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  • Lo que toda mujer debe saber sobre el cáncer de mama
    ¡Despertad! 1994 | 8 de abril
    • Lo que toda mujer debe saber sobre el cáncer de mama

      LA CANTIDAD de casos de cáncer de mama está aumentando en todos los continentes. Según ciertos cálculos, para el año 2000 se diagnosticarán en todo el mundo alrededor de un millón de nuevos casos de cáncer mamario al año.

      ¿Está alguna mujer a salvo de esta enfermedad? ¿Puede hacerse algo para prevenirla? ¿Qué consuelo y apoyo necesitan las que la combaten?

      Los rayos ultravioletas del Sol provocan la mayoría de los cánceres de piel. El tabaco es el causante de la mayoría de los cánceres de pulmón. Pero no se ha determinado ningún factor que por sí solo produzca el cáncer de mama.

      No obstante, según investigaciones recientes, los factores genéticos, medioambientales y hormonales pudieran tener que ver en el cáncer de mama. Las mujeres en las que se dan algunos de estos factores puede que tengan más posibilidades de enfermar de cáncer.

      Antecedentes familiares

      Cuando ha habido algún caso de cáncer de mama en la familia, ya sea la madre, una hermana o hasta una tía o abuela materna, hay más posibilidades de desarrollarlo. Si ha habido varios casos, el riesgo aumenta.

      La Dra. Patricia Kelly, genetista de Estados Unidos, explicó a ¡Despertad! que aunque los factores hereditarios influyen, solo se les puede atribuir entre un 5 y un 10% de todos los cánceres de mama. “Pensamos —explica— que otro porcentaje de cánceres se debe a factores hereditarios no tan fuertes que actúan en combinación con el ambiente.” Los familiares que tienen los mismos genes suelen vivir también en el mismo entorno.

      Factores ambientales

      “Está claro que hay factores ambientales genéricos implicados” en el desarrollo de la enfermedad, dijo la erudita Devra Davis en la revista Science. Como el pecho de la mujer es una de las partes del cuerpo con más radiosensibilidad, en el caso de las que han estado expuestas a radiación ionizante el riesgo de sufrir cáncer de mama es mayor. Y lo mismo les sucede a las que han estado en contacto con sustancias químicas tóxicas.

      Otro factor ambiental es la dieta. Hay quienes dicen que el cáncer de mama puede deberse a una deficiencia vitamínica y sospechan que obedece a una carencia de vitamina D. Esta vitamina favorece que el organismo absorba el calcio, que a su vez puede contribuir a evitar la multiplicación desenfrenada y anárquica de ciertas células.

      Otros estudios vinculan la grasa en la dieta con el cáncer de mama, no como una causa, pero sí como un factor que contribuye a su aparición. La revista FDA Consumer mencionó que el índice más elevado de muertes causadas por cáncer de mama lo tenían países como Estados Unidos, donde se consumen muchas grasas y proteínas animales. Comentó: “Históricamente, las mujeres japonesas han tenido un riesgo bajo de padecer cáncer de mama, pero este ha estado aumentando palpablemente al paso con la ‘occidentalización’ de los hábitos alimentarios; es decir, de una dieta baja en grasas a una rica en ellas”.

      Un estudio reciente apuntó que el verdadero riesgo puede radicar en el gran número de calorías que se consumen en una dieta rica en grasas. La revista Science News dijo: “Cada caloría de más aumenta el riesgo de cáncer de mama, y cada caloría de más procedente de las grasas representa alrededor de un 67% más de riesgo que las procedentes de otras fuentes”. Las calorías de más pueden resultar en un exceso de peso, y se cree que las mujeres con mucho sobrepeso tienen un riesgo de padecer cáncer de mama aproximadamente tres veces mayor, especialmente después de la menopausia. La grasa corporal produce estrógenos, una hormona femenina que puede afectar adversamente a los tejidos mamarios, lo cual resulta en cáncer.

      Antecedentes personales y hormonas

      En la mama de la mujer existe un rico medio hormonal que va produciendo cambios en el pecho a lo largo de toda su vida. El Dr. Paul Crea, cirujano oncólogo, escribe lo siguiente en la publicación Australian Dr Weekly: “En el caso de algunas mujeres, sin embargo, la prolongada estimulación hormonal del tejido mamario [...] desencadenará una serie de cambios citológicos que con el tiempo resultarán en una transformación maligna [cancerosa]”. Por esta razón se cree que las mujeres que han tenido una menarquía temprana —hacia los 12 años de edad— o una menopausia tardía —pasados los 50 años— corren un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama.

      Mucho se ha discutido en cuanto a si los estrógenos adicionales recibidos al someterse a un tratamiento con estas hormonas están vinculados al cáncer de mama. Mientras que algunos estudios indican que el tratamiento con estrógenos no incrementa el riesgo de cáncer de mama, otros estudios muestran que hay un riesgo importante cuando se sigue durante mucho tiempo. A la vista de los estudios examinados, la publicación British Medical Bulletin de 1992 indicó que existe la posibilidad de que, tras un uso prolongado, “el estrógeno no anticonceptivo haga aumentar de un 30 a un 50% el riesgo de padecer cáncer de mama”.

      Las noticias que hay sobre la relación existente entre los anticonceptivos orales y el cáncer de mama indican que su uso conlleva poco peligro. Sin embargo, hay un subgrupo de mujeres con un riesgo más alto. En el caso de las jóvenes, las que nunca han tenido hijos y las que han tomado píldoras anticonceptivas por mucho tiempo, el riesgo de tener cáncer de mama puede ser hasta un 20% mayor.

      No obstante, tres de cada cuatro mujeres con cáncer de mama no pueden señalar a nada específico que haya contribuido a su enfermedad. La pregunta que se plantea como consecuencia es: ¿debería alguna mujer considerar que está a salvo del cáncer de mama? FDA Consumer dice: “Desde una óptica clínica, a toda mujer se la debería tratar como si tuviera un riesgo considerable de desarrollar cáncer de mama”.

      De modo que las mujeres, en especial las de más edad, son vulnerables a esta enfermedad. La Dra. Kelly comenta que aunque existen diversas causas del cáncer de mama, ‘creo que algunos de los casos solo se deben al envejecimiento, cuando se produce una división anormal de las células’.

      Por qué es vulnerable

      El examen de la estructura de la mama femenina aclara por qué es tan vulnerable al cáncer. En su interior hay una serie de conductos, canales minúsculos, por los que pasa la leche desde los lóbulos mamarios hasta el pezón. Los conductos están recubiertos de células que se dividen y cambian continuamente en respuesta al ciclo mensual de la mujer, preparándola para el embarazo y la lactancia de sus hijos. Es en estos conductos donde se desarrollan la mayoría de los cánceres de mama.

      En el libro Alternatives: New Developments in the War on Breast Cancer (Alternativas: nuevos adelantos en la lucha contra el cáncer de mama), la investigadora Rose Kushner explica: “Cualquier proceso habitual que esté siendo alterado constantemente por una interrupción u otra —aunque sea algo totalmente natural [...]— está sujeto a un mayor riesgo de errores”. Y luego añade: “La trabajada célula mamaria está siempre bañada en alguna hormona que le ordena: ‘Deja de hacer aquello. Empieza a hacer esto’. No es de extrañar que muchísimas células hijas se vuelvan locas”.

      El cáncer de mama empieza cuando una célula anormal se divide, pierde el control de su mecanismo de multiplicación y empieza a proliferar. Tales células no dejan de reproducirse, y con el tiempo invaden los tejidos sanos circundantes, por lo que un órgano sano se convierte en enfermo.

      Metástasis

      Si el cáncer está localizado en la mama, la malignidad se puede eliminar. Cuando el cáncer de mama se ha extendido a zonas distantes del organismo, se llama cáncer de mama metastásico. Esta es la causa de muerte más probable en el caso de las mujeres que padecen cáncer de mama. A medida que las células cancerosas se multiplican en la mama y el tumor aumenta de tamaño, pueden ir saliendo subrepticiamente de la ubicación del tumor primario y penetrar las paredes de los vasos sanguíneos y los ganglios linfáticos.

      Al llegar a este punto, las células tumorales pueden desplazarse a partes distantes del cuerpo. Si evaden las defensas inmunológicas del organismo, que incluyen las células asesinas naturales que circulan por la sangre y por los humores linfáticos, estas células malignas pueden colonizar órganos vitales, como el hígado, los pulmones y el cerebro. Allí, tras volver cancerosos a dichos órganos, siguen multiplicándose y extendiéndose. Una vez iniciada la metástasis, la vida de la mujer peligra.

      Por consiguiente, una de las claves de la supervivencia radica en detectar el cáncer de mama en sus inicios, antes de que haya tenido oportunidad de extenderse. ¿Qué pueden hacer las mujeres para aumentar las posibilidades de detectarlo en su fase inicial? ¿Hay algo que pueda hacerse para ayudar a prevenir el cáncer de mama?

      [Comentario en la página 4]

      Tres de cada cuatro mujeres con cáncer de mama no pueden señalar a nada específico que haya contribuido a su enfermedad

  • Claves para la supervivencia
    ¡Despertad! 1994 | 8 de abril
    • Claves para la supervivencia

      SI USTED escuchara la noticia de que un asesino acecha su vecindario, ¿tomaría medidas para protegerse a sí mismo y proteger a su familia? Probablemente trancaría las puertas con llave y cerrojo para impedirle la entrada. También se fijaría en cualquier extraño de aspecto sospechoso y avisaría enseguida a la policía.

      ¿Deberían hacer menos las mujeres con respecto a esta enfermedad letal, el cáncer de mama? ¿Qué medidas pueden adoptar para protegerse e incrementar sus posibilidades de sobrevivir?

      Prevención y dieta

      Se calcula que, en Estados Unidos, los factores dietéticos son la causa de uno de cada tres cánceres. Su principal protección puede consistir en una buena dieta que le ayude a mantener el sistema inmunológico del organismo. Aunque ningún alimento conocido es capaz de curar el cáncer, comer ciertos alimentos y reducir el consumo de otros puede servir de medida preventiva. “Seguir la dieta apropiada podría reducir hasta en un 50% el riesgo de desarrollar cáncer de mama”, dijo el Dr. Leonard Cohen, de la American Health Foundation de Valhalla (Nueva York, E.U.A.).

      Los alimentos ricos en fibra, como el pan y los cereales integrales, pueden contribuir a la disminución de la cantidad de prolactina y estrógeno, posiblemente uniéndose a estas hormonas y arrastrándolas fuera del organismo. De acuerdo con la revista Nutrition and Cancer, “estos efectos podrían contener la fase inicial de la carcinogénesis”.

      Disminuir el consumo de grasas saturadas pudiera reducir el riesgo. La revista Prevention sugirió que tomar leche desnatada en lugar de leche entera, limitar el consumo de mantequilla, comer carnes con poca grasa y quitar la piel del pollo es una forma de llevar el consumo de grasas saturadas a niveles más seguros.

      También pueden ayudar las hortalizas ricas en vitamina A, como la zanahoria, la calabaza, el boniato (batata) y las verduras de hojas verdes, como la espinaca, la berza y la col lombarda. Se cree que la vitamina A inhibe la formación de mutaciones cancerígenas. Y hortalizas como el brécol, las coles de Bruselas, la coliflor, el repollo y la cebolleta contienen sustancias químicas que inducen enzimas protectoras.

      En el libro Breast Cancer—What Every Woman Should Know (El cáncer de mama: lo que toda mujer debe saber), el Dr. Paul Rodriguez dice que el sistema inmunológico, que reconoce y destruye las células anormales, se puede fortalecer mediante la dieta. Aconseja el consumo de alimentos ricos en hierro, como las carnes magras, las hortalizas de hojas verdes, los mariscos y las frutas y hortalizas con un alto contenido en vitamina C. La publicación Journal of the National Cancer Institute dice que las frutas y hortalizas ricas en vitamina C reducen el riesgo de padecer cáncer de mama. Por otra parte, las semillas de soja y los productos de soja no fermentada contienen genistein, un compuesto que ha limitado el crecimiento de tumores en el laboratorio, pero cuya eficacia en seres humanos todavía no ha podido probarse.

      Detección precoz

      “La detección precoz del cáncer de mama sigue siendo el paso más importante para alterar su curso”, dice Radiologic Clinics of North America. Para ello existen tres medidas básicas: la autoexploración mamaria regular, el examen médico anual y la mamografía.

      La mujer debería explorarse el pecho regularmente todos los meses, buscando cualquier cosa de aspecto o tacto sospechoso, como un endurecimiento o un bulto. Por pequeño que este le pueda parecer, ha de consultar a su médico inmediatamente. Cuanto antes se diagnostique un bulto, más posibilidades tiene de controlar su futuro. Un informe de Suecia indicó que si un cáncer de mama no metastásico de unos 15 milímetros o menos se extirpa quirúrgicamente, hay un 94% de posibilidades de seguir con vida otros doce años.

      La Dra. Patricia Kelly comenta: “Si usted no ha vuelto a tener síntomas de cáncer de mama en doce años y medio, es muy improbable que se le reproduzca. [...] Y a las mujeres se les puede enseñar a localizar cánceres de mama de menos de un centímetro con solo los dedos”.

      Se recomienda un examen médico rutinario anual, particularmente después de los 40 años. En caso de descubrirse un bulto, sería prudente pedir una segunda opinión de un especialista o un cirujano.

      El Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos dice que una buena arma contra el cáncer de mama es hacerse mamografías con regularidad. Este tipo de radiografía puede detectar un tumor quizás hasta dos años antes de que se pueda palpar. Es recomendable en mujeres de más de 40 años. Sin embargo, el Dr. Daniel Kopans dice que este procedimiento “dista mucho de la perfección”. No puede descubrir todos los cánceres de mama.

      La Dra. Wende Logan-Young, de una clínica especializada en problemas mamarios del estado de Nueva York, explica a ¡Despertad! que si una mujer o su médico encuentra alguna anormalidad, pero en la mamografía no aparece, puede haber la tendencia a pasar por alto lo que se ha detectado con la exploración física y dar por buena la radiografía. Ella dice que este es “el mayor error que se comete hoy día”. Su consejo es que las mujeres tengan ciertas reservas sobre la capacidad de la mamografía para detectar el cáncer y confíen también en la exploración mamaria.

      Aunque la mamografía puede detectar los tumores, no es capaz de diagnosticar si son benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos). Eso solo puede averiguarse con una biopsia. Considere el caso de Irene, que fue a hacerse una mamografía. Basándose en ella, su médico diagnosticó que el bulto era benigno y dijo: “Estoy absolutamente seguro de que no tiene cáncer”. La enfermera que le hizo la mamografía estaba preocupada, pero Irene dijo: “Pensé que si el médico estaba seguro, quizás yo me había alarmado demasiado”. Al poco tiempo el bulto creció, así que Irene consultó a otro médico. Le hicieron una biopsia, y esta indicó que tenía un carcinoma inflamatorio, un cáncer de crecimiento rápido. Para determinar si un tumor es benigno (como lo son ocho de cada diez) o maligno, debe practicarse una biopsia. Siempre que el bulto parezca clínicamente sospechoso o esté creciendo, debe efectuarse una biopsia.

      Tratamiento

      Actualmente, los tratamientos convencionales para el cáncer de mama son la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia. La información sobre el tipo de tumor, tamaño, capacidad de invasión, si se ha propagado a los ganglios linfáticos o no y el estado menopáusico de la mujer son factores que pueden ayudar tanto a esta como a su médico a determinar cuál es el mejor tratamiento.

      Cirugía. La mastectomía radical, en la que se extirpa la mama junto con los músculos subyacentes y los ganglios linfáticos axilares, ha estado muy generalizada. No obstante, en años recientes se ha utilizado un tratamiento de conservación de la mama, que consiste en extirpar solo el tumor y los ganglios linfáticos y administrar radioterapia, con índices de supervivencia que igualan a los de la mastectomía. Esto ha contribuido a una mayor tranquilidad de ánimo de algunas mujeres cuando toman la decisión de que se les extirpe un tumor pequeño, pues desfigura menos. No obstante, la publicación British Journal of Surgery dice que en el caso de las mujeres más jóvenes, de las que tienen cáncer en varios lugares de la misma mama o de que haya tumores de más de tres centímetros, hay más riesgo de que se reproduzca el cáncer si se emplea el tratamiento de conservación de la mama.

      Un factor importante en la supervivencia sin recurrencia se indica en la publicación Cleveland Clinic Journal of Medicine: “Las transfusiones de sangre tienen un efecto perjudicial en el índice de supervivencia y recurrencia [...] tras una mastectomía radical modificada”. El informe indicó que cinco años después de la operación, el 53% del grupo que recibió una transfusión de sangre seguía con vida, en comparación con el 93% del que no la recibió.

      Otra ayuda para sobrevivir aparece en la revista The Lancet, donde el Dr. R. A. Badwe explica: “Elegir el momento más propicio para operar teniendo en cuenta el ciclo menstrual tiene un importante efecto en el resultado a largo plazo en el caso de pacientes premenopáusicas con cáncer de mama”. El informe dijo que a las mujeres a las que se extirpó el tumor durante una fase de estimulación estrogénica les iba peor que a las que se operaron durante otras fases del ciclo menstrual: un 54% del primer grupo sobrevivió diez años en comparación con un 84% del segundo grupo. Se dijo que el momento óptimo de la operación de mujeres premenopáusicas con cáncer de mama era por lo menos doce días después del último período menstrual.

      Radioterapia. La radioterapia mata las células cancerosas. En el caso del tratamiento conservador, pueden escaparse del bisturí del cirujano minúsculos focos tumorales por tratar de conservar la mama. La radioterapia puede destruir esas células residuales. Pero con la irradiación existe un ligero riesgo de inducir cáncer en la otra mama. El Dr. Benedick Fraass recomienda limitar la exposición de la otra mama a la irradiación. Dice: “Con unas maniobras sencillas es posible reducir de manera significativa la dosis de radiación recibida por la otra mama durante la irradiación de la mama afectada”. Sugiere que se coloque sobre la otra mama un escudo de plomo de 2,5 centímetros de grosor.

      Quimioterapia. A pesar de los esfuerzos por extirpar el cáncer de mama mediante la cirugía, entre el 25 y el 30% de las mujeres a las que se acaba de diagnosticar cáncer de mama tendrán metástasis ocultas demasiado pequeñas como para presentar síntomas al principio. La quimioterapia es un tratamiento que utiliza agentes químicos para tratar de matar las células que invaden otras partes del cuerpo.

      Los efectos de la quimioterapia son limitados porque los tumores cancerosos están compuestos de diferentes tipos de células, cada uno de los cuales tiene su propia sensibilidad a los productos químicos. Las células que sobreviven al tratamiento pueden producir una nueva generación de tumores resistentes a la medicación. No obstante, el número de enero de 1992 de The Lancet presentó pruebas de que la quimioterapia incrementa entre un 5 y un 10% las posibilidades de que la mujer sobreviva otros diez años, dependiendo de su edad.

      Algunos efectos secundarios de la quimioterapia son náuseas, vómitos, caída del cabello, hemorragias, daño al corazón, inmunosupresión, esterilidad y leucemia. John Cairns comentó en un artículo publicado en la revista Scientific American: “Estos pueden parecer peligros relativamente sin importancia para una paciente que padece un cáncer avanzado y de crecimiento rápido, pero serían importantes en el caso de una mujer que tuviese un cáncer de mama pequeño [un centímetro] y aparentemente localizado. Las posibilidades de que esta última muera en el plazo de cinco años como consecuencia de su cáncer solo son de un 10% aunque no reciba ningún otro tratamiento después de la operación quirúrgica”.

      Hormonoterapia. El tratamiento antiestrógeno bloquea la acción de los estrógenos, las hormonas que estimulan el crecimiento de los tejidos de la mama. Esto se consigue reduciendo los niveles de estrógenos en las mujeres premenopáusicas, bien extirpando quirúrgicamente los ovarios o bien mediante fármacos. The Lancet informó sobre un índice de supervivencia de diez años por cada ocho a doce mujeres de cada cien sometidas a cualquiera de estos dos tratamientos.

      Cualquier mujer con cáncer de mama necesita atención médica complementaria durante toda su vida. Debe mantenerse una vigilancia minuciosa, porque si cierto tratamiento falla y se produce una recaída, se puede recurrir a otras terapias.

      Otro tipo de tratamiento contra el cáncer, que aborda la situación desde un ángulo distinto, gira en torno al síndrome llamado caquexia. La revista Cancer Research explica que dos terceras partes de todas las muertes de cáncer son provocadas por la caquexia, término utilizado para designar la consunción de músculos y otros tejidos. El Dr. Joseph Gold, del Instituto de Investigación del Cáncer de Syracuse (Estados Unidos), dijo a ¡Despertad!: “Creemos que un crecimiento tumoral no puede extenderse por el cuerpo a menos que estén abiertos los caminos bioquímicos para la caquexia”. Cierto estudio clínico en el que se utilizó sulfato de hidracina, un compuesto no tóxico, indicó que algunos de estos caminos pueden bloquearse. Se consiguió la estabilización en un 50% de las pacientes de cáncer de mama en fase avanzada.

      Algunas mujeres han recurrido a la medicina alternativa en busca de un tratamiento no invasivo o no tóxico para el cáncer de mama. Las terapias varían, y algunas, como la terapia de Hoxsey, consiste en seguir una dieta y tomar ciertas hierbas. Pero son pocos los estudios publicados que permiten evaluar la eficacia de estos tratamientos.

      Aunque el propósito de este artículo es el de ofrecer claves para la supervivencia, ¡Despertad! no respalda ningún tratamiento en particular. Animamos a todos a investigar detenidamente estas diferentes vías para el tratamiento del cáncer de mama. (Proverbios 14:15.)

      El estrés y el cáncer de mama

      En la revista Acta neurologica, el Dr. H. Baltrusch explica que el estrés prolongado o extremo puede reducir las defensas antitumorales del sistema inmunológico del cuerpo. El sistema inmunológico de las mujeres cansadas, con depresión o que carecen de apoyo emocional puede perder hasta el 50% de su efectividad.

      Por ello, el Dr. Basil Stoll enfatiza lo siguiente en la obra Mind and Cancer Prognosis: “Debería procurarse al máximo minimizar el inevitable trauma físico y psíquico que sufren las pacientes de cáncer durante y después del tratamiento de su enfermedad”. Pues bien, ¿qué clase de apoyo se necesita?

      [Comentario en la página 10]

      El sistema inmunológico de las mujeres cansadas, con depresión o que carecen de apoyo emocional puede perder efectividad

      [Fotografía en la página 7]

      Aunque ningún alimento conocido es capaz de curar el cáncer, comer ciertos alimentos y reducir el consumo de otros puede servir de medida preventiva. ‘Seguir la dieta apropiada podría reducir hasta en un 50% el riesgo de cáncer’, dijo el Dr. Leonard Cohen

      [Fotografía en la página 8]

      “La detección precoz del cáncer de mama sigue siendo el paso más importante para alterar su curso”, dice “Radiologic Clinics of North America”. Para ello existen tres medidas básicas: la autoexploración mamaria regular, el examen médico anual y la mamografía

      [Recuadro en la página 9]

      La autoexploración mamaria: un examen mensual

      LA AUTOEXPLORACIÓN de las mamas debería efectuarse entre cuatro y siete días después del período menstrual. Las mujeres posmenopáusicas también necesitarían hacérsela cada mes en un día fijo.

      Signos que deben buscarse cada mes en un día fijo

      • Un bulto de cualquier tamaño (pequeño o grande) o un engrosamiento en la mama.

      • Arrugas, puntos retraídos o manchas en la piel de la mama.

      • Retracción o inversión del pezón.

      • Ulceritas o costras en el pezón, o que este elimine líquido.

      • Glándulas hinchadas en la axila.

      • Cambios en lunares o cicatrices de la mama.

      • Notable asimetría entre ambas mamas que no existía antes.

      Autoexploración

      Sitúese de pie y levante el brazo izquierdo. Con la mano derecha vaya presionando la mama desde el borde exterior con los dedos estirados, describiendo pequeños círculos y moviendo lentamente la mano alrededor de la mama y hacia el pezón. Pálpese también el hueco de la axila.

      Tendida en la cama, coloque una almohada debajo del hombro izquierdo, levante el brazo izquierdo y colóquelo sobre la cabeza o debajo de esta. Repita con la mano derecha los mismos movimientos circulares que se han descrito antes. Proceda del mismo modo con el lado derecho.

      Comprima suavemente ambos pezones para ver si sale líquido.

  • El apoyo que vale
    ¡Despertad! 1994 | 8 de abril
    • El apoyo que vale

      “TUVE que combatir el temor a la muerte y períodos de depresión”, explica Virginia, una testigo de Jehová de Argentina. Durante su lucha contra el cáncer de mama, le practicaron una mastectomía radical y le extirparon los dos ovarios.a

      Desde luego, el temor a la muerte como consecuencia del cáncer de mama está muy generalizado. Este temor, aunado a la aprensión de verse mastectomizada y perder algo tan profundamente vinculado a la feminidad y la capacidad de amamantar, puede destrozar emocionalmente la vida de una mujer. Un agobiante sentimiento de soledad tal vez la suma en la desesperación. ¿Cómo se le puede ahorrar ese desgaste emocional?

      La necesidad de recibir apoyo

      “Tal mujer necesita apoyo”, responde Joan, de Estados Unidos. Su madre y su abuela tuvieron cáncer de mama, y ahora ella se enfrenta a lo mismo. Cuando una mujer se encuentra en esta situación, el apoyo leal de su familia y de sus amigos puede servirle de mucho consuelo y ayuda. Terry, el marido de Joan, se convirtió en un firme y positivo defensor suyo. Explica: “A mi modo de ver, yo debía ejercer una influencia estabilizadora. Necesitaba ayudar a Joan a tomar decisiones respecto al tratamiento que le infundieran confianza y fuerzas para luchar y no darse por vencida. Tuvimos que hacer frente a su temor a operarse, y cuando hablábamos con los médicos, procuraba sacar a relucir las preguntas y temores que ella tenía”. Añade: “Esto es algo que podemos hacer por nuestra familia y por aquellos compañeros de creencia que no cuentan con el apoyo de una familia. Podemos servirles de ojos, oídos y voz al hablar con los médicos”.

      A las mujeres solteras o viudas hay que prestarles atención especial. Diana, de Australia, nos dice: “Mi marido murió hace cinco años tras una operación de cáncer, pero mis hijos me ayudaron a llenar el vacío. Fueron bondadosos, aunque sin sentimentalismos. Eso me dio fuerzas. Todo se atendió deprisa y con serenidad”.

      El cáncer de mama supone un golpe emocional para toda la familia. De ahí que todos necesiten el apoyo y el interés amoroso de otros (en especial, si son testigos de Jehová, de sus hermanos y hermanas espirituales).

      Rebecca, una estadounidense cuya madre tuvo cáncer de mama, explica: “La congregación es una extensión de nuestra familia, y sus actos influyen mucho en nuestras emociones. Aunque muchos no estaban de acuerdo con el tratamiento no convencional que mi madre escogió, nos apoyaron emocionalmente con llamadas telefónicas y visitas. Algunos venían y echaban una mano con la preparación de la dieta especial que ella llevaba. Los ancianos dispusieron que se hiciera una conexión telefónica entre nuestra casa y el Salón del Reino para que no nos perdiésemos ninguna reunión. La congregación hasta nos envió un sobre con una tarjeta y dinero”.

      Joan admite: “Aún hoy se me sigue poniendo la carne de gallina cuando pienso en el amor que me manifestaron mis hermanos espirituales. Durante siete semanas, cinco días a la semana, mis cariñosas hermanas se turnaban en llevarme al hospital para el tratamiento y traerme de regreso a casa en automóvil. Y el viaje de ida y vuelta era de 150 kilómetros. ¡Cuánto agradezco a Jehová la gran bendición de contar con esta hermandad cristiana!”.

      Otra manera que todos tenemos de animar y apoyar es haciendo comentarios edificantes. Hay que tener cuidado de no angustiar a la persona sin darnos cuenta hablando continuamente de cosas negativas. June, una mujer de África del Sur, explica: “No se puede esperar que alguien que no haya tenido cáncer diga las palabras idóneas. En mi caso, prefería que no me contaran casos de cáncer a menos que hubiesen tenido un buen desenlace”. Una japonesa llamada Noriko opina lo mismo: “Si me hablan de personas que se han recuperado y no han sufrido una recaída, eso me da la esperanza de que quizás yo también logre recuperarme”.

      Tenga presente que algunas mujeres prefieren no estar hablando siempre de su salud. Sin embargo, otras necesitan hacerlo y se sienten mejor cuando pueden hablar de su experiencia con el cáncer de mama, en especial a personas allegadas. ¿Cómo puede uno saber lo que debe hacer para ayudar? Helen, de Estados Unidos, sugiere: “Pregunte a la persona si desea hablar de ello, y deje que sea ella quien hable”. Sí, “esté dispuesto a escuchar —dice Ingelise, de Dinamarca—. Esté a su lado para que no se quede sola con sus pensamientos tristes”.

      Esfuércese por tener una actitud positiva

      El tratamiento para el cáncer de mama puede dejar a la enferma exhausta y fatigada durante semanas, meses o años. Una de las mayores pruebas para una mujer con cáncer de mama puede ser la de encararse al hecho de que no puede hacer tanto como antes. Aceptar sus limitaciones físicas supondrá disminuir el ritmo de actividad y descansar durante el día.

      Cuando aparece la depresión, hay que tomar medidas inmediatas para mantener una actitud positiva. Noriko relata su experiencia: “El tratamiento hormonal me dejaba deprimida. Con ese estado de ánimo no podía hacer las cosas que quería, y empecé a sentir que no les servía para nada a Jehová y a la congregación cristiana. Mis pensamientos eran cada vez más negativos, y recordaba los sufrimientos que habían tenido que aguantar al final de su vida los miembros de mi familia que habían muerto de cáncer. Me sobrecogía de temor cuando me preguntaba: ‘¿Podré aguantarlo como ellos hicieron?’”.

      Noriko continúa: “Fue entonces cuando me esforcé por cambiar mi modo de pensar valiéndome de las publicaciones de los testigos de Jehová para meditar en cómo ve Jehová nuestra existencia. Aprendí que la devoción piadosa no se demuestra con la cantidad de trabajo que se hace, sino con el motivo con que se hace. Como yo deseaba que Jehová se sintiera complacido con mis sentimientos y mis pensamientos, decidí que debía servirle con gozo y de toda alma aunque solo pudiese participar un poco en el ministerio cristiano”.

      La incertidumbre prolongada que sienten muchas mujeres con cáncer de mama puede llegar a desgastar su actitud positiva. Diana explica que lo que más la ha ayudado a ella es llenar su corazón y mente de todas las cosas hermosas que Jehová Dios le ha dado: “Mi familia, mis amigos, la música bonita, la oportunidad de contemplar el imponente mar y las preciosas puestas de sol”. Ella aconseja especialmente: “Hable a otros del Reino de Dios, y cultive un verdadero anhelo por las condiciones que reinarán en la Tierra bajo el Reino, cuando ya no haya más enfermedades”. (Mateo 6:9, 10.)

      Virginia también saca las fuerzas para luchar contra la depresión meditando en cuál es su propósito en la vida: “Realmente quiero vivir porque tengo una obra preciosa que hacer”. Cuando se atraviesan momentos críticos y surgen temores, ella dice: “Pongo toda mi confianza en Jehová, porque sé que nunca me abandonará. Y pienso en el texto bíblico de Salmo 116:9, que me asegura que ‘andaré delante de Jehová en las tierras de los que viven’”.

      Todas estas mujeres han centrado su esperanza en Jehová, el Dios de la Biblia. El libro bíblico de 2 Corintios, en el capítulo 1, versículos 3 y 4, llama a Jehová “el Dios de todo consuelo, que nos consuela en toda nuestra tribulación”. ¿Tiende Jehová la mano para ayudar a los que necesitan consuelo?

      Una japonesa llamada Mieko contesta: “Estoy convencida de que al permanecer en su servicio, Jehová me da gran consuelo y ayuda”. Yoshiko también nos dice: “Aunque la gente quizás no comprenda mis sufrimientos, Jehová lo sabe todo, y estoy convencida de que me ha ayudado según mis necesidades”.

      Joan dice: “La oración tiene el poder de sacarte de la desesperación y restablecerte. Cuando pienso en la magnífica obra de curación que Jesús llevó a cabo cuando estuvo en la Tierra y en las curaciones completas que efectuará en el nuevo mundo, ¡cuánto me consuelan esas palabras!”. (Mateo 4:23, 24; 11:5; 15:30, 31.)

      ¿Puede imaginarse un mundo sin cáncer de mama, es más, sin ninguna enfermedad en absoluto? Esta es la promesa de Jehová, el Dios de todo consuelo. En Isaías 33:24 se menciona un tiempo en el que ninguna persona de la Tierra dirá jamás que está enferma. Dicha esperanza se hará pronto realidad cuando el Reino de Dios en las manos de su Hijo Cristo Jesús gobierne plenamente sobre la Tierra, quitando todas las causas de enfermedad, pesar y muerte. ¿Por qué no lee acerca de esta maravillosa esperanza en Revelación 21:3 a 5? Cobre ánimo para encararse al futuro con el apoyo que proporciona verdadero consuelo.

      [Nota a pie de página]

      a Los ovarios son una importante fuente de estrógenos en las mujeres premenopáusicas.

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