-
Su crianza no lo condena al fracasoLa Atalaya 2001 | 15 de abril
-
-
Malinda, mencionada al inicio del artículo, tenía un bondadoso vecino de edad avanzada que le llevaba las revistas La Atalaya y ¡Despertad! “Lo que más me impresionaba de él —recuerda con cariño— era que no celebraba las fiestas. Eso era importante para mí, porque la secta de mis padres practicaba ciertos ritos en Halloween y en otras celebraciones.” Una década más tarde, cuando una amiga la invitó a una reunión cristiana en el Salón del Reino de los Testigos de Jehová, se acordó de su vecino y aceptó gustosa. Aquello la ayudó en su búsqueda de la verdad.
-
-
Su crianza no lo condena al fracasoLa Atalaya 2001 | 15 de abril
-
-
Malinda también consulta a los ancianos a la hora de tomar decisiones importantes. Asimismo, diferentes artículos de La Atalaya y ¡Despertad! le han resultado especialmente valiosos para combatir la desesperanza y el sentido de inutilidad que ha arrastrado desde la infancia. “A veces, tan solo un párrafo o una frase ya me llega al corazón —afirma—. Hace nueve años comencé a coleccionar esos temas en una carpeta de anillas para tenerlos a mano.” Hoy posee tres carpetas con unos cuatrocientos artículos.
-