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¿Cómo mide usted el éxito?La Atalaya 2000 | 1 de noviembre
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Cuando las costumbres están en conflicto con la conciencia
Aunque a Robert lo educaron como testigo de Jehová, en la adolescencia su conducta y amistades dejaban mucho que desear. Su madre comenzó a preocuparse por él, así que le pidió a un precursor —evangelizador de tiempo completo de los testigos de Jehová— que lo animase. Robert relata lo que sucedió después.
“Agradecí mucho el interés que me mostró el hermano. Su buen ejemplo hizo que deseara comenzar el precursorado tan pronto como terminase los estudios. Entonces mi madre empezó a preocuparse de nuevo, aunque por otra razón. En nuestra cultura se considera apropiado que una chica se haga precursora apenas termina sus estudios escolares, pero se espera que un muchacho consiga cierta seguridad económica antes de pensar en ese servicio.
”Aprendí un oficio y fundé mi propio negocio. En seguida me encontré tan absorto en el trabajo, que la asistencia a las reuniones y la predicación se convirtieron en algo rutinario. Me molestaba la conciencia, pues sabía que podía servir a Jehová más de lleno. Tuve que luchar mucho para no amoldarme a lo que otros esperaban de mí, aunque me alegro de haberlo hecho. En la actualidad estoy casado, y hace dos años que mi esposa y yo somos precursores. Recientemente me nombraron siervo ministerial en la congregación. Con toda sinceridad puedo decir que me produce gran satisfacción servir a Jehová de todo corazón, aprovechando todo mi potencial.”
Esta revista ha animado a los jóvenes en repetidas ocasiones a aprender un oficio o adquirir algunas habilidades útiles, si es posible, mientras todavía están en la escuela. ¿Con qué finalidad? ¿Con la de enriquecerse? No. Ante todo, con la de ser capaces de mantenerse a sí mismos como es debido cuando sean adultos y de dar el máximo en su servicio a Jehová, especialmente en el ministerio de tiempo completo. Sin embargo, a menudo ha sucedido que tanto hombres como mujeres jóvenes se han imbuido de tal modo en su carrera profesional, que el ministerio ha perdido importancia para ellos. Algunos ni siquiera piensan en emprender el servicio de tiempo completo. ¿Por qué no?
El relato de Robert arroja algo de luz sobre el tema. Una vez que hubo aprendido un oficio, Robert fundó un negocio. En poco tiempo se vio sumido en una carrera que no conducía a ninguna parte. Su meta era alcanzar cierta seguridad económica. Pero ¿hay alguien dentro o fuera de la congregación cristiana que logre totalmente ese objetivo? Los cristianos deben esforzarse por ser responsables en el cumplimiento de sus obligaciones económicas, pero también deben ser conscientes de que, en estos tiempos tan inestables, pocas personas son las que realmente alcanzan dicha seguridad económica. Por esa razón la promesa de Jesús recogida en Mateo 6:33 es tan consoladora para los cristianos.
Robert se alegra de haber seguido los dictados de su corazón y no los de su cultura. En la actualidad disfruta del servicio de tiempo completo, que es, sin duda, una forma de vivir honorable. Se encuentra en paz consigo mismo porque está sirviendo a Jehová con “todo [su] potencial”, como dice él.
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¿Cómo mide usted el éxito?La Atalaya 2000 | 1 de noviembre
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También en la actualidad ha habido personas que han empleado sus dones y habilidades para promover los intereses del Reino. Amy, por ejemplo, es licenciada en comercio y en derecho. Antes trabajaba en un bufete de abogados, pero hoy en día sirve de voluntaria en una sucursal de la Sociedad Watch Tower. Ella nos dice cómo se siente: “Creo que es la mejor forma de aprovechar mi vida. [...] No tengo nada que envidiar a ninguno de mis compañeros de la universidad. Estoy orgullosa del camino que he elegido. Tengo todo lo que necesito y deseo: una vida feliz y gratificante y un trabajo en el que me siento realizada”.
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