de los documentos cristianos primitivos es hasta cierto grado un producto de la imaginación cristiana”. El periódico The Weekend Australian citó esas palabras del Dr. Robert W. Funk, catedrático de estudios religiosos y autor de varios libros sobre interpretación religiosa.
El Dr. Funk inició un proyecto llamado el Seminario de Jesús, un grupo de más de cien escriturarios que escudriñaron juntos los dichos de Jesús como se encuentran en la Biblia. Entre otras cosas concluyeron que Jesús no compuso el padrenuestro; que Jesús no dijo que los mansos heredarían la Tierra ni que los pacíficos serían llamados hijos de Dios; y que no dijo: “Yo soy la resurrección y la vida. El que ejerce fe en mí [...] no morirá jamás”. (Juan 11:25, 26; Mateo 5:5, 9; 6:9, 10.)
Aunque esas conclusiones pudieran sorprenderle, no son raras. Son producto de la crítica bíblica moderna, y por mucho tiempo se han estado enseñando en seminarios religiosos ideas similares. Puede que usted se haya acostumbrado a oír a científicos contradecir la Biblia. Pero cuando líderes religiosos cuestionan la veracidad del registro bíblico, tal vez se pregunte si es tiempo de volver a examinar su propia postura al respecto. ¿Es lógico creer en la Biblia cuando es obvio que tantos eruditos del campo de la religión no creen en ella?
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¿Han probado que sea falsa la Biblia?La Atalaya 1990 | 1 de febrero
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Presuposiciones dudosas
Como ejemplo de una declaración aparentemente autoritativa de un crítico de la Biblia, considere lo que dijo S. R. Driver acerca del libro de Daniel. Tradicionalmente se ha creído que Daniel mismo escribió ese libro en Babilonia en el siglo VI a.E.C. (Daniel 12:8, 9.) Pero el señor Driver afirmó que se había escrito mucho tiempo después. ¿Por qué? Una de sus “pruebas” fue que el libro contiene palabras griegas, y Driver sostuvo: “Puede afirmarse con toda confianza que estas palabras no pudieran haberse utilizado en el Libro de Daniel a menos que se hubiera escrito después de la difusión de las influencias griegas en Asia por las conquistas de Alejandro Magno”. Alejandro realizó sus conquistas alrededor del año 330 a.E.C.
La declaración del señor Driver no pudiera ser más categórica. Sin embargo, para apoyarla menciona solamente tres palabras griegas, y las tres son nombres de instrumentos musicales. (Daniel 3:5.) Puesto que los griegos estuvieron en contacto estrecho con el Asia occidental desde temprano en la historia registrada, ¿cómo puede alguien sostener válidamente que no se usaban instrumentos musicales con nombres griegos en Babilonia en el siglo VI a.E.C.? ¡Qué floja base para cuestionar el tiempo y la autoría del libro de Daniel!
Otro ejemplo es el trato que se da a los primeros cinco libros de la Biblia. Tradicionalmente se dice que Moisés escribió la mayor parte de ellos alrededor de 1500 a.E.C. No obstante, ciertos críticos alegan que notan diferentes estilos de escritura en esos libros. También señalan que a veces se hace referencia a Dios por su nombre, Jehová, y otras veces por la palabra hebrea para “Dios”. De esas observaciones deducen que esos libros de la Biblia son en realidad una fusión de documentos que se escribieron en períodos diferentes y fueron puestos en forma final algún tiempo después de 537 a.E.C.
Muchísimas personas son partidarias de esa teoría; con todo, nadie ha explicado por qué no podía Moisés llamar al Creador tanto Dios como Jehová. Nadie ha probado que no podía variar de estilo si trataba asuntos diferentes, escribía en períodos diferentes de su vida o utilizaba fuentes escritas anteriormente. Por otra parte, como dijo John Romer en su libro Testament—The Bible and History: “Una objeción fundamental a todo este método de análisis es que hasta la fecha no se ha hallado ni un solo trozo de texto antiguo que pruebe la existencia de los hilos teóricos de textos diferentes que tanto estima la erudición moderna”.
Una suposición básica de muchos críticos de la Biblia se explica en la Cyclopedia de McClintock y Strong: “Los investigadores [...] parten de la suposición de que los hechos de la historia que hay tras las narraciones son hechos puramente naturales, de índole parecida a la de otros hechos que conocemos. [...] ¿Declara un escritor como hecho algún suceso que esté fuera del campo de las leyes conocidas de la Naturaleza? Entonces [...] el supuesto suceso no [tuvo] lugar”.
Esto lleva a muchos a suponer que los milagros no pudieran haber sucedido, pues están fuera del campo de las leyes conocidas de la naturaleza. Además, no podría haber profecías de largo alcance, pues los humanos no pueden ver el futuro lejano. Cualquier milagro tendría que ser una leyenda o un mito. Toda profecía que obviamente se hubiera cumplido tendría que haberse escrito después de los sucesos del cumplimientoa. Por consiguiente, algunos sostienen que las profecías del libro de Daniel se habían cumplido para el siglo II a.E.C. y que, por lo tanto, el libro tiene que haberse escrito entonces.
Pero este tipo de presuposición depende de la creencia fundamental de que Dios no existe o, si existe, nunca interviene en la historia humana.
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