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Jehová nos guardaLa Atalaya 1987 | 1 de abril
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Más adelante unos Estudiantes de la Biblia vinieron de Alemania y comenzaron a predicar en la zona en que vivíamos. Unos meses después se celebraban reuniones con regularidad en un pueblo cercano en Alemania, y nosotros caminábamos unos cuantos kilómetros, cruzando la frontera, para asistir a ellas. Para ese tiempo conocí a Otto Estelmann, con quien, en años posteriores, trabajé en estrecha cooperación.
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Jehová nos guardaLa Atalaya 1987 | 1 de abril
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En 1940 la Sociedad me reasignó a Pôrto Alegre, la capital del estado de Rio Grande do Sul. Allí me uní a mi amigo de la infancia, Otto Estelmann, que también había sido asignado a Brasil. Parecía que las autoridades locales eran simpatizantes de los nazis. Nos arrestaron y nos dieron a escoger entre firmar un papel en el cual renunciábamos a nuestra fe o partir en el tren de la tarde para ser encarcelados cerca de la frontera uruguaya. Aquella tarde partimos en el tren.
Bajo restricción
Allá en la frontera pasamos casi dos años bajo arresto domiciliario. Pero de nuevo Jehová vino en socorro nuestro. Ciertos hombres de negocios judíos nos ayudaron. Como resultado de esto, las autoridades, en lugar de dejarme en la cárcel, me permitieron realizar trabajo seglar, pero se nos mantuvo bajo estrecha vigilancia. No pudimos comunicarnos con la sucursal de la Sociedad.
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