BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • Amigos de Dios en las “islas de la Amistad”
    La Atalaya 2004 | 15 de diciembre
    • El Quest

      Unos cuantos meses después de la Conmemoración del año 2002, arribó a las remotas Ha’apai otra embarcación con un valioso cargamento. El Quest, un velero de 18 metros de eslora, había llegado al reino de Tonga procedente de Nueva Zelanda llevando a bordo a Gary y a Hetty, junto con su hija Katie. Dos veces viajaron con ellos dos misioneros y otros nueve hermanos y hermanas tonganos. Los hermanos locales ayudaron hábilmente a pilotar la nave, a veces por entre arrecifes que no aparecían en las cartas de navegación. No se trataba de viajes de placer, pues su misión era enseñar la verdad de la Biblia. Surcaron una vasta extensión con el fin de visitar catorce islas, algunas de las cuales jamás habían recibido las buenas nuevas del Reino.

      ¿Cómo respondió la gente? En general, recibieron a los predicadores navegantes con una mezcla de curiosidad, calidez y la tradicional hospitalidad isleña. Luego, cuando comprendieron el propósito del viaje, expresaron profunda gratitud. Fue evidente para los Testigos que los isleños respetaban la Palabra de Dios y tenían conciencia de su necesidad espiritual (Mateo 5:3).

      Era común ver a los visitantes sentados a la sombra de algún árbol tropical, rodeados de una multitud que les hacía muchas preguntas bíblicas. Al caer la noche, las conversaciones continuaban en los hogares. En cierta isla, al momento de partir, la gente les gritó: “¡No se vayan! ¿Quién nos va a contestar las preguntas si se marchan?”. Uno de los Testigos comentó: “Siempre se hacía muy difícil dejar a tantas personas mansas como ovejas que tenían hambre de la verdad. Se sembraron muchas semillas”. En una isla, la tripulación del Quest halló a toda la gente vestida de luto: acababa de morir la esposa de un funcionario de la aldea. Él personalmente agradeció a los hermanos el consuelo bíblico.

      Algunas de las islas no eran muy accesibles. “En una de ellas —relata Hetty— no había ningún embarcadero, solo paredes de roca que sobresalían un metro o más del agua. La única manera de acercarnos a la costa fue con un bote neumático. Primero tuvimos que arrojar nuestras mochilas a las muchas manos que estaban prestas a ayudar. Y luego, aprovechando que el impulso de las olas elevaba el bote hasta el borde de la pared, tuvimos que saltar a tierra antes de que cayera otra vez.”

      No todos los que iban a bordo eran intrépidos marineros. Tras una travesía de dos semanas, el capitán escribió sobre el regreso a Tongatapu, la isla principal: “Tenemos un viaje de dieciocho horas por delante. No podemos hacerlo sin escalas porque algunos se marean. Estamos contentos de poner rumbo a casa, pero también tristes porque dejamos atrás a tantos que escucharon el mensaje del Reino. Se quedan en manos de Jehová, quien los hará crecer espiritualmente con la ayuda de su espíritu santo y sus ángeles”.

  • Amigos de Dios en las “islas de la Amistad”
    La Atalaya 2004 | 15 de diciembre
    • [Ilustración de la página 10]

      El Quest se utilizó para esparcir las buenas nuevas en las Tonga

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir