De esclavos ladrilleros... ¡a pueblo libre!
LAS pirámides de Gizeh (cerca de la moderna El Cairo), ¿le hacen pensar en esclavos oprimidos que se afanan bajo el sol ardiente arrastrando piedras enormes? ¿Y se imagina usted a esclavos hebreos entre aquellos?
En realidad, las pirámides egipcias que se ven en la página siguiente ya existían cuando la familia de Jacob (o Israel), el padre de José, se trasladó a Egipto. Pero más común que edificar con piedras enormes era usar para ello ladrillos, producidos en cantidad de millones bajo el mismo ardiente sol.
Los hebreos acogidos en Egipto durante el tiempo de José fueron bendecidos por Dios con aumento, para pavor de los egipcios. Leemos: “De modo que pusieron sobre [los hebreos] jefes de trabajos forzados con el propósito de oprimirlos mientras llevaban sus cargas; y ellos estuvieron edificando ciudades [...] Los egipcios hicieron trabajar a los hijos de Israel como esclavos bajo tiranía. Y siguieron amargándoles la vida con dura esclavitud en trabajos de argamasa de barro y ladrillos”. (Éxodo 1:7-14.)
A la derecha usted puede ver los ladrillos que todavía se hacen en Egipto, algunos secados en hornos como el que se ve ahí. (Compárese con Génesis 11:1-3; 19:28.) Sin embargo, evidentemente la mayoría de los ladrillos del Egipto antiguo se secaban al sol. Lo que continúa aún es el uso de paja para hacer los ladrillos. Se puede ver la paja en ladrillos que se hallaron en ruinas desenterradas en la antigua Beerseba (recuadro).
La paja añadida fortalecía los ladrillos. Para hacerlos se pisaba lodo (o barro) mezclado con agua y paja, lo cual se prensaba en moldes, y finalmente se ponían a secar los ladrillos. Imagínese el afanarse en este tipo de trabajo día tras día. De seguro usted puede comprender por qué los israelitas ‘suspiraban a causa de la esclavitud y clamaban en son de queja, y su clamor por ayuda siguió subiendo al Dios verdadero’. (Éxodo 2:23.)
Jehová oyó la queja de ellos y envió a Moisés a donde Faraón para pedir la libertad de los israelitas. En vez de permitirles salir, el orgulloso Faraón aumentó su carga. Ahora tendrían que recoger su propia paja, y todavía tenían que entregar su cuota de ladrillos como antes. ¡Aquello era como una sentencia de muerte! Dios dijo: “Ahora verás lo que yo le haré a Faraón, porque a causa de una mano fuerte los enviará”. (Éxodo 5:1–6:1.)
Usted probablemente sabe lo que sucedió después. Jehová podía derrotar al tiránico Faraón. Después de la décima plaga, Dios “sacó de la tierra de Egipto a los hijos de Israel”. (Éxodo 12:37-51.) El pueblo de Israel, dejando atrás las pirámides, los ladrillos y la dura esclavitud, marchó adelante hacia la Tierra Prometida. Estos hechos históricos deben darnos la seguridad de que Jehová Dios puede suministrar verdadera libertad para los cristianos en el venidero nuevo mundo, con su Paraíso terrestre. (Compárese con Romanos 8:20, 21.)
[Ilustración de la página 31 (completa)]