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“La batalla no es de ustedes, sino de Dios”¡Despertad! 2000 | 22 de abril
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El 4 de julio de 1940, justo antes del inicio de curso en la Facultad de Derecho, el gobierno canadiense proscribió sin advertencia a los testigos de Jehová.
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“La batalla no es de ustedes, sino de Dios”¡Despertad! 2000 | 22 de abril
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La segunda guerra mundial estaba en su apogeo, y los Testigos seguían proscritos en Canadá. Se enviaba a prisión a hombres y mujeres por el simple hecho de ser testigos de Jehová. A los niños se les expulsaba de las escuelas, e incluso a algunos se los llevaron a hogares de crianza. La razón era que se negaban a participar en formas de adoración nacionalistas, como saludar la bandera o cantar el himno nacional. El profesor William Kaplan, autor del libro titulado State and Salvation: The Jehovah’s Witnesses and Their Fight for Civil Rights (El Estado y la salvación. Los Testigos de Jehová y su lucha por los derechos civiles), dijo que a los “Testigos se les injurió en público, y fueron objeto tanto de intervención estatal como de ataques personales por parte de un gobierno intolerante y una comunidad francamente hostil cautivada por las pasiones y el patriotismo de la guerra”.
Los Testigos habían intentado sin éxito que se levantara la proscripción; de pronto, el 14 de octubre de 1943, esta terminó. Con todo, seguían encarcelados y en campos de trabajos forzados, a los niños se les seguía negando el acceso a la educación pública, y seguía vigente la proscripción de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract y de la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia, corporación que poseía el título de nuestra propiedad de Toronto.
A finales de 1943 viajé a Nueva York con Percy Chapman, el siervo de sucursal de Canadá, para entrevistarnos con Nathan Knorr, el entonces presidente de la Sociedad Watch Tower, y Hayden Covington, vicepresidente y consejero legal de la Sociedad. La experiencia del hermano Covington en el campo legal era inmensa; él ganó la impresionante cifra de treinta y seis de las cuarenta y cinco apelaciones que llevó ante el Tribunal Supremo de Estados Unidos.
El alivio llegó poco a poco para los Testigos de Canadá. En 1944 se restituyó la propiedad de la sucursal en Toronto, y pudieron regresar los hermanos que habían trabajado allí antes de la proscripción. En 1945, el tribunal superior de la provincia de Ontario decretó que no se podía obligar a los niños a participar en ejercicios contrarios a su conciencia, y ordenó que se admitiera de nuevo a los pequeños de edad escolar que habían sido expulsados. Finalmente, en 1946, el gobierno canadiense liberó a todos los Testigos de los campos de trabajos forzados.
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