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Niños que sufren¡Despertad! 1992 | 8 de diciembre
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Desnutrición
Todos hemos visto demasiadas veces las trágicas escenas de niños hambrientos que parecen esqueletos andantes, con el vientre hinchado, los ojos sin vida y la mirada perdida. Esos patéticos jovencitos representan tan solo la punta del iceberg de la desnutrición. Por todo el mundo en vías de desarrollo, unos 177 millones de niños —de entre uno y tres años— se acuestan por la noche con hambre. Y la cifra va en aumento.
La desnutrición persistente no deja que los niños alcancen su pleno potencial físico y mental. La mayoría de los niños desnutridos son débiles, indiferentes, de mirada apagada y apáticos. Juegan menos y aprenden con más lentitud que los niños bien alimentados. Son más susceptibles a la infección, un importante factor que contribuye a aproximadamente una tercera parte de los 14 millones de muertes infantiles que ocurren anualmente en los países en vías de desarrollo.
La ciencia moderna no solo ha producido medicamentos para combatir la enfermedad; también ha hecho posible que se produzca y reparta más que suficiente alimento para todo ser humano de la Tierra. Pero no hay remedios rápidos para la desnutrición. No se puede eliminar con envíos de alimentos ni con pastillas de vitaminas. El problema radica en la implacable pobreza, la inmensa ignorancia, el agua contaminada, las condiciones insalubres y la falta de tierras de cultivo que existe en las regiones azotadas por la pobreza.
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Niños que sufren¡Despertad! 1992 | 8 de diciembre
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Como su cuerpo todavía está creciendo, los niños también son más vulnerables que los adultos a los efectos de una dieta inadecuada. En un país tras otro los niños son los principales perjudicados cuando los bosques menguan, los desiertos crecen y las tierras de cultivo demasiado trabajadas se erosionan, se agotan y producen cada vez menos alimento. Tan solo en África la nutrición deficiente ha atrofiado el crecimiento de unos 39 millones de niños.
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