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Cuando un hijo tiene cáncer¡Despertad! 2011 | mayo
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Cuando un hijo tiene cáncer
“Me invadió la desesperanza. Me pareció que el suelo se hundía bajo mis pies. Empecé a afligirme como si mi hijita ya hubiera muerto.” (Jaílton, al enterarse de que su hija tenía cáncer)
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Cuando un hijo tiene cáncer¡Despertad! 2011 | mayo
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● Jaílton y Néia. “Supimos que nuestra hija padecía leucemia linfoblástica aguda cuando tenía dos años y medio.”
¿Cuánto tiempo duró el tratamiento?
“La quimioterapia duró casi dos años y medio.”
¿Cuáles fueron los efectos secundarios?
“Vomitaba mucho, se le cayó el pelo y se le oscureció el esmalte de los dientes. Además, contrajo neumonía en tres ocasiones.”
¿Qué sentimientos les produjo verla así?
“Al principio nos dio pánico; pero cuando notamos una mejoría en su salud, confiamos en que se curaría. Ahora va a cumplir nueve años.”
¿Qué les ayudó a superar esta terrible experiencia?
“Sin duda, fue la confianza en Jehová Dios, quien nos consoló en toda nuestra tribulación, como dice la Biblia en 2 Corintios 1:3, 4. También contamos con el apoyo extraordinario de nuestros hermanos cristianos. Nos escribían cartas de ánimo, nos llamaban, oraban con nosotros y por nosotros, y hasta nos prestaron ayuda económica. Cuando la niña tuvo que ser transferida a un hospital en otro estado, los Testigos nos proporcionaron hospedaje y se turnaron para llevarnos al hospital. No hay palabras que puedan expresar nuestra gratitud por todo el apoyo que recibimos.”
● Luiz y Fabiana. “En 1992 nos enteramos de que nuestra hija tenía un tipo de cáncer de ovario raro y muy maligno. Ella tenía 11 años.”
¿Cuál fue su primera reacción?
“Negarlo. No podíamos aceptar que nuestra hija tuviera cáncer.”
¿A qué tratamiento se sometió a la niña?
“La operaron y le aplicaron quimioterapia. Los efectos del tratamiento nos agotaron física y emocionalmente. Dos veces contrajo neumonía, y la última vez casi se muere. También le bajaron las plaquetas, por lo que tenía hemorragias espontáneas por la nariz y sangraba por los poros de la piel. Se utilizaron medicamentos para mitigar esta reacción.”
¿Cuánto tiempo duró el tratamiento?
“Unos seis meses, desde la biopsia inicial hasta el último ciclo de quimioterapia.”
¿Cómo reaccionó su hija ante el diagnóstico y el tratamiento?
“Al principio no entendía lo que estaba pasando. El médico le dijo que tenía ‘una bolita en el estómago que había que sacar’. Finalmente, comprendió que la situación era bastante grave. ‘Papi, ¿tengo cáncer?’, preguntó. Me vi en aprietos para encontrar la respuesta apropiada.”
¿Cómo les afectó el sufrimiento de su hija?
“No es fácil describir la angustia emocional por la que pasamos. Imagínese ver a su pequeña ayudando a la enfermera a encontrar la vena para la quimioterapia. Durante los momentos más difíciles, me metía en el baño a llorar y a orar. Una noche me sentí tan angustiado, que le pedí a Jehová que me dejara morir a mí, y no a mi hijita.”
¿Qué les ayudó a lidiar con la situación?
“Algo fundamental fue el apoyo que recibimos de nuestros hermanos cristianos. Algunos hasta nos llamaban de otras partes del país. Un hermano querido me pidió que sacara la Biblia; entonces, con voz afectuosa, me leyó unos versículos del libro de los Salmos. Era justo lo que mi esposa y yo necesitábamos oír, pues estábamos atravesando una de las fases más difíciles del tratamiento.”
● Rosimeri. “Mi hija tenía cuatro años cuando le diagnosticaron un tipo de leucemia.”
¿Cuál fue su primera reacción?
“No podía creerlo. Lloraba día y noche, y le rogaba a Dios que me ayudara. Mi otra hija también sufrió emocionalmente cuando vio a su hermanita tan enferma; de hecho, tuve que enviarla a casa de mi madre.”
¿Qué efectos secundarios experimentó su hija?
“Las sesiones diarias de quimioterapia le produjeron anemia. Para aumentar la producción de glóbulos rojos, los médicos le administraban hierro y eritropoyetina. El número de glóbulos rojos era una constante preocupación. También tenía convulsiones.”
¿Cuánto tiempo duró el tratamiento?
“Ella recibió quimioterapia intensiva por dos años y cuatro meses. En ese tiempo perdió el cabello y aumentó mucho de peso. Afortunadamente, su buen sentido del humor la ayudó a salir adelante. Después de unos seis años, los médicos dijeron que no quedaban señales de la enfermedad.”
¿Qué le sirvió a usted para afrontar ese difícil trance?
“Mi hija y yo orábamos mucho y reflexionábamos sobre los ejemplos bíblicos de fieles siervos de Dios que aguantaron diversas pruebas. Además, nos tomamos muy a pecho las palabras de Jesús en Mateo 6:34, de no dejar que las inquietudes del día de mañana se sumen a las del día de hoy. También fue una bendición la ayuda de los hermanos espirituales, entre ellos los del Comité de Enlace con los Hospitales, así como la atención del personal médico, que a menudo tiene que tratar con este tipo de situaciones.”
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Cuando un hijo tiene cáncer¡Despertad! 2011 | mayo
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[Ilustración de la página 13]
Néia, Sthefany y Jaílton
[Ilustración de la página 13]
Luiz, Aline y Fabiana
[Ilustración de la página 13]
Aline y Rosimeri
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