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Libro bíblico número 6: Josué“Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”
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1. ¿En qué situación se halla Israel en 1473 a.E.C.?
EL AÑO es 1473 a.E.C. La escena es muy dramática y emocionante. Los israelitas, acampados en las llanuras de Moab, están listos para entrar en Canaán, la Tierra Prometida. Ese territorio al otro lado del Jordán está habitado por numerosos reinos pequeños, y cada uno tiene su propio ejército particular. Están divididos entre sí y debilitados a causa de muchos años de dominación corrupta por Egipto. Sin embargo, para la nación de Israel la oposición es formidable. Tienen que tomar las muchas ciudades amuralladas y fortificadas, como Jericó, Hai, Hazor y Lakís, para poder sojuzgar esa tierra. Les espera un tiempo crítico. Tienen que pelear y ganar batallas decisivas, en las que Jehová mismo va a intervenir con milagros poderosos en favor de su pueblo a fin de cumplir su promesa de establecerlos en esa tierra.
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Libro bíblico número 6: Josué“Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”
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La conquista de Canaán (5:13–12:24). Ahora el primer objetivo está al alcance. Pero ¿cómo van a tomar esta ciudad amurallada y “bien cerrada” de Jericó (6:1)? Jehová mismo detalla el procedimiento y envía al “príncipe del ejército de Jehová” para instruir a Josué (5:14). Una vez al día por seis días, los ejércitos de Israel tienen que marchar alrededor de la ciudad, con los hombres de guerra a la cabeza, seguidos en procesión por unos sacerdotes que toquen cuernos de carnero y otros que lleven el arca del pacto. Al séptimo día hay que darle la vuelta siete veces. Josué transmite fielmente las órdenes al pueblo. Tal como se mandó, los ejércitos marchan alrededor de Jericó. No se dice ni una sola palabra. No hay sonido alguno, excepto el ruido fuerte de pisadas y de los cuernos que tocan los sacerdotes. Entonces, el último día, después de completar la séptima vuelta, Josué les da la señal de gritar. Eso hacen: dan “un fuerte grito de guerra”, ¡y el muro de Jericó se desploma (6:20)! Como un solo hombre los israelitas se lanzan contra la ciudad, la capturan y la dan por entero a la destrucción ardiente. Solo la fiel Rahab y su casa obtienen liberación.
11. ¿Cómo se remedia la derrota inicial en Hai?
11 Después, ¡al oeste hacia Hai! La confianza en otra victoria fácil se convierte en desánimo cuando los hombres de Hai ponen en fuga a los 3.000 soldados israelitas enviados a capturar la ciudad. ¿Qué ha sucedido? ¿Los ha abandonado Jehová? Josué pregunta a Jehová ansiosamente. En respuesta Jehová revela que, contrario a su mandato de que se diera por entero a la destrucción cuanto había en Jericó, en el campamento alguien ha desobedecido: ha hurtado algo y lo ha escondido. Esta impureza tiene que eliminarse del campamento antes de que Israel pueda seguir prosperando con la bendición de Jehová. Por dirección divina se descubre a Acán el malhechor, y él y su casa son lapidados. Ya que han recobrado el favor de Jehová, los israelitas avanzan ahora contra Hai. Una vez más Jehová mismo revela la estrategia que se ha de emplear. Se atrae a los hombres de Hai hacia fuera de la ciudad amurallada, y entonces se les atrapa en una emboscada. La ciudad, capturada, es dada por entero a la destrucción junto con todos sus habitantes (8:26-28). ¡No se hace ninguna componenda con el enemigo!
12. ¿Qué mandato divino cumple después Josué?
12 En obediencia al mandato de Jehová mediante Moisés, Josué edifica entonces un altar en el monte Ebal y escribe sobre él “una copia de la ley” (8:32). Luego lee las palabras de la Ley, junto con la bendición y la maldición, a la asamblea de toda la nación puesta de pie, la mitad de ella frente al monte Guerizim y la otra mitad frente al monte Ebal. (Deu. 11:29; 27:1-13.)
13. ¿Cuál es el resultado de que los gabaonitas actúen “con sagacidad”?
13 Alarmados por el progreso veloz de la invasión, varios reinos pequeños de Canaán se unen en un esfuerzo por detener el avance de Josué. No obstante, cuando ‘los gabaonitas oyen lo que Josué ha hecho a Jericó y a Hai, actúan con sagacidad’. (Jos. 9:3, 4.) Con el pretexto de que son de una tierra muy distante de Canaán, entran en un pacto con Josué “para dejarlos vivir”. Cuando se descubre la treta, los israelitas cumplen con el pacto, pero hacen de los gabaonitas “recogedores de leña y sacadores de agua”, como los ‘esclavos más bajos’, y así se cumple en parte la maldición inspirada de Noé sobre Canaán, el hijo de Cam. (Jos. 9:15, 27; Gén. 9:25.)
14. ¿Cómo demuestra Jehová en Gabaón que está peleando por Israel?
14 Esta deserción de los gabaonitas no es un asunto insignificante, pues “Gabaón era una ciudad grande [...] mayor que Hai, y todos sus hombres eran poderosos”. (Jos. 10:2.) Adoni-zédeq, rey de Jerusalén, considera esto una amenaza para sí mismo y los demás reinos de Canaán. Hay que dar un castigo ejemplar para detener deserciones futuras al enemigo. Por lo tanto, Adoni-zédeq y otros cuatro reyes (los de las ciudades-reinos de Hebrón, Jarmut, Lakís y Eglón) se organizan y guerrean contra Gabaón. Para honrar su pacto con los gabaonitas, Josué marcha durante toda la noche para ayudarlos y derrota a los ejércitos de los cinco reyes. Una vez más Jehová entra en la pelea y utiliza poderes y señales sobrehumanos, con resultados devastadores. Un granizo poderoso cae del cielo y mata a más de los enemigos que las espadas del ejército israelita. Y luego, maravilla de maravillas, ‘el sol se queda parado en medio de los cielos y no se apresura a ponerse por más o menos un día entero’ (10:13). Esto permite una victoria completa sobre el enemigo. Los sabios mundanos quizás traten de descartar ese suceso milagroso, pero los hombres de fe aceptan el registro divino, muy conscientes del poder que tiene Jehová para controlar las fuerzas del universo y dirigirlas según Su voluntad. De hecho, “Jehová mismo estaba peleando por Israel” (10:14).
15. Describa el curso de la invasión y su punto culminante en Hazor.
15 Después de dar muerte a los cinco reyes, Josué hace que Maquedá sea enteramente destruida. Pasando rápidamente al sur, destruye totalmente las ciudades de Libná, Lakís, Eglón, Hebrón y Debir... ubicadas en las colinas entre el mar Salado y el mar Grande. Para entonces las noticias de la invasión se han esparcido por todo Canaán. Arriba en el norte, Jabín, rey de Hazor, da la alarma. Por todas partes, a ambos lados del Jordán, emite el llamado para acción unida contra los israelitas. Las fuerzas congregadas del enemigo que acampan junto a las aguas de Merom, al pie del monte Hermón, son “como los granos de arena que están a la orilla del mar por multitud” (11:4). De nuevo Jehová le asegura a Josué que logrará la victoria, y describe la estrategia de batalla. ¿Cuál es el resultado? ¡Otra derrota aplastante para los enemigos del pueblo de Jehová! Se quema a Hazor en el fuego, y sus ciudades aliadas y sus reyes son dados por entero a la destrucción. Así Josué extiende la zona de la dominación de Israel por todo Canaán. Se ha derrotado a 31 reyes.
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