Padres: lleguen al corazón de su hijo desde la tierna edad
“Sigan criándolos [a sus hijos] en la disciplina y regulación mental de Jehová.” (EFESIOS 6:4.)
1. ¿Qué sucedió durante un período particularmente difícil de la vida de Jesús?
JESUCRISTO y sus discípulos iban hacia Jerusalén. Poco tiempo antes, en dos ocasiones diferentes Jesús había dicho a sus discípulos que le esperaban muchos sufrimientos, y que en aquella ciudad le darían muerte. (Marcos 8:31; 9:31.) Durante este período sumamente difícil para Jesús, el relato bíblico dice: “La gente empezó a traerle también sus criaturas para que las tocara”. (Lucas 18:15.)
2. a) ¿Qué puede haber impulsado a los discípulos a tratar de alejar a la gente? b) ¿Cómo reaccionó Jesús a aquella situación?
2 ¿Qué reacción produjo esto? Pues bien, los discípulos reprendieron a la gente y trataron de alejarla, sin duda creyendo que le hacían un favor a Jesús al protegerlo de perturbaciones y tensiones innecesarias. Pero Jesús se indignó con sus discípulos y les dijo: “‘Dejen que los niñitos vengan a mí; no traten de detenerlos [...]’ Y tomó a los niños en los brazos y empezó a bendecirlos”. (Marcos 10:13-16.) Sí, prescindiendo de lo que ocupara su mente y su corazón, Jesús dedicó tiempo a atender a simples criaturas, niñitos.
¿Qué lección encierra esto para los padres?
3. ¿Qué lección deben aprender de este incidente los padres?
3 De esto, una lección para los padres debería ser: A pesar de las obligaciones que tengan o los problemas que afronten, el dedicar tiempo a sus hijos exige prioridad. El tiempo que ustedes y sus hijos pasen juntos les permitirá a ustedes inculcar en ellos los valores espirituales que les salvaguardarán el corazón y los encaminarán por el derrotero correcto. (Deuteronomio 6:4-9; Proverbios 4:23-27.) Eunice y Loida, la madre y la abuela, respectivamente, de Timoteo, le dedicaron tiempo para darle la instrucción que influyó en su joven corazón y resultó en una vida dedicada a servir devotamente a Dios. (2 Timoteo 1:5; 3:15.)
4. ¿Por qué son una dádiva preciosa los hijos, y cómo deben mostrar aprecio por ellos los padres?
4 Los padres cristianos no pueden darse el lujo de descuidar a los hijos que Jehová Dios les ha concedido. Sí, los hijos son una dádiva preciosa de Jehová. (Salmo 127:3.) Por eso, dedíquenles tiempo, lleguen a su corazón, siguiendo el ejemplo de la madre y la abuela de Timoteo. Ustedes no solo deben pasar tiempo con sus hijos hablándoles sobre su conducta y disciplinándolos; también es necesario que coman con ellos, lean con ellos, jueguen con ellos y los preparen para acostarse por la noche. Todo ese tiempo que ustedes dediquen a sus hijos es vital.
5. Dé un ejemplo de un padre que mostró aprecio por sus responsabilidades paternales.
5 Un prominente negociante japonés que ahora es testigo de Jehová reconoció ese hecho. Bajo el encabezamiento: “Dirigente de FNJ renuncia para estar con su familia”, el periódico Mainichi Daily News del 10 de febrero de 1986 informó: “Un dirigente de los Ferrocarriles Nacionales Japoneses (FNJ) prefirió entregar su renuncia a separarse de su familia [...] Dice Tamura: ‘Cualquiera puede ocupar la posición de director general. Pero yo soy el único padre que tienen mis hijos’”. ¿Ve usted sus responsabilidades de padre o madre con tal seriedad?
Por qué se requieren esfuerzos especiales ahora
6. ¿Por qué es tan difícil criar debidamente a los hijos hoy?
6 Puede que nunca en la historia humana haya sido tan difícil como ahora criar a los hijos como la Palabra de Dios manda que se haga, “en la disciplina y regulación mental de Jehová”. (Efesios 6:4.) Esto se debe a que vivimos “en los últimos días”, y Satanás y sus demonios, encolerizados, causan muchas dificultades debido al poco tiempo que les queda. (2 Timoteo 3:1-5; Revelación 12:7-12.) Así, el “aire” simbólico sobre el cual Satanás ejerce autoridad estorba los esfuerzos de los padres por criar a sus hijos en el camino de la piedad y la devoción. Ese “aire” —o espíritu de egoísmo y desobediencia— está por dondequiera, como el aire literal que respiramos. (Efesios 2:2.)
7, 8. a) ¿Qué puede introducir la televisión en el hogar, y, sin embargo, qué hacen muchos padres? b) ¿Por qué es un lamentable descuido de la responsabilidad del padre o la madre el usar la televisión como niñera?
7 En particular es la televisión lo que lleva al hogar ese “espíritu del mundo”, ese “aire” venenoso. (1 Corintios 2:12.) En realidad lo que aparece en la televisión suele reflejar la fuerte influencia de un poderoso grupo inmoral y homosexual del campo del entretenimiento. (Romanos 1:24-32.) Los niños son especialmente vulnerables al modo de pensar impío y la suciedad moral que se presentan, tal como lo son a la contaminación literal del aire. Pero ¿qué hacen muchos padres?
8 Usan la televisión como niñera. “Ahora no, hijito. Estoy ocupado. Vete a ver televisión”, dicen a sus hijos. Un prominente locutor de la televisión dice que estas son “las palabras que más se oyen en muchos hogares estadounidenses”. Sin embargo, el hacer que los hijos se vayan a ver lo que quieran en la televisión equivale, de hecho, a darles rienda suelta. (Proverbios 29:15.) Constituye un descuido lamentable de la responsabilidad del padre o la madre. Como señaló el mismo locutor en cuanto a la crianza de los hijos: “Este asunto de criar a los hijos consume tiempo y es una gran responsabilidad que no puede delegarse a otro, ciertamente no al televisor”.
9. ¿Contra qué contaminación necesitan protección los niños en particular?
9 No obstante, las presiones de los tiempos en que vivimos pudieran llevarlos —como llevaron a los discípulos de Jesús— a poner a un lado a los niños para atender a lo que pudiera considerarse un asunto más importante. Pero ¿qué es más importante que sus propios hijos? ¡La vida espiritual de ellos está en la balanza! Quizás ustedes recuerden que en 1986, cuando hubo un accidente nuclear en Chernóbil, en la Unión Soviética, se sacó a los niños de aquella región para impedir que se contaminaran. Ustedes, también, para vigilar la salud espiritual de sus hijos, tienen que protegerlos del “aire” venenoso del mundo, que con mucha frecuencia procede del televisor. (Proverbios 13:20.)
10. ¿Qué otras fuentes de “aire” venenoso son un peligro para los niños, y qué ejemplo bíblico ilustra esto?
10 Sin embargo, hay otras fuentes de “aire” venenoso que pueden destruir los valores morales y endurecer las mentes juveniles. La mala compañía de niños del vecindario y jóvenes de la escuela puede también desarraigar las verdades bíblicas que se han plantado en corazones tiernos. (1 Corintios 15:33.) Se puede aprender una lección de lo que le sucedió a Dina, la joven hija de Jacob, que “solía salir [...] para ver a las hijas del país” y, como resultado, fue ultrajada por uno de los jóvenes. (Génesis 34:1, 2.) Hay que instruir y educar bien a los hijos para que eviten los peligros que presenta a la moralidad este mundo, que es más degradado ahora que entonces.
¿Por qué educar desde la tierna edad?
11. a) ¿Cuándo debe empezar la educación que den los padres? b) ¿Qué excelentes resultados pueden esperarse?
11 Pero ¿cuándo debe empezar la educación que den los padres? La Biblia dice que Timoteo recibió su educación “desde la infancia”. (2 Timoteo 3:15.) Es interesante que bré·fos, la palabra griega que se usa aquí, suele utilizarse respecto a una criatura no nacida, como en Lucas 1:41, 44. Ahí se dice que la criatura (Juan) saltó en la matriz de su madre. Pero bré·fos se usa también para referirse a los israelitas recién nacidos cuya vida estuvo amenazada en Egipto en los tiempos en que nació Moisés. (Hechos 7:19, 20.) En el caso de Timoteo está claro que la palabra se refiere a un simple bebé, o infante de tierna edad, y no sencillamente a un jovencito. Timoteo recibió instrucción de los santos escritos desde los primeros tiempos que podía recordar, desde cuando era simplemente un bebé. ¡Y qué excelentes resultados tuvo aquello! (Filipenses 2:19-22.) Sin embargo, ¿pueden en realidad beneficiarse de esa enseñanza temprana los bebés recién nacidos?
12. a) ¿Cuándo pueden los infantes empezar a absorber impresiones e información? b) ¿Cuándo y cómo deben los padres empezar a suministrar instrucción espiritual a sus hijos?
12 “Uno de los hallazgos más excitantes de toda la sicología es la nueva comprensión de lo mucho que se puede aprender en la infancia temprana”, informó en 1984 el Dr. Edward Zigler, profesor de la Universidad de Yale. De hecho, la revista Health dice: “Puede que bebés que todavía no han nacido vean, oigan, gusten... y ‘sientan’ emociones, según los resultados de investigación reciente”. Es obvio que nunca es demasiado temprano para que los padres empiecen a instruir a sus hijos. (Deuteronomio 31:12.) Pueden empezar mostrando a sus hijos láminas de los libros y relatándoles lo que enseñan. “Los años críticos —dice Masaru Ibuka, autor del libro Kindergarten Is Too Late (No espere hasta el jardín de infantes)— son desde que nacen hasta el tercero.” Esto se debe a que la mente joven se presta especialmente a recibir forma u orientación, absorbe información con más facilidad, como se ve por la rapidez con que el infante domina un idioma. Un profesor de la Universidad de Nueva York especializado en educación temprana hasta dice que ¡“los padres deben empezar a enseñar a sus hijos a leer tan pronto como los traigan al hogar desde el hospital donde han nacido”!
13. ¿Qué ilustra lo mucho que pueden aprender los infantes?
13 Desde Canadá cierta madre escribe sobre la rapidez con que su hijito aprendía: “Cierto día le estaba leyendo un relato de Mi libro de historias bíblicas a Shaun, mi hijito de cuatro años y medio. Cuando hice una pausa, para sorpresa mía él siguió narrando la historia, palabra por palabra, como aparece en el libro Historias bíblicas. [...] Traté con otro relato, y otro, y descubrí que se los sabía todos de memoria. [...] Sí, se había aprendido de memoria, palabra por palabra, las primeras 33 historias, incluidos los nombres difíciles de lugares y personas”a.
14. a) ¿A quiénes no sorprenden los logros de los infantes? b) ¿Qué meta deben tener los padres cristianos? c) ¿Para qué hay que preparar a los niños, y por qué?
14 Estas hazañas no sorprenden a los que están bien familiarizados con lo mucho que pueden aprender los infantes. “El mundo pudiera estar lleno de gigantes intelectuales como Einstein, Shakespeare, Beethoven y Leonardo da Vinci si enseñáramos a los bebés en vez de a los niños”, afirma el Dr. Glenn Doman, director de Los Institutos para la Realización del Potencial Humano. Por supuesto, la meta de los padres cristianos no es producir gigantes intelectuales, sino llegar al corazón de los hijos para que nunca se aparten de servir a Dios. (Proverbios 22:6.) Esos esfuerzos tienen que hacerse mucho antes de que el niño entre en la escuela, para prepararlo para las pruebas que afrontará allí. Por ejemplo, en las escuelas de párvulos o arreglos para atender a los niños durante el día hay fiestas de cumpleaños y celebraciones de días festivos que pueden significar diversión para los niños. Por eso, el niño tiene que entender por qué no participan en esas festividades los siervos de Jehová. De otro modo, puede que con el tiempo odie la religión de sus padres.
Cómo llegar al corazón del hijo
15, 16. ¿Qué ayuda pueden usar los padres para llegar al corazón de su hijo, y cómo pueden usarse eficazmente estas provisiones?
15 Los testigos de Jehová han provisto publicaciones como Escuchando al Gran Maestro para ayudar a los padres a llegar al corazón de su hijo. Este libro habla sobre las fiestas y sobre cómo “uno puede gozar mucho en ellas” en su capítulo “Dos hombres que celebraban cumpleaños”. Sin embargo, ese capítulo explica que las únicas dos fiestas de cumpleaños mencionadas en la Biblia fueron celebradas por paganos, que no adoraban a Jehová, y que en cada fiesta ‘a alguien se le cortó la cabeza’. (Marcos 6:17-29; Génesis 40:20-22.) ¿Cómo puede usted usar esta información para llegar al corazón de su hijo?
16 Puede emplear el agradable método del libro Gran Maestro diciendo: “Sabemos que todo lo que está en la Biblia está ahí por alguna razón”. Entonces pregunte: “Por eso, ¿qué dirías tú que Dios nos está diciendo sobre las fiestas de cumpleaños?”. Así usted ayuda a su hijo a razonar sobre el asunto y a llegar a conclusiones correctas. Además del libro Gran Maestro, se ha provisto otra literatura que los padres pueden usar, como Mi libro de historias bíblicas y la serie “La vida y el ministerio de Jesús”, que ha salido en cada número de La Atalaya desde abril de 1985. ¿Ha estado usted usando estos artículos para enseñar a sus hijos, además de instruirse a sí mismo?
17. ¿Qué sugerencias prácticas se dan aquí a los padres?
17 Es necesario que usted repase continuamente con su hijo información sobre cuestiones y situaciones que él afrontará en la escuela. Los padres deben explicar a su hijo que tanto ellos como él tienen que rendir cuentas a Jehová. (Romanos 14:12.) Recalque las cosas buenas que Jehová hace por nosotros, para poner en el tierno corazón del niño el deseo de agradar a Jehová. (Hechos 14:17.) Haga que las sesiones de aprendizaje sean ocasiones agradables. A los niños les encantan los cuentos; por eso, esmérese en impartir instrucción animada que llegue al corazón de su hijo. Muchas familias pierden una excelente oportunidad de tener sesiones de ese tipo porque la familia no come junta con regularidad. ¿Come junta su familia? Si no es así, ¿pueden los padres corregir esa situación? (Compárese con Hechos 2:42, 46, 47.)
18, 19. a) ¿Cómo deben programar la enseñanza de sus hijos los padres, y qué no se debe descuidar? b) ¿Qué rasgos de un ejemplo moderno de educación por unos padres le impresionan, y qué resultado cree usted que puede esperar el padre o la madre que los emplea?
18 La sesión de aprendizaje debe ajustarse a la edad del niño. Por eso, si se trata de un niño de tierna edad, que no puede prestar atención por largo tiempo a lo que se le dice, tenga varias sesiones cortas cada día. Entonces, progresivamente, hágalas más largas y amplíe su contenido. Es imprescindible el tener períodos regulares para enseñar a los hijos. (Génesis 18:19; Deuteronomio 11:18-21.) Un padre que ahora tiene más de setenta años dio un excelente ejemplo al criar a su hijo, quien ahora es superintendente cristiano. Años atrás describió su programa así:
19 ‘Cuando nuestro hijo tenía más o menos un año de edad comencé a contarle historias bíblicas a la hora de dormir, y lo hacía ampliando el relato y haciéndolo interesante, para dejar una impresión vívida. En su segundo año, tan pronto como empezó a hablar, se arrodillaba al lado de la cama y yo le hacía repetir tras de mí, palabra tras palabra, el padrenuestro. Cuando tenía tres años empecé un estudio bíblico regular con él. Él tenía su libro e iba siguiendo mi instrucción, repitiendo oralmente las palabras que yo leía. Así aprendió a pronunciar bien y a articular claramente hasta las palabras difíciles. Para inculcar las verdades bíblicas en su corazón, cuando tenía tres años comenzamos a ayudarle a aprender de memoria textos bíblicos sencillos. Para cuando entró en el jardín de la infancia o escuela de párvulos sabía unos treinta textos, y en septiembre del año pasado, cuando empezó a asistir a la escuela, se había aprendido de memoria setenta textos. Antes de que nuestro hijo se acueste le pido que repita algunos. También, cuando se levanta por la mañana acostumbra recitar unos cuantos como parte de sus saludos del día’.
20. ¿Qué debe incluirse en un programa de enseñanza, y cómo puede un niño disfrutar del ministerio de casa en casa?
20 Un programa de enseñanza progresivo como ese, junto con el buen ejemplo de los padres y la aplicación consecuente de la disciplina, dará a su hijo un comienzo en la vida que él agradecerá para siempre. (Proverbios 22:15; 23:13, 14.) Una parte vital del programa debe incluir adiestramiento en el ministerio público desde temprana edad. Una manera de hacer agradable esta experiencia es preparando a su hijo para que participe de manera significativa. El padre que acabamos de mencionar dijo también de su hijo: ‘El que pueda citar textos bíblicos lo hace muy eficiente en el ministerio de casa en casa, pues muchos amos de casa se asombran y no pueden resistir la oferta de revistas bíblicas que él presenta. Ha participado en este servicio cristiano desde que tenía tres años, y ahora [cuando tenía 6 años] a menudo deja en manos de la gente más literatura bíblica que mi esposa y yo’ (¡Despertad!, 8 de mayo de 1965, páginas 3, 4).
21. a) ¿Cuál es la mayor dádiva que los padres pueden dejar a sus hijos? b) ¿Qué exhortación se da a los padres, y qué deben tener todos los padres de hijos menores?
21 Ciertamente los padres cristianos tienen una maravillosa herencia —un conocimiento de Jehová— que pueden dejar a sus hijos, y con ella la posibilidad de vivir en paz y felicidad para siempre en un glorioso nuevo mundo. (Proverbios 3:1-6, 13-18; 13:22.) Sobre todo lo demás, pongan en el corazón de sus hijitos confianza en que ese magnífico futuro es una realidad, junto con el deseo de servir a Jehová. Hagan que la adoración verdadera sea una experiencia natural y feliz para ellos. (1 Timoteo 1:11.) Inculquen confianza en Jehová desde la tierna edad. ¡Y nunca, nunca jamás, descuiden las sesiones regulares de impartirles enseñanza! Den a estas sesiones prioridad apremiante, y reexaminen continuamente qué información necesitan sus hijos y la mejor manera de inculcarla en su corazón. Ustedes están ocupados y bajo presión; Satanás y su mundo se encargan de eso. ¡Pero recuerden el ejemplo de Jesús! ¡Nunca estén demasiado ocupados para tener un estudio regular con sus hijos!
[Nota a pie de página]
a Mucho antes de que pudiera leer, se había aprendido las historias con solo escuchar grabaciones del libro en cintas de casete.
¿Qué contestaría usted?
□ ¿Cómo prueba la Biblia que los padres deben dar prioridad a las necesidades de sus hijos?
□ ¿Por qué se necesitan esfuerzos especiales de los padres para proteger a sus hijos ahora?
□ ¿Por qué es tan vital que se eduque a los niños desde la tierna edad?
□ Mencione algunas sugerencias prácticas que pueden seguir los padres para llegar al corazón de sus hijos.
□ ¿Qué no deben descuidar nunca los padres cristianos?
[Fotografía en la página 12]
Nunca es demasiado temprano para que los padres empiecen a instruir a sus hijos