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La obediencia piadosa en las familias divididas por razones religiosasLa Atalaya 1995 | 1 de junio
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La obediencia piadosa en las familias divididas por razones religiosas
“DUELE mucho más que cualquier golpe físico. [...] Es como si tuviera el cuerpo lleno de contusiones, aunque nadie se da cuenta.” “A veces me dan ganas de dejar de luchar [...] o de marcharme y no regresar.” “En ocasiones se me hace difícil pensar con claridad.”
Estas palabras, cargadas de sentimiento, reflejan desesperación y soledad. Proceden de la boca de personas a las que sus cónyuges y familiares han hecho objeto de maltrato verbal, que consiste en acusar, amenazar, insultar o no dirigir la palabra, y maltrato físico. ¿Por qué se las trata tan mal? Simplemente por tener creencias religiosas diferentes. En tales circunstancias, adorar a Jehová en una familia donde hay división religiosa supone un verdadero desafío. Sin embargo, muchos de estos cristianos maltratados logran manifestar obediencia piadosa.
Menos mal que esta angustia y tensión no se encuentran en todos los hogares divididos por razones religiosas. Sin embargo, existe. ¿Sucede en su hogar? En tal caso, puede resultar difícil mantener respeto al cónyuge o a los padres. Si es usted una esposa o un hijo que se halla en esta situación, ¿cómo puede mostrar obediencia piadosa en un hogar dividido por la religión? ¿Qué apoyo pueden dar otras personas? Y ¿cómo ve Dios el problema?
Por qué cuesta tanto obedecer
El egoísmo y la ingratitud de este mundo se conjugan con nuestras propias tendencias imperfectas y hacen de la obediencia piadosa una lucha constante. Satanás lo sabe y está decidido a quebrantar nuestra integridad. Utiliza frecuentemente a familiares que tienen poco o no tienen ningún aprecio y respeto por las normas divinas. Los elevados valores morales y espirituales que usted tiene suelen ser muy diferentes de los de sus familiares no creyentes. Esto supone criterios encontrados sobre conducta y actividades. (1 Pedro 4:4.) La presión para apartarle de la norma cristiana puede ser intensa, ya que ha obedecido el mandato: “Cesen de participar con ellos en las obras infructíferas que pertenecen a la oscuridad”. (Efesios 5:11.) Piensan que ya nada de lo que usted hace está bien y que todo es por culpa de su religión. Cierta madre pidió a su esposo que la ayudara a cuidar de sus hijos enfermos y obtuvo la siguiente respuesta sarcástica: “Tienes tiempo para tu religión, así que no necesitas ayuda”. Comentarios de esta clase hacen todavía más difícil ser obediente.
Luego puede haber ocasiones en las que usted no esté de acuerdo en asuntos que no van directamente en contra de las Escrituras. Sin embargo, sabe que forma parte de una familia y que por tanto tiene ciertas obligaciones. Una muchacha llamada Connie dice: “Me duele cuando pienso en cómo nos trata mi padre, porque me doy cuenta de que se siente solo. A menudo tengo que recordarme que no debo tomar a mal su oposición. Necesito decirme a mí misma que hay una poderosa razón por la que rechaza nuestra postura: Satanás es el gobernante de este sistema de cosas”. Susan, que está casada con un incrédulo, dice: “Al principio tenía ganas de separarme, pero ya no. Me di cuenta de que Satanás estaba utilizándolo para ponerme a prueba”.
Los intentos de Satanás por hacer que usted se sienta inútil pueden parecer casi implacables. Quizá pasen días sin que hable con su cónyuge y la vida puede volverse muy solitaria, lo cual socava su confianza y autoestima, y pone a prueba su obediencia piadosa. Los hijos también sienten el desgaste físico y emocional. Ese era el caso de tres siervos jóvenes de Dios que asistían fielmente a las reuniones cristianas a pesar de que sus padres se oponían. Una de ellos, ahora ministra de tiempo completo, reconoce: “Teníamos miedo, y estábamos agotados; no podíamos dormir; nos partía el alma”.
¿Qué espera Dios de usted?
La obediencia a Dios siempre está en primer lugar, y la obediencia relativa al esposo ha de ser siempre como indica Jehová. (Hechos 5:29.) Puede que sea difícil, pero es posible. Siga acudiendo a Dios por ayuda. Él quiere que le ‘adore con espíritu y con verdad’, que le escuche y siga su dirección. (Juan 4:24.) Cuando el conocimiento de la Palabra de Dios llega al corazón apropiado, lo motiva a obedecer de buena gana. Aunque sus circunstancias personales pueden cambiar, Jehová y su Palabra no cambian. (Malaquías 3:6; Santiago 1:17.) Jehová ha asignado la jefatura al esposo, y a él le corresponde, sea que reconozca la jefatura de Cristo o no. (1 Corintios 11:3.) Aunque esto tal vez resulte difícil de aceptar si hay que afrontar maltrato y humillación constantes, el discípulo Santiago dice: “La sabiduría de arriba [está] [...] lista para obedecer”. (Santiago 3:17.) Para reconocer esta jefatura y aceptarla se necesita el espíritu de Dios, en particular su fruto del amor. (Gálatas 5:22, 23.)
Cuando se ama a alguien, es más fácil obedecer la autoridad que Dios le ha conferido. Efesios 5:33 aconseja: “Que cada uno de ustedes individualmente ame a su esposa tal como se ama a sí mismo; por otra parte, la esposa debe tenerle profundo respeto a su esposo”.
Piense en Jesús. Se le maltrató verbal y físicamente, pero jamás injurió a nadie. Mantuvo una reputación intachable. (1 Pedro 2:22, 23.) Necesitó muchísimo valor y un amor inquebrantable a su Padre Jehová para soportar todas aquellas vejaciones. Pero el amor ‘aguanta todas las cosas’. (1 Corintios 13:4-8.)
Pablo nos recuerda hoy en día lo mismo que le recordó a su colaborador Timoteo: “Dios no nos dio un espíritu de cobardía, sino de poder y de amor y de buen juicio”. (2 Timoteo 1:7.) El amor profundo a Jehová y a Jesucristo puede motivarlo a obedecer cuando la situación parezca insoportable. El buen juicio le ayudará a mantener una perspectiva equilibrada y a concentrarse en su relación con Jehová y Jesucristo. (Compárese con Filipenses 3:8-11.)
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La obediencia piadosa en las familias divididas por razones religiosasLa Atalaya 1995 | 1 de junio
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Hijos que muestran obediencia piadosa
El consejo de Jehová a los hijos que viven en familias divididas por razones religiosas es el siguiente: “Sean obedientes a sus padres en todo, porque esto es muy agradable en el Señor”. (Colosenses 3:20.) Notemos que se menciona al Señor Jesucristo. De modo que la obediencia a los padres no es absoluta. En cierto sentido, el consejo de Hechos 5:29, de “obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres”, también incumbe a los jóvenes cristianos. Surgirán ocasiones en las que tendrás que decidir qué hacer sobre la base de lo que sabes que es correcto según las Escrituras. Puede resultar en algún castigo por negarte a rendir un acto de adoración falsa. Aunque esta no es una perspectiva agradable, te puede consolar y hasta alegrar saber que sufres por hacer lo que es correcto a los ojos de Dios. (1 Pedro 2:19, 20.)
Dado que los principios bíblicos guían tus pensamientos, puede que discrepes de tus padres en ciertos asuntos. Eso no los convierte en tus enemigos. Aun si no son siervos de Jehová dedicados, merecen la debida honra. (Efesios 6:2.) Salomón dijo: “Escucha a tu padre, que causó tu nacimiento, y no desprecies a tu madre”. (Proverbios 23:22.) Trata de entender el dolor que sienten al verte seguir unas creencias extrañas para ellos. Habla con ellos, y ‘que llegue a ser conocido lo razonable que eres’. (Filipenses 4:5.) Comparte tus sentimientos y preocupaciones. Apégate con firmeza a los principios piadosos, pero ‘si es posible, en cuanto dependa de ti, sé pacífico con todos los hombres’. (Romanos 12:18.) El hecho de que obedezcas la dirección de tus padres le demuestra a Jehová que deseas seguir obedeciendo como súbdito de su Reino.
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La obediencia piadosa en las familias divididas por razones religiosasLa Atalaya 1995 | 1 de junio
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Bendiciones y beneficios de la obediencia piadosa
Piense a diario en las bendiciones y los beneficios de mostrar obediencia piadosa en un hogar dividido por razones religiosas. Esfuércese por ser obediente. ‘No se canse.’ (Gálatas 6:9.) Aguantar circunstancias desfavorables e injusticias “por motivo de conciencia para con Dios [...] es algo que [le] agrada” a él. (1 Pedro 2:19, 20.) Sea lo más obediente que pueda sin transigir en cuanto a los justos principios y leyes de Jehová. De esta forma mostrará lealtad a sus disposiciones. Su conducta piadosa pudiera incluso salvar la vida de su cónyuge, sus hijos o sus padres. (1 Corintios 7:16; 1 Pedro 3:1.)
Al hacer frente a las exigencias y expectativas de una familia dividida por razones religiosas, recuerde la importancia de ser íntegro en su servicio a Jehová Dios y Jesucristo. Puede que tenga que sacrificarse en muchos aspectos, pero sacrificar su integridad significa sacrificarlo todo, incluso la vida misma. El apóstol Pablo dijo: “Dios [...] al fin de estos días nos ha hablado por medio de un Hijo, a quien nombró heredero de todas las cosas, y mediante el cual hizo los sistemas de cosas”. Reconocer esta “salvación de tal grandeza” le fortalecerá para ser obediente. (Hebreos 1:1, 2; 2:3.)
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