Conducta que adorna la enseñanza de Dios
Hace poco la gerencia de una compañía de Caracas, Venezuela, escribió una carta a los ancianos y siervos ministeriales de una congregación de testigos de Jehová cercana. Pudiéramos resumir su contenido así: ‘Hemos recibido muy buenas referencias sobre las personas de su religión en lo que tiene que ver con ser responsables y honradas. Por esa razón nos hemos dirigido a ustedes. Debido a que actualmente nos hacen falta trabajadores, necesitamos con urgencia dos personas para los siguientes cargos: una para chofer y la otra para jefe de almacén. Agradeceríamos mucho cualquier información que nos puedan suministrar respecto a alguien de su congregación o de otra cercana. Realmente no queremos empleados que no sean Testigos. Sírvanse avisarnos aunque no tengan a nadie disponible para desempeñar estos cargos, pues esperaremos su respuesta antes de tomar otra decisión’.
Después de encontrar debajo de la puerta del Salón del Reino la carta a que aludimos arriba, uno de los ancianos de la congregación visitó al dueño de la compañía. Él había tenido tratos con testigos de Jehová por 15 años y no recordaba haber tenido ningún problema serio con sus empleados Testigos. Dijo que eran serios, responsables, honrados y trabajadores diligentes. Y añadió: “Sé que ustedes no toleran a los malhechores, y que los expulsan. Eso muestra que su congregación no quiere ser cómplice de esa clase de personas”.
La buena conducta adorna la enseñanza de Dios. (Tito 2:10.) Es el resultado de un deseo genuino de adherirse estrechamente a los principios morales que se mencionan en la Biblia.