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  • No dejemos de animarnos unos a otros
    La Atalaya (estudio) 2016 | noviembre
    • “Los niños [...] necesitan ánimo igual que las plantas necesitan agua”. Y añade: “Los niños que reciben ánimo se sienten valiosos y queridos”. Sin embargo, vivimos en tiempos críticos, en los que mucha gente es egoísta, falta el cariño natural y rara vez se da estímulo (2 Tim. 3:1-5). Algunos padres no felicitan a sus hijos porque sus padres no los felicitaron a ellos.

  • No dejemos de animarnos unos a otros
    La Atalaya (estudio) 2016 | noviembre
    • 8 Dios no pensó que era innecesario animar a su querido Hijo mientras estaba en la Tierra solo porque hubieran trabajado juntos durante milenios. Al contrario, en dos ocasiones Jesús escuchó a su Padre decir desde los cielos: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado” (Mat. 3:17; 17:5). Dios felicitó así a Jesús y le aseguró que estaba haciendo las cosas bien. Seguramente él se sintió animado las dos veces que escuchó estas palabras, al principio de su ministerio y en su último año en la Tierra. Jehová también envió un ángel para fortalecerlo la noche antes de su muerte, cuando se sentía muy angustiado (Luc. 22:43). Los padres hacen bien en seguir el ejemplo de Jehová, animando con frecuencia a sus hijos y felicitándolos cuando hacen algo bien. Y si su lealtad se pone a prueba todos los días en la escuela, deberían darles incluso más apoyo.

      9. ¿Qué aprendemos de cómo trató Jesús a sus apóstoles?

      9 Jesús. La noche en la que Jesús instituyó la Conmemoración de su muerte, observó que sus apóstoles tenían problemas de orgullo. Aunque él fue humilde y les lavó los pies, ellos siguieron discutiendo sobre quién era el mayor. Y Pedro demostró exceso de confianza (Luc. 22:24, 33, 34). A pesar de todo, Jesús felicitó a sus apóstoles fieles por continuar a su lado durante sus pruebas. También predijo que harían obras mayores que las suyas y les aseguró que Dios sentía cariño por ellos (Luc. 22:28; Juan 14:12; 16:27). ¿Hacemos igual que Jesús? ¿Felicitamos a nuestros hijos y a otras personas por lo que hacen bien? ¿O nos centramos en sus defectos?

  • No dejemos de animarnos unos a otros
    La Atalaya (estudio) 2016 | noviembre
    • Un padre anima a su hijo

      Los hijos se benefician mucho cuando los animamos con cariño. (Vea el párrafo 14).

      Andreas, que tiene dos hijos, dice: “Animar a los hijos los ayuda a crecer espiritual y emocionalmente, y hace que el consejo se les grabe mejor. Aunque sepan qué es lo correcto, se acostumbrarán a hacerlo si los felicitamos con frecuencia”.

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