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Se proclama la vuelta del Señor (1870 - 1914)Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
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Russell y sus colaboradores llevaban décadas proclamando que los Tiempos de los Gentiles concluirían ese año. Se esperaban acontecimientos de importancia. C. T. Russell había criticado a los que habían fijado diversas fechas para la vuelta del Señor, entre ellos William Miller y algunos grupos segundoadventistas. No obstante, desde que comenzó a asociarse con Nelson Barbour, se convenció de que existía una cronología exacta basada en la Biblia, y de que esta indicaba que en 1914 terminarían los Tiempos de los Gentiles.
Al acercarse aquel año significativo, los Estudiantes de la Biblia esperaban acontecimientos importantes, pero no todo lo que esperaban se había expuesto directamente en las Escrituras.
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Un tiempo de prueba (1914 - 1918)Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
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Esperaban grandes cosas
El 28 de junio de 1914 murió asesinado el archiduque Francisco Fernando de Austria-Hungría. A raíz de aquel acto estalló la Gran Guerra, como originalmente se conoció a la I Guerra Mundial. El conflicto comenzó en agosto de 1914, cuando Alemania invadió Bélgica y Francia. Para el otoño de aquel año el derramamiento de sangre estaba en todo su apogeo.
“[¡]Los Tiempos de los Gentiles han terminado; el día de sus reyes ha pasado[!]” Esto exclamó el hermano Russell cuando entró en el comedor de la central de la Sociedad Watch Tower en Brooklyn, el viernes 2 de octubre de 1914 por la mañana. Fue una ocasión muy emocionante. La mayoría de los presentes había estado anhelando la llegada del año 1914. Pero ¿qué traería el fin de los Tiempos de los Gentiles?
La I Guerra Mundial cobraba ímpetu, y entonces se creía que conduciría a un tiempo de anarquía mundial que resultaría en el fin del sistema de cosas actual. Además, había otras expectativas con relación a 1914. Alexander H. Macmillan, que se había bautizado en septiembre de 1900, mencionó más tarde: “Unos cuantos de nosotros pensábamos seriamente que iríamos al cielo durante la primera semana de aquel mes de octubre”.a De hecho, Macmillan, al recordar la mañana en que Russell anunció el fin de los Tiempos de los Gentiles, reconoció lo siguiente: ‘Estábamos sumamente entusiasmados, y no me hubiera sorprendido que en aquel momento sencillamente hubiéramos empezado a elevarnos como señal del comienzo de nuestra ascensión al cielo... pero, por supuesto, no sucedió nada semejante’.
En el siglo XIX muchos seguidores de William Miller y varios grupos adventistas perdieron la fe cuando no se cumplieron sus expectativas respecto a la vuelta del Señor Jesús. Pero ¿qué podemos decir de los Estudiantes de la Biblia que se asociaban con Russell? ¿Les había atraído a algunos la idea de alcanzar en poco tiempo la salvación, más bien que el amor a Dios y un intenso deseo de hacer Su voluntad?
‘Hermano Russell, ¿no se decepcionó usted?’
El hermano Russell había estado animando a los Estudiantes de la Biblia a mantenerse alerta y resueltos a seguir en la obra del Señor, aunque todo no se realizara tan pronto como habían esperado.
Transcurrió el mes de octubre de 1914, y C. T. Russell y sus colaboradores siguieron todavía en la Tierra. Después pasó octubre de 1915. ¿Se sintió desilusionado Russell? En The Watch Tower del 1 de febrero de 1916 escribió: “Usted quizás pregunte: ‘Pero, hermano Russell, ¿qué piensa del tiempo en que esperábamos nuestro cambio?, ¿no se decepcionó porque no vino cuando lo esperábamos?’. Nuestra respuesta es: No, no nos hemos decepcionado. [...] Hermanos, a nosotros los que tenemos la actitud correcta para con Dios no nos decepciona ninguna de Sus disposiciones. No queríamos hacer nuestra propia voluntad; por eso, cuando descubrimos que estábamos equivocados respecto a lo que esperábamos en octubre de 1914, nos regocijó que el Señor no cambiara Su Plan para ajustarlo a nuestras expectativas. No deseábamos que Él hiciera eso. Solo queremos comprender Sus planes y Sus propósitos”.
No, los Estudiantes de la Biblia no fueron ‘llevados a casa’, al cielo, en octubre de 1914. Sin embargo, los Tiempos de los Gentiles sí terminaron en aquel año. Evidentemente los Estudiantes de la Biblia tenían que aprender más en cuanto al significado de 1914. Mientras tanto, ¿qué tenían que hacer? Trabajar. Como explicó The Watch Tower del 1 de septiembre de 1916: “Creíamos que la Siega que reuniría a la Iglesia [de los ungidos] se completaría antes del fin de los Tiempos de los Gentiles; pero en la Biblia no se decía eso. [...] ¿Nos pesa que la Siega prosiga? No; de ninguna manera. [...] Nuestra actitud actual, estimados hermanos, debe ser de profundo agradecimiento a Dios, de aprecio creciente a la hermosa Verdad que por Él tenemos el privilegio de conocer, y con la cual se nos identifica, y de ayudar con más celo a otros a adquirir el conocimiento de esta Verdad”.
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Un tiempo de prueba (1914 - 1918)Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
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[Recuadro en la página 62]
“Algunos habíamos sido un poco apresurados”
Al acercarse el mes de octubre de 1914, algunos Estudiantes de la Biblia esperaban recibir al fin de los Tiempos de los Gentiles su galardón celestial como cristianos ungidos por espíritu. Ilustra esta expectativa un incidente que ocurrió en la asamblea de los Estudiantes de la Biblia en Saratoga Springs (Nueva York), del 27 al 30 de septiembre de 1914. A. H. Macmillan, quien se había bautizado catorce años antes, presentó un discurso el miércoles 30 de septiembre. En él dijo: ‘Este probablemente sea el último discurso público que dé, porque pronto nos iremos a casa [al cielo]’.
Sin embargo, dos días después (el viernes 2 de octubre), en Brooklyn, donde los asambleístas tendrían otra reunión, el hermano Macmillan fue objeto de bromas sin mala intención. C. T. Russell, como cabeza de mesa del comedor, anunció: “Vamos a hacer algunos cambios en el programa del domingo [4 de octubre]. A las 10.30 del domingo por la mañana el hermano Macmillan nos dará un discurso”. ¿Qué efecto tuvo esto? Macmillan más tarde escribió: “Todos se rieron de buena gana al recordar lo que yo había dicho el miércoles en Saratoga Springs, ¡mi ‘último discurso público’!”.
“Bueno —siguió diciendo Macmillan—, entonces tuve que apresurarme a buscar qué decir. Hallé el texto de Salmo 74:9: ‘No vemos ya nuestras señales: no hay más profeta, ni hay con nosotros quién sepa hasta cuándo’. Ah, eso era diferente. En aquel discurso traté de mostrar a los hermanos que algunos quizás habíamos sido un poco apresurados al creer que nos iríamos al cielo inmediatamente, y que lo que teníamos que hacer era seguir ocupados en el servicio del Señor hasta que él determinara cuándo cualquiera de sus siervos aprobados sería llevado a su hogar celestial.”
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