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  • Se producen publicaciones bíblicas para uso en el ministerio
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Se suministra información impresa a los primeros Estudiantes de la Biblia

      Uno de los primeros artículos escritos por C. T. Russell apareció en 1876 en la publicación Bible Examiner (El escrutador de la Biblia), dirigida por George Storrs, de Brooklyn (Nueva York). Tras asociarse con N. H. Barbour, de Rochester (Nueva York), el hermano Russell financió la publicación del libro Three Worlds (Tres mundos) y del periódico Herald of the Morning (El Heraldo de la Mañana), fue codirector de este periódico y se valió de sus prensas para publicar, en 1877, el folleto The Object and Manner of Our Lord’s Return (El objeto y manera de la vuelta del Señor). El hermano Russell tenía una mente aguda para los asuntos espirituales y también para los negocios, pero Barbour era el experto en composición tipográfica.

      Sin embargo, cuando Barbour repudió el valor expiatorio del sacrificio redentor de Jesucristo, el hermano Russell se separó de él. Así que cuando Russell emprendió la publicación de Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence (La Torre del Vigía de Sión y Heraldo de la Presencia de Cristo) en 1879, tuvo que encargar el trabajo a impresores comerciales.

      Al año siguiente se preparó la publicación del primero de una larga serie de tratados concebidos para atraer la atención del público a las verdades bíblicas. Esta obra adquirió grandes proporciones en muy poco tiempo. Para atenderla, se formó la Zion’s Watch Tower Tract Society (Sociedad de Tratados La Torre del Vigía de Sión) el 16 de febrero de 1881, con W. H. Conley de presidente y C. T. Russell de secretario-tesorero. Se acordó encomendar la impresión a firmas comerciales de distintas ciudades de Pensilvania, Nueva York y Ohio, así como de Gran Bretaña. En 1884 se constituyó legalmente la Zion’s Watch Tower Tract Societya con C. T. Russell en la presidencia, y sus estatutos revelaron que sería más que solamente una editorial. Su verdadero fin era religioso; se la había constituido para ‘difundir las verdades bíblicas en diversos idiomas’.

      ¡Con qué entusiasmo se procuró alcanzar aquel objetivo! En 1881, en un período de cuatro meses, se publicaron 1.200.000 tratados, un total aproximado de 200.000.000 de páginas. (Muchos de aquellos “tratados” en realidad tenían formato de libros pequeños.) Posteriormente, la producción de tratados bíblicos para distribución gratuita se elevó a decenas de millones año tras año. Se imprimieron en unos treinta idiomas y se repartieron, no solo en Estados Unidos, sino también en Europa, Sudáfrica, Australia y otros lugares.

      Otro aspecto de la obra empezó en 1886 al terminarse de redactar The Divine Plan of the Ages (El Plan Divino de las Edades), el primero de una serie de seis tomos escritos personalmente por el hermano Russell. Para la publicación de los primeros cuatro tomos de la serie (1886-1897), así como de los tratados y de la Watch Tower en el período de 1887 a 1898, el hermano Russell se valió de la empresa Tower Publishing Company.b Con el tiempo, los hermanos de la Casa Bíblica de Pittsburgh realizaron la composición tipográfica. Para reducir los gastos, también compraban el papel que necesitaban. En cuanto a la impresión y encuadernación propiamente dichas, el hermano Russell a menudo utilizaba varias empresas. Hacía planes cuidadosos y pedía con suficiente antelación lo necesario a fin de conseguir precios favorables. Desde el año en que salió a la luz el primer tomo que escribió C. T. Russell hasta 1916 inclusive, se produjeron y distribuyeron 9.384.000 ejemplares de aquellos seis tomos.

      La publicación de literatura bíblica no cesó con la muerte del hermano Russell. Al año siguiente se imprimió el séptimo tomo de Studies in the Scriptures (Estudios de las Escrituras). Este libro se presentó a la familia de Betel el 17 de julio de 1917. Fue tal la demanda que para finales de aquel año la Sociedad había pedido 850.000 ejemplares en inglés a impresores y encuadernadores comerciales. En Europa se producían ediciones en otros idiomas. Además, aquel mismo año se imprimieron unos 38 millones de tratados.

      Luego, durante un período de intensa persecución en 1918 y mientras miembros de la directiva de la Sociedad se hallaban injustamente encarcelados, su oficina central (que se hallaba en Brooklyn [Nueva York]) fue desmantelada. Se destruyeron los clichés usados para la impresión. El personal, que había quedado bastante reducido, trasladó nuevamente las oficinas a Pittsburgh, al tercer piso de un edificio situado en el 119 de la calle Federal. ¿Pondría esto fin a su producción de literatura bíblica?

      ¿Deberían imprimir ellos mismos?

      En 1919, cuando el presidente de la Sociedad, J. F. Rutherford, y sus compañeros salieron de prisión, los Estudiantes de la Biblia se reunieron en Cedar Point (Ohio). Analizaron lo que Dios había permitido que ocurriera durante el año anterior y lo que su Palabra indicaba que deberían hacer en los días venideros. Se anunció la publicación de una nueva revista titulada The Golden Age (La edad de oro), instrumento que serviría para señalar al Reino de Dios como la única esperanza de la humanidad.

      La Sociedad encomendó la impresión de la revista a una firma comercial, como había hecho en el pasado. Pero los tiempos habían cambiado. Existían dificultades de tipo laboral en la industria tipográfica y problemas en el mercado del papel. Tenían que utilizar un sistema más seguro. Los hermanos oraron sobre el particular y esperaron la guía del Señor.

      En primer lugar, ¿dónde deberían situar las oficinas de la Sociedad? ¿Deberían trasladar la oficina central otra vez a Brooklyn? La junta directiva de la Sociedad estudió el asunto y nombró un comité para que se encargara de la situación.

      El hermano Rutherford le dijo a C. A. Wise, vicepresidente de la Sociedad, que fuera a Brooklyn y viera qué posibilidad había de reabrir Betel y arrendar algún local donde pudieran empezar a imprimir. Deseoso de saber qué camino contaría con la bendición divina, el hermano Rutherford le dijo: “Vaya y vea si es la voluntad del Señor que volvamos a Brooklyn”.

      “¿Cómo podré determinar si es la voluntad del Señor que volvamos o no?”, preguntó el hermano Wise.

      “Fue el no poder conseguir suministros de carbón en 1918 lo que nos obligó a salir de Brooklyn y regresar a Pittsburghc —respondió el hermano Rutherford—. Hagamos la prueba con el carbón. Vaya y pida carbón.”

      “¿Cuántas toneladas cree usted que debo pedir para hacer la prueba?”

      “Pues, haga una buena prueba —recomendó el hermano Rutherford—. Pida quinientas toneladas.”

      Eso fue exactamente lo que el hermano Wise hizo. ¿Y cuál fue el resultado? A su solicitud, las autoridades le otorgaron un certificado por 500 toneladas de carbón, suficiente para cubrir las necesidades durante un buen número de años. No obstante, ¿dónde lo pondrían? Grandes secciones del sótano del Hogar Betel fueron convertidas en depósitos de carbón.

      El resultado de esta prueba se consideró una señal inequívoca de la voluntad de Dios. El 1 de octubre de 1919 los hermanos reanudaron sus actividades desde Brooklyn.

      Ahora bien, ¿deberían imprimir ellos mismos? Intentaron comprar una prensa rotativa para imprimir revistas, pero les dijeron que solo había unas cuantas en Estados Unidos y que sería imposible conseguir una en muchos meses. Sin embargo, estaban convencidos de que si esa era la voluntad del Señor, él les abriría el camino. ¡Y lo hizo!

      Solo unos meses después de su regreso a Brooklyn, los hermanos lograron comprar una rotativa. Arrendaron tres pisos de un edificio situado a ocho manzanas del Hogar Betel, en el  35 de la avenida Myrtle. Hacia principios de 1920 la Sociedad poseía su propia imprenta, que era pequeña, pero estaba bien equipada. Algunos hermanos con suficiente experiencia en el manejo del equipo se ofrecieron para ayudar a hacer el trabajo.

      El número de The Watch Tower del 1 de febrero de aquel año salió de la prensa de la Sociedad. Para abril también imprimían The Golden Age en su propia imprenta. A finales del año, gustosamente se anunció en The Watch Tower: “Durante la mayor parte del año todo el trabajo de impresión de THE WATCH TOWER, THE GOLDEN AGE y muchos de los folletos ha sido realizado por manos consagradas, con un solo motivo dirigiendo sus acciones: el amor al Señor y a su causa de justicia. [...] Cuando diferentes periódicos y publicaciones se vieron precisados a suspender su impresión por la escasez de papel o por problemas laborales, nuestras publicaciones siguieron saliendo normalmente”.

      El espacio de la fábrica era bastante limitado, pero la cantidad de trabajo que se hacía era asombrosa. La tirada regular de The Watch Tower era de 60.000 ejemplares por número. The Golden Age se imprimía allí también, y durante su primer año de publicación hubo un número especial, el del 29 de septiembre. En él se desenmascaró detalladamente a los responsables de la persecución lanzada contra los Estudiantes de la Biblia entre 1917 y 1920. ¡Se imprimieron cuatro millones de ejemplares! Uno de los prensistas dijo después: ‘Todos, con excepción del cocinero, tuvimos que trabajar para sacar ese número’.

      No llevaban un año utilizando la rotativa de las revistas cuando el hermano Rutherford preguntó a los hermanos si sería posible utilizarla también para imprimir folletos. Al principio la idea no pareció factible. Los fabricantes de la prensa dijeron que no se podía. Pero los hermanos lo intentaron, y lo lograron. Además, inventaron su propia plegadora y así redujeron de doce a dos el personal requerido para aquella operación. ¿Cuál fue la razón de su éxito? “La experiencia y la bendición del Señor”, dijo en resumen el director de la fábrica.

      No obstante, Brooklyn no era el único lugar donde se imprimía. Desde una dependencia situada en Michigan se supervisaba la impresión de ediciones en algunos idiomas extranjeros. Para satisfacer las exigencias de dicho trabajo, en 1921 la Sociedad instaló una linotipia, varias prensas y demás equipo necesario en Detroit (Michigan). Allí se imprimía en polaco, ruso, ucraniano y en otros idiomas.

      Aquel mismo año se publicó en inglés el libro El Arpa de Dios, escrito en un estilo a propósito para los que empezaban a estudiar la Biblia. Hasta 1921 la Sociedad no había intentado imprimir y encuadernar sus propios libros. ¿Deberían tratar de emprender aquella tarea también? Los hermanos buscaron de nuevo la dirección del Señor.

      Hermanos dedicados imprimen y encuadernan

      En 1920 The Watch Tower había informado que muchos repartidores se habían visto obligados a abandonar aquel servicio porque los impresores y encuadernadores no habían podido despachar los pedidos de la Sociedad. Los hermanos de la oficina central juzgaron que si lograban independizarse de los empresarios, con todos sus problemas laborales, estarían en mejores condiciones de dar un testimonio más extenso tocante al propósito de Dios para la humanidad. Si imprimían y encuadernaban sus propios libros, sería más difícil que los opositores obstaculizaran la obra. Y con el tiempo esperaban poder disminuir el costo de los libros para hacerlos más asequibles al público.

      Pero aquello requiriría más espacio y maquinaria, y los hermanos tendrían que aprender nuevas técnicas. ¿Lo lograrían? Robert J. Martin, superintendente de la fábrica, recordó que, en los días de Moisés, Jehová había ‘llenado a Bezalel y Oholiab de sabiduría de corazón para hacer toda la obra’ necesaria para la construcción del tabernáculo sagrado. (Éxo. 35:30-35.) Pensando en aquel relato, el hermano Martin estaba seguro de que Jehová también haría lo que fuera necesario para que sus siervos publicaran libros que anunciaran el Reino.

      Después de meditar y orar mucho los planes empezaron a concretarse de modo definitivo. Recordando lo ocurrido, el hermano Martin después escribió lo siguiente al hermano Rutherford: “El día en que nos preguntó si había alguna buena razón para que no imprimiéramos y encuadernáramos nuestros propios libros fue el más grande de todos. La idea nos dejó atónitos, pues implicaba la instalación de una planta completa de composición, galvanotipia, impresión y encuadernación; el manejo de más de una veintena de máquinas nuevas, la mayoría de las cuales ni siquiera sabíamos que existían, y la necesidad de aprender más de una docena de oficios. Pero parecía la mejor manera de afrontar los elevados precios de los libros después de la guerra.

      ”Usted arrendó el edificio de seis plantas del 18 de la calle Concord (con inquilinos en dos de los pisos), y el 1 de marzo de 1922 nos mudamos allí. Nos compró un equipo completo de máquinas de composición, galvanotipia, impresión y encuadernación, en su mayoría nuevas, y algunas de segunda mano; y comenzamos el trabajo.

      ”Una importante editorial que había estado realizando gran parte de nuestro trabajo se enteró de lo que estábamos haciendo y su gerente vino a vernos. Al ver el equipo nuevo dijo con tono pesimista: ‘Miren, ustedes tienen un establecimiento impresor de primera clase en sus manos, y no hay nadie en este lugar que sepa nada en cuanto a qué hacer con él. En seis meses todo esto será un montón de hierro viejo; y verán que los que deben imprimir para ustedes son los que siempre lo han hecho y que están en el oficio’.

      ”Sus palabras parecían lógicas, pero no tomaban en cuenta al Señor; y él ha estado siempre con nosotros. Cuando empezamos a encuadernar, nos envió a un hermano que [había] trabajado toda la vida en encuadernación. Nos fue de gran utilidad cuando más lo necesitábamos. Con su ayuda, y con el espíritu del Señor actuando en los hermanos que se esforzaban por aprender, en poco tiempo estábamos haciendo libros.”

      La amplitud de la fábrica de la calle Concord permitió combinar los trabajos de impresión de Detroit con los de Brooklyn. En su segundo año en este lugar los hermanos producían el 70% de los libros y folletos necesarios, sin contar las revistas, los tratados y las hojas sueltas. Al año siguiente el trabajo había aumentado tanto que tuvieron que ocupar los dos pisos restantes de la fábrica.

      ¿Sería posible acelerar la producción de los libros? Especialmente con ese propósito los hermanos mandaron construir una prensa en Alemania, hicieron que fuera enviada a Estados Unidos y empezaron a utilizarla en 1926. Que ellos supieran, esa era la primera rotativa utilizada en Estados Unidos para imprimir libros.

      Sin embargo, no toda la labor de impresión de los Estudiantes de la Biblia se realizaba en Estados Unidos.

      Primeros trabajos de impresión en otros países

      Ya en 1881 el hermano Russel había hecho que se imprimiera en Gran Bretaña valiéndose de empresas comerciales. En Alemania se imprimía para 1903, en Grecia para 1906, en Finlandia para 1910 e incluso en Japón para 1913. Durante los años que sucedieron a la primera guerra mundial se imprimieron grandes cantidades de libros, folletos, revistas y tratados en Gran Bretaña, los países escandinavos, Alemania y Polonia; también se imprimieron cantidades menores en Brasil y en la India.

      Luego, en 1920, el mismo año en que la Sociedad empezó a imprimir las revistas en Brooklyn, se dieron pasos para que los hermanos de Europa hicieran parte de este trabajo también. Un grupo de hermanos de Suiza estableció una imprenta en Berna. Aunque era una empresa privada, todos sus propietarios eran Estudiantes de la Biblia y producían información impresa para la Sociedad en idiomas europeos a precios muy razonables. Con el tiempo la Sociedad adquirió la planta y la amplió. En esta fábrica se produjeron inmensas cantidades de publicaciones para distribuirlas gratuitamente y satisfacer la urgente necesidad de los países europeos, empobrecidos en aquel entonces. A finales de los años veinte salían de allí publicaciones en más de una docena de idiomas.

      Al mismo tiempo, había gran interés en el mensaje del Reino en Rumania. A pesar de que había una intensa oposición a la obra, la Sociedad estableció una imprenta en Cluj con miras a rebajar el precio de las publicaciones y hacerlas asequibles a los que deseaban aprender la verdad en Rumania y los países vecinos. En 1924 aquella imprenta logró producir casi un cuarto de millón de libros, además de revistas y folletos, en rumano y húngaro. Pero uno de los que supervisaba la obra en aquel país fue desleal, y el resultado de sus actos fue que la propiedad y el equipo se perdieron. Pese a ello, los hermanos rumanos fieles siguieron haciendo lo posible por llevar las verdades bíblicas a otras personas.

      En Alemania, después de la I Guerra Mundial, una gran cantidad de personas asistía a las reuniones de los Estudiantes de la Biblia. Pero el pueblo alemán experimentaba graves reveses económicos. Para bien de la gente, la Sociedad asumió allí también la impresión, manteniendo así bajo el costo de los libros. En Barmen, en 1922, se imprimió mediante una prensa plana instalada en el descansillo de la escalera del Hogar Betel y otra instalada en la leñera. Al año siguiente los hermanos se mudaron a unas instalaciones más adecuadas en Magdeburgo. A los edificios bien construidos que ya había en este lugar se añadieron otros, e instalaron una imprenta y una línea de encuadernación. Según informes, para finales de 1925 la capacidad de producción de esta planta por lo menos igualaría a la de la central de Brooklyn.

      La mayor parte de la impresión efectuada por los hermanos mismos empezó en cantidades pequeñas. Así sucedió en Corea, donde la Sociedad estableció una imprenta pequeña en 1922 para producir publicaciones en coreano, japonés y chino. Pocos años después la maquinaria fue trasladada a Japón.

      Para 1924 también se producían impresos de formato más pequeño en Canadá y en Sudáfrica. En 1925 se instaló una prensa pequeña en Australia y otra en Brasil. En este último país los hermanos no tardaron mucho en usar su imprenta para la edición portuguesa de The Watch Tower. La sucursal de la Sociedad en Inglaterra recibió equipo de impresión por primera vez en 1926. En 1929 el hambre espiritual de la gente humilde de España se satisfacía mediante la impresión de The Watch Tower en español en una prensa pequeña instalada en ese país. Dos años después empezó a funcionar una prensa en el sótano de la sucursal de Finlandia.

      Mientras tanto, la central mundial se estaba ampliando.

      Fábrica propia en la sede mundial

      Desde 1920 la Sociedad había estado arrendando parte de un edificio industrial en Brooklyn. Ni siquiera el edificio que usó a partir de 1922 estaba en buenas condiciones; temblaba cuando funcionaba la rotativa que se hallaba en el sótano. Además, se necesitaba más espacio para atender el trabajo que aumentaba. Los hermanos estimaron que podrían aprovechar mejor los fondos disponibles si contaban con su propia fábrica.

      Un terreno ubicado a unas cuantas manzanas del Hogar Betel pareció ser el sitio más conveniente, así que los hermanos hicieron una oferta. No obstante, la firma Squibb Pharmaceutical Corporation hizo una mejor oferta y lo adquirió. Antes de construir sus edificios, tuvieron que hincar 1.167 pilotes en el suelo para tener cimientos sólidos. (Años después, la Sociedad Watch Tower compró los edificios de Squibb, ¡con aquellos excelentes cimientos ya en su sitio!) Por otro lado, el terreno que la Sociedad compró en 1926 era apropiado para construir pues el suelo era firme y podía soportar gran peso.

      En febrero de 1927 se trasladaron al nuevo edificio del 117 de la calle Adams, en Brooklyn. El espacio era casi el doble del que se había tenido hasta entonces. El edificio estaba bien distribuido y el trabajo fluía desde los pisos superiores hacia los diferentes departamentos en las plantas inferiores, hasta llegar al Departamento de Envíos en el primer piso.

      Pero el aumento seguía. Menos de diez años después fue preciso agrandar esta fábrica, y luego vendrían otras ampliaciones. Aparte de los millones de revistas y folletos que se imprimían anualmente, la fábrica producía hasta 10.000 libros encuadernados al día. En 1942, nuevamente la Sociedad Watch Tower exploró un nuevo campo en la industria editorial al empezar a producir también Biblias completas. Los hermanos hicieron pruebas hasta lograr que el papel biblia, de gran delgadez, pasara por las rotativas, algo que otros impresores solo intentaron hacer años después.

      Al tiempo que se continuaba con la producción en gran escala, se atendía a los grupos que tenían necesidades especiales. Ya en 1910 un Estudiante de la Biblia de Boston (Massachusetts) y uno de Canadá cooperaban para reproducir las obras de la Sociedad en braille. En 1924 la Sociedad ya producía publicaciones para los ciegos desde una dependencia en Logansport (Indiana). No obstante, puesto que muy pocas personas se interesaron en obtenerlas, se suspendieron las publicaciones en braille en 1936, y se le concedió mayor importancia al empleo de grabaciones y a la atención personal como medios de ayudar a los ciegos. Más adelante, en 1960, se reanudó la impresión en braille, esta vez con mayor variedad, y la respuesta del público fue mejorando gradualmente.

  • Se producen publicaciones bíblicas para uso en el ministerio
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • [Recuadro/Fotografía en la página 585]

      ‘Testimonio del espíritu de Jehová’

      “El que personas con poca o ninguna experiencia en el campo de la impresión [y en una época en que otros aún no lo hacían] hayan logrado imprimir libros y Biblias en rotativas es testimonio de la superintendencia de Jehová y de la dirección de su espíritu”, dijo Charles Fekel. El hermano Fekel sabía muy bien de lo que hablaba, pues por más de medio siglo había participado en el desarrollo de las actividades de impresión en la sede de la Sociedad. En sus últimos años fue miembro del Cuerpo Gobernante.

      [Fotografía]

      Charles Fekel

  • Se producen publicaciones bíblicas para uso en el ministerio
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • [Fotografías en la página 581]

      Composición

      Al principio todo se hacía manualmente, letra por letra

      Sudáfrica

      Desde 1920 hasta los años ochenta se usaron linotipias

      Estados Unidos

  • Se producen publicaciones bíblicas para uso en el ministerio
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • [Recuadro/Fotografías en la página 582]

      Preparación de las planchas

      Desde los años veinte hasta los ochenta se hicieron planchas de plomo para la impresión tipográfica

      [Fotografías]

      1. Las líneas de tipos que formaban las páginas destinadas a la impresión se montaban en marcos metálicos llamados amas

      2. Se hacía una impresión de los tipos sobre material que pudiera emplearse como molde

      3. Sobre esta matriz o molde se vertía plomo fundido para obtener planchas metálicas semicilíndricas para la impresión

      4. Se eliminaban los residuos de metal de la superficie de la plancha

      5. Se niquelaban las planchas para evitar su desgaste

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