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Desarrollo estructural de la organizaciónLos testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
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Un ejemplo adecuado para el rebaño
El hermano Rutherford reconocía que para que la obra siguiera progresando con orden y unidad, sin importar el poco tiempo que quedara, era fundamental que se diera el ejemplo adecuado al rebaño. Jesús había comparado a sus seguidores a ovejas, y estas siguen a su pastor. Por supuesto, Jesús mismo es el Pastor Excelente, pero también utiliza a ancianos como subpastores de su pueblo. (1 Ped. 5:1-3.) Esos ancianos deben ser hombres que participen en la obra asignada por Jesús y que animen a otros a hacer lo mismo. Deben tener un espíritu de evangelizador. Sin embargo, cuando se distribuyó el libro The Finished Mystery algunos ancianos se habían retraído de participar en aquella obra; algunos hasta habían instado abiertamente a otros a no participar en ella.
En 1919 se dio un paso de gran importancia para corregir esa situación cuando se comenzó a publicar la revista The Golden Age (La Edad de Oro). Aquella revista se convertiría en un poderoso instrumento para dar a conocer el Reino de Dios como la única solución duradera para los problemas de la humanidad. Se invitó a todas las congregaciones que desearan participar en aquella actividad a solicitar que la Sociedad las registrara como una “organización de servicio”. Después la Sociedad nombró un director, o director de servicio como se le llegó a conocer, que no estaba sujeto a elecciones anuales.f Como representante local de la Sociedad su función era organizar la obra, asignar el territorio y animar a la congregación a participar en el servicio del campo. Así, pues, lado a lado con los ancianos y diáconos elegidos democráticamente comenzó a funcionar otro sistema de organización, uno que reconocía una autoridad fuera de la congregación local para hacer nombramientos y que ponía más énfasis en predicar las buenas nuevas del Reino de Dios.g
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Desarrollo estructural de la organizaciónLos testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
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Entre aquellos Testigos celosos hubo muchos siervos de Jehová humildes y dedicados que eran ancianos de las congregaciones. No obstante, en algunos lugares durante los años veinte y principios de los treinta hubo una considerable oposición a la idea de que todos debían participar en el servicio del campo. A menudo los ancianos elegidos de forma democrática se expresaban abiertamente en contra de lo que La Torre del Vigía decía en cuanto a la responsabilidad de predicar a los que no eran parte de la congregación. El que se negaran a escuchar lo que el espíritu de Dios decía sobre esto a la congregación mediante las Santas Escrituras estorbaba el fluir del espíritu de Dios en aquellos grupos. (Rev. 2:5, 7.)
En 1932 se dieron pasos para corregir esa situación. Lo que se tuvo en cuenta principalmente no era si se ofendería a ciertos ancianos prominentes o si se apartarían algunos de los que se asociaban con las congregaciones. Más bien, el deseo de los hermanos era agradar a Jehová y hacer su voluntad. Con ese fin, La Torre del Vigía de diciembre de 1932 y enero de 1933 (15 de agosto y 1 de septiembre de 1932, en inglés) analizó el tema: “La organización de Jehová”.
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