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  • Lecciones del milagro de los panes
    La Atalaya (estudio) 2024 | diciembre
    • 8, 9. ¿Por qué fue la multitud a buscar a Jesús? (Juan 6:26, 27).

      8 Lo que más le interesaba a la multitud a la que Jesús alimentó era satisfacer sus deseos y necesidades físicas. Es cierto que, al día siguiente, cuando vieron que Jesús y sus apóstoles se habían ido, ellos se subieron a otras barcas que venían de Tiberíades y se fueron en dirección a Capernaúm para buscar a Jesús (Juan 6:22-24). Pero ¿lo hicieron principalmente para escucharle hablar más acerca del Reino? Está claro que no. Su principal interés era satisfacer su necesidad de pan. ¿Cómo lo sabemos?

      9 Fijémonos en lo que pasó cuando la multitud se encontró con Jesús cerca de Capernaúm. Jesús les dijo claramente que la prioridad de ellos era satisfacer sus necesidades físicas. Indicó que ellos “comieron de los panes hasta quedar satisfechos” con “alimento que se echa a perder”. Y los animó más bien a trabajar por “el alimento que dura y lleva a vida eterna” (lea Juan 6:26, 27). También les dijo que sería su Padre quien les daría ese alimento. La idea de que un alimento pudiera llevar a vida eterna tiene que haberles resultado sorprendente. Pero ¿qué alimento sería ese y cómo podrían conseguirlo?

      10. ¿Qué “obra de Dios” tenía que realizar la gente para conseguir vida eterna?

      10 Parece que aquellos judíos creían que tenían que realizar algún tipo de obras para recibir ese alimento. Puede ser que estuvieran pensando en las “obras” de la Ley mosaica. Sin embargo, Jesús les dijo: “Esta es la obra de Dios: que demuestren fe en el que él envió” (Juan 6:28, 29). Para tener “vida eterna”, es necesario demostrar fe en el representante de Dios. De hecho, Jesús ya había hablado de eso anteriormente (Juan 3:16-18, 36). Y más adelante volvería a hablar de lo que debemos hacer para tener vida eterna (Juan 17:3).

      11. ¿Cómo demostraron los judíos que seguían pensando en satisfacerse con pan literal? (Salmo 78:24, 25).

      11 Esos judíos no aceptaron lo que Jesús les enseñó acerca de esa nueva “obra de Dios”. Por eso le preguntaron: “¿Y qué milagro vas a hacer para que lo veamos y te creamos?” (Juan 6:30). Entonces le mencionaron que sus antepasados de los días de Moisés habían recibido el maná, que podía compararse a pan (Neh. 9:15; lea Salmo 78:24, 25). Está claro que seguían pensando en satisfacerse con pan literal. De ahí que no le pidieran explicaciones a Jesús cuando justo después les habló del “verdadero pan del cielo”, que era como maná del cielo que da vida (Juan 6:32). Estaban tan centrados en sus necesidades físicas que pasaron por alto las verdades espirituales que Jesús estaba tratando de enseñarles. ¿Qué podemos aprender nosotros de este relato?

      NUESTRO PRINCIPAL INTERÉS

      12. ¿Cómo dejó claro Jesús qué es lo más importante?

      12 Una lección importante que encontramos en el capítulo 6 de Juan es esta: nuestro principal interés deben ser las necesidades espirituales. Ya Jesús había resaltado este punto cuando rechazó una de las tentaciones de Satanás (Mat. 4:3, 4). Y en el Sermón del Monte también había destacado que debemos reconocer nuestras necesidades espirituales (Mat. 5:3). Por eso, preguntémonos: “¿Demuestra mi manera de vivir que me intereso más por mis necesidades espirituales que por mis deseos físicos?”.

      13. a) ¿Por qué no está mal que disfrutemos de la comida? b) ¿Qué advertencia debemos tomar muy en serio? (1 Corintios 10:6, 7, 11).

      13 Claro, no está mal que le pidamos a Dios las cosas que necesitamos y que luego disfrutemos de ellas (Luc. 11:3). La Biblia dice que el duro trabajo que nos permite comer y beber nos produce alegría y “viene de la mano del Dios verdadero” (Ecl. 2:24; 8:15; Sant. 1:17). Aun así, tenemos que mantener las necesidades materiales en su debido lugar. Eso es lo que les recordó el apóstol Pablo a los cristianos que vivían cerca del fin de los sistemas judíos. Les escribió acerca de sucesos de la historia de Israel, como los que tuvieron lugar cerca del monte Sinaí. Y les advirtió que no desearan “cosas perjudiciales”, como habían hecho los israelitas (lea 1 Corintios 10:6, 7, 11). Ellos dejaron que sus ganas de comer convirtieran las provisiones milagrosas de Jehová en “cosas perjudiciales” (Núm. 11:4-6, 31-34). Y lo mismo hicieron cuando se pusieron a comer, beber y pasar un buen rato mientras adoraban al becerro de oro (Éx. 32:4-6). Pablo citó este caso como advertencia para los cristianos que vivían antes del fin de los sistemas judíos, que tendría lugar en el año 70 de nuestra era. Hoy nosotros también vivimos muy cerca del fin de un sistema, y por eso hacemos bien en tomar muy en serio el consejo de Pablo.

      14. ¿Qué dice la Biblia sobre la comida en el nuevo mundo?

      14 Cuando Jesús nos enseñó a pedirle a Dios “nuestro pan para este día”, también habló del tiempo en que su voluntad se hará “como en el cielo, también en la tierra” (Mat. 6:9-11). ¿Cómo se imagina ese tiempo? La Biblia indica que la voluntad de Dios incluye que haya buenos alimentos en la Tierra. En Isaías 25:6-8 se promete que bajo el Reino de Jehová habrá muchísima comida de calidad. Y en Salmo 72:16 se predice que “en la tierra habrá grano en abundancia, extraordinaria abundancia en las cumbres de las montañas”. ¿Se imagina usando ese grano para preparar su pan favorito o para probar alguna nueva receta? ¿Y se ve disfrutando del fruto de las viñas que haya plantado? (Is. 65:21, 22). Además, no será el único que disfrute de estas bendiciones.

      15. ¿Qué tendrán que aprender los que resuciten? (Juan 6:35).

      15 (Lea Juan 6:35). ¿Qué les espera a las personas que comieron del pan y de los pescados que Jesús multiplicó milagrosamente? Cuando llegue la resurrección, tal vez conozcamos a algunas de ellas. Es posible que resuciten aunque en el pasado no demostraran fe (Juan 5:28, 29). Tendrán que aprender lo que significan estas palabras de Jesús: “Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí nunca más tendrá hambre”. Deberán poner su fe en el sacrificio redentor de Jesús, es decir, fe en que él dio su vida por ellas. En ese tiempo habrá un programa de educación espiritual para todos los que resuciten y cualquier niño que nazca en el nuevo mundo. ¡Qué felices seremos al participar en ese programa de enseñanza! Nos producirá mucha más satisfacción que comer pan. Sin duda, lo más importante será lo espiritual.

  • Qué hay que hacer para conseguir vida eterna
    La Atalaya (estudio) 2024 | diciembre
    • 11. ¿Cómo sabemos que la bendición de la que habló Jesús en Galilea no era para un grupo limitado de personas?

      11 Cuando Jesús estaba en Galilea en el año 32, se estaba dirigiendo principalmente a judíos que querían que les diera pan. Pero él les habló de algo mucho más beneficioso que los alimentos literales: algo que les permitiría tener vida eterna. Además, indicó que los que murieran podrían resucitar en el último día y vivir para siempre. Él no estaba hablando de una bendición para unos pocos escogidos, para un grupo limitado, como en el caso de la Cena del Señor. Más bien, en Galilea se centró en una bendición que estaría al alcance de todas las personas. De hecho, dijo: “Si alguien come de este pan, vivirá para siempre. [...] El pan que yo voy a entregar para que el mundo viva es mi carne” (Juan 6:51).c

      12. ¿Qué hace falta para recibir la vida eterna de la que habló Jesús en Galilea?

      12 En Galilea, Jesús no les dijo a los judíos que todas las personas —tanto las que habían vivido en el pasado como las que nacieran después— recibirían automáticamente esta bendición. Solo la recibirán los que coman del pan, es decir, los que demuestren fe. Muchos que afirman ser cristianos piensan que para salvarse basta con que “crean” en Jesús y lo vean como su Salvador personal (Juan 6:29, Nueva Versión Internacional). Pero lo cierto es que algunos de la multitud al principio creían en Jesús y luego lo abandonaron. ¿Por qué pasó esto?

      13. ¿Qué hacía falta para ser un verdadero discípulo de Jesús?

      13 La mayoría de las personas de la multitud a la que Jesús alimentó estaban dispuestas a seguirlo siempre y cuando les diera lo que querían. Lo que les interesaba eran las curaciones milagrosas, la comida gratis y las enseñanzas que concordaran con lo que querían oír. Pero Jesús les mostró que para ser sus verdaderos discípulos hacía falta algo más. Él no había venido a la Tierra sencillamente para satisfacer las necesidades físicas de la gente. Ellos tenían que “acudir” a Jesús, es decir, aceptar y obedecer todo lo que él enseñaba (Juan 5:40; 6:44).

      14. ¿Qué tenemos que hacer para beneficiarnos de la carne y la sangre de Jesús?

      14 Jesús destacó que ellos tenían que demostrar fe. Pero fe... ¿en qué? En que la carne y la sangre que él iba a sacrificar les permitirían tener vida eterna. Esa fe era imprescindible para aquellos judíos, y también lo es hoy (Juan 6:40). Así es, para que nos beneficiemos de la sangre y la carne de Jesús mencionadas en Juan 6:53, tenemos que demostrar fe en el rescate. Y esta oportunidad está al alcance de un inmenso número de personas (Efes. 1:7).

  • Qué hay que hacer para conseguir vida eterna
    La Atalaya (estudio) 2024 | diciembre
    • 2. ¿Qué dice el capítulo 6 de Juan sobre la vida eterna? (Juan 6:39, 40).

      2 Un día, Jesús alimentó milagrosamente con panes y pescados a miles de personas.a Lo que hizo fue asombroso, pero lo que dijo al día siguiente lo fue mucho más. Esa multitud lo había seguido hasta Capernaúm, a orillas del mar de Galilea, y allí él les dijo que los seres humanos podrían resucitar y disfrutar de vida eterna (lea Juan 6:39, 40). Piense en los familiares y amigos que usted ha perdido. Lo que Jesús dijo nos enseña que muchas personas que han muerto resucitarán y que usted y sus seres queridos podrán disfrutar de vida eterna. Pero, en el capítulo 6 de Juan, Jesús dijo otras palabras que para muchos han resultado difíciles de entender. Examinémoslas con más detalle.

      3. Según Juan 6:51, ¿qué enseñó Jesús sobre sí mismo?

      3 La multitud de Capernaúm vio una relación entre los panes que Jesús les había dado hacía poco y el maná que Jehová les había proporcionado a sus antepasados. La propia Biblia llama al maná “pan del cielo” (Sal. 105:40; Juan 6:31). Jesús aprovechó el tema del maná para enseñarles algo más. Aunque el maná era un regalo milagroso de Dios, los que lo comieron no se libraron de la muerte (Juan 6:49). Sin embargo, Jesús se llamó a sí mismo “el verdadero pan del cielo”, “el pan de Dios” y “el pan de la vida” (Juan 6:32, 33, 35). Y, más adelante, indicó una diferencia fundamental entre el maná y él mismo. Dijo: “Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguien come de este pan, vivirá para siempre” (lea Juan 6:51). Estas palabras dejaron muy confundidos a aquellos judíos. ¿Cómo podía afirmar Jesús que había bajado del cielo y que era un “pan” superior al maná que Dios les había dado milagrosamente a sus antepasados? Jesús les dio una pista interesante cuando dijo: “El pan que yo voy a entregar [...] es mi carne”. ¿A qué podría estar refiriéndose? Nos interesa conocer la respuesta, porque así sabremos qué hace posible que nosotros y nuestros seres queridos podamos vivir para siempre. Veamos de qué hablaba Jesús.

      “EL PAN VIVO” Y SU CARNE

      4. ¿Por qué se escandalizaron algunos al oír lo que dijo Jesús?

      4 Algunos de los que oyeron a Jesús se escandalizaron al oírle decir que entregaría su carne para que el mundo viviera. A lo mejor pensaron que tendrían que comer la carne literal de Jesús, lo que los convertiría en caníbales (Juan 6:52). Pero Jesús luego añadió un detalle aún más impactante: “Si no comen la carne del Hijo del Hombre y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes mismos” (Juan 6:53).

      5. ¿Por qué sabemos que Jesús no le estaba pidiendo a la gente que bebiera su sangre literal?

      5 Ya en los días de Noé, Dios les había prohibido a los seres humanos consumir sangre (Gén. 9:3, 4). Y más tarde repitió esta prohibición en la Ley que le dio a Israel. Todo el que comiera sangre tenía que “ser eliminado” (Lev. 7:27). Jesús respaldó la Ley de Moisés (Mat. 5:17-19). Por eso es impensable que le pidiera a una multitud de judíos que literalmente comiera su carne o bebiera su sangre. En realidad, con estas palabras tan llamativas, Jesús estaba enseñándole a la gente cómo conseguir la vida, la “vida eterna” (Juan 6:54).

      6. ¿Qué más nos ayuda a entender que Jesús hablaba en sentido figurado cuando dijo que había que comer su carne y beber su sangre?

      6 Está claro que Jesús estaba hablando en sentido figurado. No era la primera vez que lo hacía, pues recordemos lo que le dijo a la samaritana: “El que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed. Más bien, el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un manantial que brotará para dar vida eterna” (Juan 4:7, 14).b Jesús no estaba dando a entender que la samaritana recibiría vida eterna con solo beber agua de un pozo en particular. Igualmente, tampoco estaba diciendo que la multitud a la que le habló en Capernaúm viviría para siempre si literalmente comía la carne de él y bebía su sangre.

      DIFERENCIAS ENTRE DOS OCASIONES

      7. ¿Qué afirman algunos sobre lo que Jesús dijo en Juan 6:53?

      7 Algunas personas religiosas afirman que lo que Jesús dijo en Juan 6:53 sobre comer su carne y beber su sangre sentó la base para la Cena del Señor. Se basan en que en esta ocasión posterior él utilizó palabras parecidas (Mat. 26:26-28). Ellos afirman que todos los que asisten a la Cena del Señor deben comer el pan y beber el vino que se pasan entre los presentes. ¿Es correcto lo que dicen? Es importante saber la respuesta porque todos los años millones de personas por todo el mundo se reúnen con nosotros para celebrar este acontecimiento. Veremos varias diferencias entre las palabras de Juan 6:53 y lo que Jesús dijo durante la Cena del Señor.

      8. ¿Cuáles son algunas diferencias entre estas dos ocasiones? (Vea también las imágenes).

      8 Examinemos dos diferencias entre estas dos ocasiones. Primero, ¿cuándo y dónde pronunció Jesús las palabras de Juan 6:53-56? Fue delante de una multitud de judíos en Galilea en el año 32 de nuestra era. Esto fue un año antes de establecer la Cena del Señor en Jerusalén. Segundo, ¿a quién le dirigió sus palabras? En Galilea, la mayoría de los oyentes de Jesús estaban más interesados en sus necesidades físicas que en sus necesidades espirituales (Juan 6:26). De hecho, cuando Jesús dijo algo que les pareció difícil de entender, enseguida perdieron la fe en él. Hasta algunos de sus discípulos dejaron de seguirlo (Juan 6:14, 36, 42, 60, 64, 66).

      Serie de imágenes: 1. Jesús hablándole a una multitud. Algunos de los que lo escuchan están murmurando y otros están escandalizados. 2. Jesús estableciendo la Cena del Señor con sus apóstoles fieles.

      El capítulo 6 de Juan menciona lo que Jesús le dijo a una multitud de judíos en Galilea (izquierda). Un año después le habló a su pequeño grupo de apóstoles fieles en Jerusalén (derecha). (Vea el párrafo 8).


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