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“El mayor generador de empleos del mundo”¡Despertad! 2005 | 22 de agosto
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“El mayor generador de empleos del mundo”
El número de viajeros internacionales supera los 600 millones al año. Cientos de millones más se desplazan dentro de su mismo país, sea por trabajo o por placer. En consecuencia, el sector turístico —lo que incluye hoteles, centros vacacionales, compañías aéreas, agencias de viajes y otras empresas de servicios— ha sido aclamado como “el mayor generador de empleos del mundo”.
LOS ingresos del turismo internacional ascienden a cuatro billones de dólares anuales. Tal vez el turista no se considere parte de un movimiento mundial por la paz, pero así es como cataloga a esta actividad económica la Organización Mundial del Turismo (OMT), perteneciente a la ONU. En una conferencia presidencial celebrada en 2004 en el Oriente Medio, Francesco Frangialli, secretario general de la OMT, dijo lo siguiente: “Turismo y paz son inseparables. Las fuerzas liberadas por el turismo son tan poderosas que pueden cambiar situaciones aparentemente irreversibles y hacer posible la reconciliación cuando nadie creía en ella”.
¿Cómo se originó este influyente sector económico? ¿Ofrece tan solo ventajas? ¿Podrán “las fuerzas liberadas por el turismo” traer la paz?
La época dorada del turismo
Las semillas del turismo moderno de Occidente se sembraron mayormente en el siglo XIX. Con la revolución industrial creció la clase media de Europa y Estados Unidos, por lo que cada vez más personas poseían tanto el dinero como el tiempo para viajar.
A esto hay que añadir los importantes avances en los medios de transporte de pasajeros, como los trenes que unían las metrópolis o los enormes barcos de vapor que acortaban las distancias entre los continentes. A fin de satisfacer las necesidades de los viajeros, se edificaron grandes hoteles cerca de las estaciones de ferrocarril y de los puertos de embarque.
En 1841, el empresario inglés Thomas Cook pensó en los beneficios de combinar todos estos elementos. De hecho, fue el primero en ofrecer paquetes turísticos que incluían transporte, alojamiento y otros servicios en localidades seleccionadas. En la década de 1860, el estadista británico William Gladstone hizo la siguiente observación: “Se debe prestar atención al sistema fundado por [el señor] Cook [...,] bajo el cual un buen número de personas e incluso clases enteras por primera vez han encontrado acceso fácil a los países extranjeros y han adquirido cierta familiaridad con ellos, lo cual no causa desprecio sino amabilidad”.
El auge en el siglo XX
Lamentablemente, la mayor familiaridad con los extranjeros que fomentó el turismo no impidió el estallido de las dos guerras mundiales en la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, en vez de acabar con el turismo, los cambios sociales y los adelantos técnicos propiciados por las guerras en realidad aceleraron el crecimiento del sector.
Los viajes aéreos se hicieron más rápidos y asequibles; se trazaron carreteras que recorrían los continentes, y proliferaron los vehículos de motor. Ya a mediados del siglo XX, las vacaciones y los viajes turísticos eran parte de la cultura occidental y estaban al alcance de la mayoría de las clases sociales. Además, millones de personas compraron televisores y quedaron embelesadas con la visión de lugares exóticos, lo cual les despertaba el deseo de viajar.
A comienzos de la década de 1960 se alcanzó la cifra anual de 70.000.000 de turistas internacionales. A mediados de los años noventa, la cifra ya había ascendido a más de 500 millones. A fin de satisfacer sus necesidades, se construyeron centros vacacionales por todo el mundo. Las industrias no vinculadas directamente con el turismo también se beneficiaron, pues los visitantes consumen grandes cantidades de alimento y bebida, y gastan dinero en numerosos bienes y servicios.
Hoy día, el turismo resulta vital para la economía de más de ciento veinticinco países. Subrayando los beneficios que aporta este sector, la OMT lo comparó, en un comunicado de prensa emitido en 2004, a un motor capaz de atenuar la pobreza mediante la creación de pequeñas y medianas empresas y nuevos puestos de trabajo, lo cual puede elevar “la concienciación ambiental, cultural y social”.
Ahora bien, quizás usted se pregunte: “¿Cómo puede producir tal efecto el turismo? ¿Y cómo es posible que beneficie al medio ambiente?”.
Se vende la naturaleza para salvarla
Desde principios de la década de 1980 fue aumentando el interés de algunos científicos y cineastas por las selvas, los arrecifes de coral y los seres vivos que habitan estos ecosistemas. Aquel interés se tradujo en reportajes y documentales que avivaron el deseo de ver en persona estas maravillas naturales. Las pequeñas empresas que se formaron para satisfacer las necesidades de los científicos y cineastas crecieron con el fin de atender la llegada de ecoturistas.
El ecoturismo se ha vuelto cada vez más popular, con lo que se ha convertido en el segmento de mayor crecimiento. Y es que la promoción de las maravillas de la naturaleza ha resultado muy rentable. La periodista Martha S. Honey explica: “En varios países, el turismo ecológico se ha convertido en la mayor fuente de divisas, sobrepasando el comercio de bananas en Costa Rica, de café en Tanzania y Kenia, y de productos textiles y joyería en la India”.
Así, el turismo ha resultado un poderoso incentivo económico para proteger plantas y animales. “En Kenia —comenta la citada periodista—, cada león produce 7.000 dólares al año en ingresos por el turismo, y una manada de elefantes representa 610.000 dólares anuales.” Los arrecifes de coral hawaianos generan unos 360 millones de dólares anuales procedentes del ecoturismo.
Qué es el ecoturismo
El informe Ecotourism: Principles, Practices and Policies for Sustainability (Ecoturismo. Principios, prácticas y políticas para la sostenibilidad), publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, dice así: “Muchas empresas turísticas han visto conveniente emplear el término ecoturismo en sus folletos, y los gobiernos lo han utilizado profusamente para promover sus destinos nacionales, todo ello sin esforzarse por poner en práctica siquiera uno de los más fundamentales principios [del ecoturismo]”. ¿Cómo puede saber usted si el viaje que planea hacer es realmente una actividad de este tipo?
La autora del informe, Megan Epler Wood, indica que para catalogar de ecoturística una actividad, esta debe cumplir los siguientes requisitos: proporcionar información sobre la zona que se visitará y su cultura, además de ofrecer recomendaciones en cuanto a la vestimenta y conducta apropiada; dar información completa sobre las características geográficas y sociopolíticas de la zona y las oportunidades de relacionarse con los lugareños fuera del ámbito comercial; garantizar que todas las tarifas de entrada a los parques naturales estén pagadas por completo, y ofrecer hospedaje en lugares que cuiden el entorno.
Los logros del ecoturismo
Hacer ecoturismo es mucho más que realizar un viaje organizado a un paraje natural. Se ha definido como “el tipo de turismo basado en la naturaleza, que busca comprender la cultura y la historia natural del entorno, cuidar de que no se altere el ecosistema y ofrecer oportunidades económicas que hagan que la conservación de los recursos naturales resulte útil para las comunidades locales”.
¿Ha estado el ecoturismo a la altura de estos ideales? Martin Wikelski, de la Universidad de Princeton, señala: “El ecoturismo es uno de los factores principales en la protección de las [islas] Galápagos”. En Ruanda se atribuye a la buena gestión turística la preservación de los gorilas de montaña, pues permite que los nativos tengan un medio de subsistencia que sustituya a la caza furtiva. En otros países africanos, las reservas naturales se mantienen gracias a los ingresos que aporta el turismo.
Por todo el mundo, el ecoturismo ha contribuido a mejoras sociales y medioambientales. Además, es innegable que el sector turístico ha reportado innumerables ganancias económicas. Pero ¿es el turismo todo ventajas? ¿Qué futuro les espera a los viajes internacionales?
[Ilustración y recuadro de la página 6]
Consejos para los viajeros internacionalesa
Antes de partir
1. Haga una lista de los datos importantes: información sobre su pasaporte, números de las tarjetas de crédito, números de los pasajes aéreos y datos de los cheques de viajero. Deje una copia en casa y lleve otra consigo.
2. Asegúrese de que su pasaporte no esté caducado y de que su visado sea válido. Vacúnese si es necesario.
3. Obtenga un seguro médico adecuado, ya que los tratamientos de urgencias en el extranjero o el transporte a su lugar de origen podrían costarle muchísimo dinero. Si padece alguna enfermedad, lleve una carta de su médico que explique su estado de salud y la medicación que toma. (Nota: en algunos países es ilegal introducir ciertos medicamentos. Si desea más detalles, consulte con la embajada o el consulado del país que piensa visitar.)
Durante el viaje
1. No lleve artículos que no pueda permitirse perder.
2. El pasaporte y demás objetos valiosos deben portarse encima, y no en una bolsa o en bolsillos exteriores. No es prudente que un solo miembro de la familia lleve todos los documentos.
3. Será más difícil que le roben la billetera del bolsillo si la envuelve con tiras de goma.
4. Lleve la cuenta de las compras que haga con la tarjeta de crédito, y aténgase a su presupuesto. En algunos países podrían detenerlo si excede el límite de su tarjeta de crédito.
5. Hay lugares que consideran una amenaza a la seguridad nacional que se tomen fotografías del personal y de los edificios militares, o de zonas industriales como puertos, estaciones de tren o aeropuertos. Por lo tanto, sea cuidadoso.
6. No lleve paquetes que le hayan dado otras personas, a menos que las conozca bien.
Al comprar recuerdos
1. No olvide que muchos países prohíben la importación de marfil, caparazones de tortuga, plantas, pieles y otros artículos, aunque sean pequeños.
2. Tenga cuidado al comprar loza vidriada; algunos objetos podrían causar intoxicación por plomo si no están bien fabricados.
[Nota]
a Información adaptada de la Department of State Publication 10542.
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El futuro del turismo¡Despertad! 2005 | 22 de agosto
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El futuro del turismo
“Existen ejemplos en casi todo el mundo, donde se identifica el desarrollo turístico como la causa principal de la degradación del medio ambiente.” (Una introducción al turismo, de Leonard J. Lickorish y Carson L. Jenkins.)
EL CRECIMIENTO del turismo no solo representa un peligro potencial para el medio ambiente, sino que puede contribuir a la aparición de otros problemas. Veamos brevemente algunos de ellos, y luego analizaremos las posibilidades futuras de viajar por nuestro hermoso planeta y conocer sus maravillas, en especial sus encantadores habitantes.
Problemas medioambientales
El gran volumen de turistas constituye de por sí una fuente de problemas. Los investigadores Lickorish y Jenkins escriben: “En la India, el Taj Mahal sufre desgaste y deterioro por los visitantes; en Egipto, las pirámides también se ven amenazadas debido al gran número de visitantes”.
Además, los mencionados investigadores añaden que si no se controla el turismo, las multitudes de visitantes pueden destruir o dañar la vegetación mientras caminan por las zonas protegidas. Asimismo se ponen en peligro algunas especies cuando los turistas se llevan objetos como conchas marinas exóticas y pedazos de coral, o cuando los residentes del lugar los recogen para venderlos.
Otro problema es que el turismo contamina, pues según cálculos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, cada turista genera, como promedio, un kilogramo [2,2 libras] de residuos sólidos al día. Hasta las zonas más remotas parecen verse afectadas. Un informe reciente de la Red de Acción del Bosque Tropical dice: “En las rutas turísticas del Himalaya hay basura a lo largo de los senderos, y los bosques de las montañas [han] quedado diezmados, convertidos en leña para cocinar o para calentar agua con que bañarse”.
Es más, los turistas suelen consumir cantidades desmesuradas de recursos a expensas de los habitantes del lugar. James Mak, en su libro Tourism and the Economy (Turismo y economía), dice lo siguiente: “Los visitantes de la isla de Granada consumen siete veces más agua que los residentes locales”. Y añade: “Directa e indirectamente, el turismo es responsable del 40% del consumo total de energía de Hawai, aunque solo 1 de cada 8 personas sea un visitante”.
Es cierto que los turistas invierten mucho dinero en los viajes a países en vías de desarrollo, pero la mayor parte de ese gasto no beneficia a la población local. El Banco Mundial calcula que solo el 45% de los ingresos procedentes del turismo permanece en el país de destino, pues la mayor parte del dinero regresa a las naciones industrializadas mediante los operadores turísticos y los hoteles de capital extranjero.
Efectos sociales negativos
Los turistas occidentales relativamente pudientes que viajan a países menos adelantados pueden producir otros ligeros —y a veces no tan ligeros— efectos adversos en las culturas locales. Por ejemplo, los turistas llevan consigo artículos caros, objetos con los que los habitantes del lugar ni siquiera sueñan. Muchos de estos llegan a desear tales lujos, pero no pueden obtenerlos a menos que cambien su estilo de vida, cambio que tal vez suponga comportamientos sociales nocivos.
James Mak —a quien citamos antes— también hace mención de otros posibles problemas, pues señala que el aumento del turismo puede “llevar a la pérdida de la identidad cultural y de comunidad, provocar conflictos dentro de sociedades tradicionales sobre cómo usar los terrenos comunitarios y los recursos naturales, y fomentar conductas antisociales como la delincuencia y la prostitución”.
Hoy en día, los turistas se sienten libres de ataduras, de modo que se entregan a actividades de las que se abstendrían si estuvieran en su hogar rodeados de amigos y familiares. La inmoralidad, por tanto, se ha convertido en un problema de grandes proporciones. Subrayando un conocido ejemplo, el mencionado autor dijo: “Cada vez hay más preocupación internacional por el efecto que el turismo tiene en la prostitución infantil”. En 2004, la cadena de noticias CNN informó: “‘Fuentes confiables señalan que entre 16.000 y 20.000’ niños son víctimas de abusos sexuales en México, ‘principalmente en zonas fronterizas, urbanas y turísticas’”.
Los beneficios de viajar
La Tierra es un hermoso hogar que permite disfrutar de muchas maravillas, como el espectáculo que ofrecen las coloridas puestas de sol y el cielo cubierto de centelleantes estrellas, además de una variada fauna y flora. Vivamos donde vivamos, todos tenemos acceso a estas y otras bellezas naturales. Con todo, también nos deleita viajar a diferentes lugares y ver sus maravillas.
A pesar de la impresión que les causa la naturaleza, muchos turistas afirman que lo que más les gusta de sus viajes es conocer a personas de culturas distintas a la suya. Suelen llegar a la conclusión de que los prejuicios que algunos tienen no se corresponden con la realidad, de modo que sus viajes los ayudan a comprender a gente de otras razas y culturas, y a entablar amistades entrañables.
Una lección que aprenden muchos turistas es que la felicidad no estriba necesariamente en los bienes materiales. Resulta más importante la relación con los demás: disfrutar de las viejas amistades y entablar otras nuevas. Un relato bíblico narra cómo la “bondad humana” que mostró “la gente de habla extranjera” de Malta benefició a unos viajeros del siglo primero que sufrieron un naufragio en aquellas costas (Hechos 28:1, 2). Visitar otros países y pueblos ha permitido a muchos comprender que los seres humanos verdaderamente componemos una sola familia y que podemos vivir en paz sobre la Tierra.
Hoy son relativamente pocas las personas que tienen la oportunidad de viajar por el mundo, pero ¿qué sucederá en el futuro? ¿Podrá la mayoría de la gente, si no toda, disfrutar de ese placer?
Lo que encierra el futuro
Lo cierto es que, en realidad, todos pertenecemos a una gran familia: la familia humana. Es verdad que el primer hombre y la primera mujer murieron, tal como se les había advertido que les ocurriría si desobedecían a Dios (Génesis 1:28; 2:17; 3:19). Por lo tanto, todos sus descendientes, incluidos nosotros, sufrimos los efectos de la vejez y la muerte (Romanos 5:12). Sin embargo, Dios promete que cumplirá su propósito original de que la Tierra esté habitada por seres humanos que lo amen. “Hasta lo he hablado —dice su Palabra—; también lo haré venir.” (Isaías 45:18; 46:11; 55:11.)
Pensemos en lo que esto significará. La Biblia promete que, bajo el dominio del Reino de Dios, “los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella” (Salmo 37:29; Mateo 6:9, 10). La Biblia describe así lo que encierra el futuro para sus habitantes: “Dios mismo estará con ellos. Y limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor” (Revelación [Apocalipsis] 21:3, 4).
Piense en las magníficas oportunidades que habrá de recorrer nuestro planeta y de conocer sus maravillas, en especial a sus encantadores habitantes. No tendremos que preocuparnos por la seguridad: todos serán nuestros amigos, todos formarán parte de lo que la Biblia llama la “asociación de [...] hermanos en el mundo” (1 Pedro 5:9).
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