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  • “Majano de testimonio” en la tierra de la “montaña de Dios”

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  • “Majano de testimonio” en la tierra de la “montaña de Dios”
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1996
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  • ¿En piragua, microbús o bicicleta?
  • En el corazón del país
  • El extremo norte
  • Testimonio en las ciudades
  • ¿Piensa hacer una visita?
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1996
w96 15/8 págs. 22-26

“Majano de testimonio” en la tierra de la “montaña de Dios”

SI SEGUIMOS en un mapa el contorno de África occidental en dirección este, bordeando el golfo de Guinea, hallaremos, justo donde la costa tuerce hacia el sur, la República de Camerún. Si continuamos bajando, descubriremos una gran extensión de playas de arena negra, producto de la actividad volcánica del monte Camerún.

Este pico cónico, de 4.070 metros de altura, domina la zona por completo. Cuando la luz del sol poniente baña sus faldas, se produce una impresionante explosión de color: malva, naranja, oro y carmesí. El mar y los pantanos de las inmediaciones reflejan cual espejos toda esta coloración, haciendo casi imposible distinguir el cielo de la tierra. No cuesta mucho entender por qué las tribus animistas autóctonas bautizaron la montaña con el nombre de Mongo Ma Loba, que traducido significa “carro de los dioses”, o, más comúnmente, “montaña de Dios”.

Más hacia el sur hay kilómetros y kilómetros de playas de arena blanca flanqueadas de cocoteros. Si exceptuamos la idílica costa, gran parte del país está cubierto por la espesa selva ecuatorial, la cual se extiende hasta la frontera con el Congo y la República Centroafricana, y por el norte, hasta Nigeria y el Chad subsahariano. La parte occidental es montañosa, y le hace evocar al viajero los paisajes de Europa; sin embargo, el clima caluroso le recuerda siempre que está a un paso del ecuador. Debido a la variedad de su territorio, muchos guías turísticos describen a Camerún como una réplica de África en miniatura, impresión que refuerzan su mosaico de etnias y los más de doscientos veinte idiomas y dialectos de que hay constancia.

Si visita Camerún, puede alojarse en uno de los grandes hoteles del puerto de Douala o de Yaoundé, la capital; pero tal vez pierda la oportunidad de llegar a conocer algunos aspectos de la vida de sus habitantes, en especial de los más de veinticuatro mil testigos de Jehová que están atareados erigiendo un “majano de testimonio” en la tierra de la “montaña de Dios”.a ¿Por qué no hacemos un recorrido por el país y conocemos a algunos de ellos? Sin duda, explorar esta tierra de África occidental resultará muy gratificante.

¿En piragua, microbús o bicicleta?

El Sanaga, el río camerunés de mayor longitud, desemboca en el océano formando un ancho delta. Para llegar a todos los habitantes de esta vasta comarca, los testigos de Jehová tienen que desplazarse a menudo en piragua. Así lo hacen los nueve publicadores del Reino del pequeño grupo de Mbiako. Dos de ellos viven a 25 kilómetros de distancia, en la aldea de Yoyo, y aunque llegar a Mbiako exige remar enérgicamente, siempre están presentes en las reuniones cristianas. Un superintendente viajante que visitaba al grupo tuvo la idea de exhibir la videocinta Los testigos de Jehová... la organización tras el nombre. Pero era más fácil decirlo que hacerlo. ¿Dónde encontraría en esta remota aldea una videograbadora, un televisor y electricidad?

Durante la semana de la visita, algunos publicadores fueron a ver a un pastor de la iglesia local. Para su sorpresa, este les dispensó una cálida bienvenida y sostuvieron una animada conversación acerca de la Biblia. Al percatarse de que el pastor tenía una videograbadora y un generador eléctrico, los hermanos se armaron de valor y le pidieron prestado el equipo. Como había disfrutado de la charla, él convino en ayudarlos. El sábado por la noche acudieron a ver la película 102 personas, entre ellas el pastor y casi toda su grey. Los dos Testigos de Yoyo transportaron en sendas canoas a varias personas interesadas, sin conceder mucha importancia al hecho de que tenían que remar contra el flujo de la marea. La cinta los conmovió en lo más hondo y les dio mucho ánimo; estaban orgullosos de pertenecer a una organización tan extraordinaria, cuyo principal objetivo es honrar a Jehová.

A los lugares inaccesibles en piragua se puede llegar en microbús. Los sitios donde estos vehículos se estacionan para esperar a los viajeros son un hervidero de actividad. La algarabía de los vendedores de agua fría, los vendedores de bananas y los ayudantes de los microbuses confunde fácilmente a cualquiera. El trabajo de estos últimos consiste en llenar de pasajeros los microbuses, que, según ellos, están todos “listos para salir”. No obstante, la palabra “listo” debe tomarse en su sentido más lato, pues los viajeros a veces se ven obligados a esperar horas e incluso días. Tan pronto como todos los pasajeros se han metido apretujadamente y el conductor ha acomodado en la parrilla del techo los equipajes, las bolsas de productos y, en ocasiones, hasta gallinas y cabras vivas, el vehículo avanza por caminos polvorientos y llenos de baches.

Cansado de este medio de transporte, cierto ministro viajante optó por independizarse. Ahora realiza todos sus viajes en bicicleta. Dice: “Desde que decidí ir en bicicleta de una congregación a otra, siempre llego a tiempo para las visitas. Es verdad que el viaje puede tomarme varias horas, pero al menos no tengo que pasar uno o dos días esperando los microbuses. En la estación lluviosa, algunas carreteras casi desaparecen del todo a causa de las inundaciones, y hay que quitarse los zapatos para cruzar los lodazales. Un día se me cayó un zapato en un arroyo y no lo recuperé hasta varias semanas después, cuando la hija de un Testigo lo atrapó por accidente mientras pescaba. Me alegra volver a usar estos zapatos, después de que uno de ellos pasó algún tiempo con los peces. A veces atravieso regiones en las que nunca antes han predicado los testigos de Jehová. Como los aldeanos siempre me preguntan qué llevo, mantengo a mano un surtido de revistas y folletos. Cada vez que me detengo, ofrezco estas publicaciones basadas en la Biblia y doy un breve testimonio. Sé que Jehová hará crecer estas semillas de la verdad”.

En el corazón del país

Los testigos de Jehová se afanan por llevar las buenas nuevas del Reino incluso a los pobladores del corazón de Camerún, que habitan en las aldeas escondidas en las profundidades de la selva. Hacerlo exige grandes sacrificios, pero los resultados son muy alentadores.

Marie, ministra de tiempo completo, empezó un estudio bíblico con una joven de nombre Arlette. Al terminar el primer estudio, le pidió que la acompañara a la puerta, como es costumbre en esta parte de África. La muchacha le explicó que el dolor de pies casi no la dejaba caminar; tenía los pies infectados de niguas, insectos parecidos a las pulgas, cuyas hembras penetran dentro de la piel y provocan ulceraciones. Valientemente, Marie las extirpó una a una. Más tarde descubrió también que los demonios atormentaban a la joven de noche. Con paciencia, Marie le enseñó a confiar en Jehová y, en particular, a invocar su nombre en voz alta al orar. (Proverbios 18:10.)

Arlette adelantó con rapidez. Al principio, la familia no puso reparos a que estudiara en vista del notable progreso que estaba haciendo tanto física como intelectualmente; mas cuando se dieron cuenta de que quería hacerse testigo de Jehová, le prohibieron seguir estudiando. Tres semanas después, la madre, al ver la aflicción de su hija, buscó a Marie y le pidió que reanudara el estudio.

Cuando llegó la hora de asistir a una asamblea de circuito, Marie pagó a un conductor para que llevara a Arlette los dos días. El hombre, sin embargo, se negó a recogerla en su casa por considerar que el camino que conducía de allí a la carretera era intransitable; de modo que Marie se las arregló para llevarla hasta la carretera. Jehová bendijo estos esfuerzos. En la actualidad, Arlette acude a todas las reuniones de congregación, para lo cual Marie la recoge fielmente. Juntas caminan una hora y cuarto de ida y otro tanto de regreso. En vista de que la reunión de los domingos comienza a las ocho y media de la mañana, Marie tiene que salir de casa a las seis y media; aun así, llegan puntualmente. Arlette espera simbolizar su dedicación por bautismo en agua dentro de poco. Dice Marie: “El que no la conoció antes de que empezara a estudiar, no se imagina cuánto ha cambiado. Le agradezco mucho a Jehová la forma en que la ha bendecido”. No hay duda de que Marie constituye un magnífico ejemplo de amor abnegado.

El extremo norte

El norte de Camerún está lleno de contrastes y sorpresas. Durante la estación de las lluvias se transforma en un inmenso y lujuriante jardín; pero cuando llega el sol abrasador, la hierba se marchita por completo. Al mediodía, cuando el sol está en su cenit y es difícil encontrar sombra, las ovejas se apretujan contra las paredes de barro rojo de las casas. Las pocas hojas de los árboles de baobab son los únicos vestigios de follaje que se divisan en medio de la arena y la hierba seca. Aunque no tan grandes como sus primos de la selva ecuatorial, estos árboles son igual de resistentes. Su capacidad para soportar el riguroso entorno ilustra muy bien el celo y el valor de los pocos Testigos que se han mudado a esta zona con el fin de dejar brillar la luz de la verdad.

Algunas de las congregaciones de este territorio están separadas por distancias que oscilan entre 500 y 800 kilómetros, y la sensación de aislamiento es muy real. Pero hay bastante interés. Los Testigos de otras áreas se han mudado aquí a fin de ayudar. Para ser eficientes en el ministerio deben aprender el fulbé, un dialecto nativo.

Un Testigo de Garoua decidió pasar unos días predicando en su aldea natal, a unos 160 kilómetros de distancia. Aun cuando halló interés, el alto costo del transporte le impedía volver regularmente. Unas semanas más tarde recibió una carta de una de las personas interesadas, que le suplicaba que volviera a visitarla. Como no consiguió el dinero del pasaje, no pudo ir. Imagínese cuál sería su sorpresa cuando la persona se presentó en su casa de Garoua y le informó que había diez aldeanos esperando su visita.

En otra aldea, cerca de la frontera con Chad, un grupo de 50 personas interesadas organizaron su propio estudio de la Biblia. Decidieron que tres de ellas fueran a las reuniones de la congregación más cercana de Chad y volvieran para dirigir el estudio bíblico con todo el grupo. Las palabras de Jesús, sin duda, son aplicables a este caso: “La mies es mucha, pero los obreros son pocos. Por lo tanto, rueguen al Amo de la mies que envíe obreros a su siega”. (Mateo 9:37, 38.)

Testimonio en las ciudades

Luego de muchos años de escasez de publicaciones, hace un par de años se autorizó la libre distribución de La Atalaya y ¡Despertad! en Camerún. El entusiasmo y el interés por estas revistas son muy grandes, y muchas personas las están leyendo por primera vez. Un matrimonio joven de precursores especiales asignado a una ciudad dejó 86 revistas en la primera mañana de predicación en su nuevo territorio. Hay publicadores que dejan hasta doscientas cincuenta en un solo mes. ¿Cuál es el secreto de su éxito? Ofrecerlas a todo el mundo.

Un Testigo que trabaja en una oficina abierta al público deja siempre las revistas expuestas. En cierta ocasión, una mujer las examinó, pero no tomó ninguna. Percatándose de su interés, el Testigo le ofreció un ejemplar, y ella aceptó. Al día siguiente se sorprendió al verla otra vez. No solo quería contribuir por la revista que había tomado, sino que pidió más. ¿La razón? Puesto que había sido víctima de una violación, había escogido la revista que trataba sobre ese tema y había pasado toda la noche leyendo una y otra vez el consejo dado. Como se sintió muy aliviada, quiso saber más de los testigos de Jehová.

Hasta los niñitos pueden participar en difundir el mensaje de esperanza de la Biblia. Cuando el profesor le pidió a una niña de seis años que entonara un himno católico, ella se negó aduciendo que era testigo de Jehová. Entonces el profesor le pidió que cantara un himno de su propia religión para poder ponerle una nota. La niña escogió el cántico “La promesa de Dios de un Paraíso”, y lo cantó de memoria. “Mencionaste un paraíso en tu cántico —dijo el profesor—. ¿Dónde queda ese paraíso?” La niña le explicó el propósito de Dios de instaurar un Paraíso en la Tierra dentro de poco. Sorprendido por la respuesta, el maestro pidió a los padres de la pequeña el libro que ella estudiaba, pues quería usarlo como base para la calificación en vez de utilizar lo que le enseñaban en la clase de religión. Los padres le sugirieron que si deseaba darle una nota justa, lo estudiara él primero. Entonces se comenzó un estudio bíblico.

¿Piensa hacer una visita?

En muchas partes del mundo, la gente reacciona con indiferencia a las buenas nuevas del Reino. Muchos no tienen interés en Dios ni en la Biblia. A otros los paraliza el temor, y simplemente no abren la puerta a ningún extraño. Todas estas situaciones ponen verdaderamente a prueba el ministerio de los testigos de Jehová. ¡Qué diferente es en Camerún!

Aquí es un deleite predicar de puerta en puerta. En vez de tocar, la costumbre es llamar diciendo: “Kong, kong, kong”. Entonces, una voz pregunta desde adentro: “¿Quién es?”, tras lo cual uno se presenta como testigo de Jehová. Los padres por lo general mandan a los hijos que saquen bancos y los coloquen a la sombra de algún árbol, quizás un mango. Se pasa un rato agradable explicando qué es el Reino de Dios y qué hará para solucionar la condición lamentable de la humanidad.

Después de una conversación así, una señora se desahogó con estas palabras: “Me apena ver que la verdad que he estado buscando no se encuentra en la religión en la que nací y me crié. Le doy gracias a Dios por haberme mostrado la verdad. Yo era diaconisa de la iglesia. La estatua de la virgen María pasa una semana en el hogar de cada diácono para que todos puedan hacerle sus peticiones. En mi caso, siempre le pedía que me ayudara a conocer la verdad. Ahora Dios me ha mostrado que ella no es la fuente de la verdad. Doy gracias a Jehová”.

Así pues, si algún día siente la necesidad de experimentar el gozo intenso que se puede obtener predicando las buenas nuevas del Reino de Dios, ¿por qué no visita esta parte de África occidental? Además de descubrir el “África en miniatura”, ya sea en piragua, microbús o bicicleta, también colaborará en erigir el “majano de testimonio” que se está levantando en la tierra de la “montaña de Dios”.

[Nota]

a “Majano [montón de piedras que sirven] de testimonio” es el significado probable del término hebreo traducido “Galaad”. Desde 1943, la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower ha enviado misioneros para iniciar la predicación por todo el mundo, incluido Camerún.

[Reconocimiento de la página 22]

Mapa: Mountain High Maps® Copyright © 1995 Digital Wisdom, Inc.

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