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  • Las oraciones. ¿Reiterativas, o espontáneas?
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¡Despertad! 1992
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El punto de vista bíblico

Las oraciones. ¿Reiterativas, o espontáneas?

EL JUMBO volaba a 12.500 metros por encima de las frías aguas del Pacífico. De pronto, uno de los motores se detuvo y, a continuación, los otros tres perdieron energía. ¡En dos minutos el avión descendió en picado unos diez kilómetros! Pero a los 2.700 metros recuperó fuerza y llegó a salvo a San Francisco. Un pasajero dijo aliviado: “Nunca había orado con tanta intensidad en toda mi vida”.

Al enfrentarse a catástrofes, peligros o gran angustia, mucha gente, hasta la que no es religiosa, acude al Todopoderoso en busca de ayuda. Por otro lado, las personas religiosas repiten con regularidad oraciones formales en iglesias, templos o en su propio hogar. Valiéndose de rosarios, muchos rezan padrenuestros y avemarías. Otros utilizan devocionarios. Millones de orientales hacen girar ruedas que contienen oraciones como medio de repetir las oraciones con rapidez.

¿Se ha preguntado usted alguna vez cómo debemos orar? ¿Deben ser reiterativas las oraciones, o espontáneas?

Símil de la oración

Suponga que su querido padre viviera en otro país y le animara a llamarle por teléfono cada vez que usted quisiera y sin tener que pagar. ¿No llamaría usted con frecuencia? ¿No es cierto que le gustaría mantener, e incluso estrechar, ese preciado vínculo? ¿Verdad que le contaría lo que le preocupa y le daría muchas gracias por la ayuda y ánimo que él le hubiera dado durante su vida? Sin duda alguna, esa relación personal sería para usted un gran tesoro.

En sus llamadas, puede que usted hablara vez tras vez de los mismos asuntos, pero no se expresaría leyendo de un libro o repitiéndose ceremoniosamente, ¿verdad? Pues entonces, la oración del cristiano tampoco debería ser así. De hecho, Cristo Jesús dijo que las oraciones no deben ser reiterativas.

¿Qué dijo Cristo Jesús?

“Al orar, no digas las mismas cosas repetidas veces, así como la gente de las naciones, porque ellos se imaginan que por su uso de muchas palabras se harán oír.”a (Mateo 6:7.) Otras versiones lo expresan de esta forma: “Cuando estéis orando, no parloteéis sin medida, como los gentiles”. (Versión Reina-Valera, 1977.) “Cuando estéis rezando, no repitáis muchas palabras inútiles, como los gentiles.” (Felipe de Fuenterrabía.)

Algunas personas confunden verbosidad con piedad, fluidez con devoción, repetición y largura con respuesta asegurada. Sin embargo, Dios no mide el valor de la oración por su largura. Obviamente, Jesús no quería que sus seguidores usaran fórmulas rígidas o recitaran oraciones. Por lo tanto, ¿qué valor tienen los rosarios, devocionarios y ruedas de oraciones?

Después de decir lo anterior, Jesús dio a sus discípulos un modelo de oración: el conocido padrenuestro. (Mateo 6:9-13.) Pero, ¿pretendía él que repitieran como un loro esas mismas palabras? No. De hecho, cuando el propio Jesús repitió la oración más de un año después, no usó las mismas palabras exactamente. (Lucas 11:2-4.) ¿Existe algún indicio de que los cristianos primitivos lo hicieran o de que repitieran otras oraciones ceremoniosas? De nuevo hay que responder que no.

¿Quiere decir esto que no podemos mencionar el mismo asunto o petición muchas veces? No, ya que Jesús también dijo: “Sigan pidiendo, y se les dará; sigan buscando, y hallarán”. (Mateo 7:7.) A menudo es necesario que hagamos la misma petición muchas veces. De esa forma Jehová ve cuánta sinceridad hay en nuestras peticiones y cuánto deseamos lo que pedimos.

Por ejemplo, en el siglo V a. E.C. vivía en la comunidad de judíos exiliados en Babilonia un hombre devoto llamado Nehemías. Era el copero real del rey persa. Cuando le dijeron que sus paisanos, los habitantes de Judea, lo estaban pasando mal, oró “día y noche” a favor de ellos. (Nehemías 1:⁠6.) Sus oraciones fueron escuchadas. Jehová hizo que el compasivo gobernante persa concediera a Nehemías autorización para viajar a Jerusalén a resolver el problema. Así lo hizo Nehemías, contribuyendo a la felicidad de su pueblo y la conservación de su fe. (Nehemías 1:3–2:⁠8.)

Cómo ayuda la oración sincera

Aun siendo la Autoridad Suprema del universo, Jehová invita a sus “hijos” a dirigirse a él de todo corazón. Santiago, discípulo de Jesús, dice: “Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes”. (Santiago 4:⁠8.) Pero, ¿cómo se hace esto? Pues bien, debemos orar en el nombre de Jesús. (Juan 14:6, 14.) Además, como dijo Pablo: “Sin fe es imposible serle de buen agrado, porque el que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que llega a ser remunerador de los que le buscan solícitamente”. (Hebreos 11:6.)

Los que tienen problemas, incluso los que han cometido males serios, pueden pedir, y recibir, ayuda y perdón. Jesús lo ilustró con su relato de un guía religioso que daba gracias a Dios en oración por ser más piadoso que otras personas, mientras que un recaudador de impuestos (mal visto en aquellos tiempos y considerado un pecador impenitente) simplemente decía: “Oh Dios, sé benévolo para conmigo, que soy pecador”. Indudablemente, aquella oración sencilla y sincera no se sacó de un libro. Jesús condenó al religioso hipócrita, pero del otro dijo: “El que se humilla será ensalzado”. (Lucas 18:10-14.)

Las condiciones desagradables de este mundo hacen que muchos se preocupen y se depriman. Puede que los cristianos incluso se inquieten en cuanto a su posición ante Dios. Pero acudir a Jehová con frecuencia, regularidad y espontaneidad, puede hacer milagros. Pablo escribió: “No se inquieten por cosa alguna, sino que en todo, por oración y ruego junto con acción de gracias, dense a conocer sus peticiones a Dios; y la paz de Dios que supera a todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales mediante Cristo Jesús”. (Filipenses 4:6, 7.)

El ruego significa súplica sincera, pedir la ayuda de Dios de todo corazón tal como lo haría un niño con un padre cariñoso y comprensivo. Ese tipo de oraciones ni se toman de libros ni se repiten como un loro. Provienen de corazones que necesitan ayuda y tienen verdadera fe en Jehová, el “Oidor de la oración”. (Salmo 65:2.)

[Nota a pie de página]

a La palabra que se traduce ‘decir las mismas cosas repetidas veces’ (bat·ta·lo·gé·ō) se usa solo una vez en la Biblia y significa “‘parlotear’ en el sentido de intentar que la oración se escuche al acumular repeticiones”. (Theological Dictionary of the New Testament.)

[Reconocimiento en la página 20]

Dibujo de Alberto Durero (Dover Publications, Inc.)

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