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Imitemos a Jehová al educar a los hijosLa Atalaya 2001 | 1 de octubre
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Imitemos a Jehová al educar a los hijos
“No hay un padre que no corrija a su hijo.” (HEBREOS 12:7, Biblia en Lenguaje Sencillo, BLS.)
1, 2. ¿Por qué cuesta tanto criar a los hijos?
UN SONDEO realizado en Japón hace unos años reveló que la mitad de los adultos encuestados creían que existía muy poca comunicación entre padres e hijos y que aquellos mimaban demasiado a estos. En otro sondeo efectuado en el mismo país, casi el veinticinco por ciento de los entrevistados admitieron que no sabían relacionarse con niños. Esta tendencia no es privativa de los países asiáticos. “Numerosos canadienses reconocieron que no están seguros de cómo ser buenos padres”, informa el rotativo The Toronto Star. Es obvio que la crianza de los hijos es una empresa ardua en todo el mundo.
2 ¿Por qué cuesta tanto? Una de las principales razones es que vivimos en “los últimos días” y nos enfrentamos a “tiempos críticos, difíciles de manejar” (2 Timoteo 3:1). Otra, mencionada en la Biblia, es que “la inclinación del corazón del hombre es mala desde su juventud” (Génesis 8:21). Además, los jóvenes son especialmente vulnerables a los ataques de Satanás, quien acecha a los inexpertos como “león rugiente” (1 Pedro 5:8). Los padres cristianos, en consecuencia, se encuentran con muchos obstáculos para criar a los hijos “en la disciplina y regulación mental de Jehová” (Efesios 6:4). ¿Cómo pueden ayudarlos a llegar a ser adoradores de Jehová maduros, capaces de distinguir “tanto lo correcto como lo incorrecto”? (Hebreos 5:14.)
3. ¿Por qué es esencial la educación y orientación de los padres para el éxito de la crianza de los hijos?
3 “La tontedad está atada al corazón del muchacho”, dijo el sabio rey Salomón (Proverbios 13:1; 22:15). A fin de librarse de tal tontedad, los jóvenes precisan la corrección afectuosa de sus padres, pero no siempre la aceptan con gusto. De hecho, suelen molestarse por los consejos que reciben, sin importar quién se los dé. De ahí que los progenitores deban aprender a “entrena[r] al muchacho conforme al camino para él” (Proverbios 22:6). Si los hijos observan la disciplina, les reportará vida (Proverbios 4:13). ¿No es vital, pues, que los padres entiendan en qué consiste la educación de los hijos?
Qué implica la disciplina
4. ¿Cuál es el significado principal de la palabra disciplina en la Biblia?
4 Hay quien no corrige a los hijos por temor de que se le acuse de maltrato físico, verbal o emocional; pero nosotros no tenemos por qué albergar tales miedos. En la Biblia, la palabra disciplina no implica ningún tipo de maltrato o crueldad. El término griego del que se traduce está principalmente relacionado con la instrucción, la educación, la corrección y, a veces, con el castigo firme aunque cariñoso.
5. ¿Por qué nos beneficia examinar el trato de Jehová con su pueblo?
5 Jehová nos da el ejemplo perfecto al administrar esa clase de disciplina. El apóstol Pablo, asemejándolo a un padre humano, escribió: “No hay un padre que no corrija a su hijo. [...] Cuando éramos niños, nuestros padres nos corregían porque pensaban que eso era lo mejor para nosotros. Pero Dios nos corrige para hacernos un verdadero bien: para hacernos santos como él” (Hebreos 12:7-10, BLS). En efecto, Jehová disciplina a su pueblo a fin de que sea santo, o puro. Si examinamos su trato, aprenderemos mucho sobre la manera de educar a los hijos (Deuteronomio 32:4; Mateo 7:11; Efesios 5:1).
El amor es la fuerza motriz
6. ¿Por qué es posible que a los padres les resulte difícil imitar el amor de Jehová?
6 “Dios es amor”, dice el apóstol Juan, de modo que toda la instrucción que Él da se fundamenta en dicho atributo (1 Juan 4:8; Proverbios 3:11, 12). ¿Significa esto que a los padres que aman a sus hijos les será más fácil imitar a Jehová en esta faceta? No necesariamente. El amor divino está basado en principios. Y un helenista señala que esa clase de amor “no siempre concuerda con la general inclinación de los sentimientos”. A Dios no lo ciega el sentimentalismo, sino que en todo momento tiene en cuenta lo que es mejor para su pueblo (Isaías 30:20; 48:17).
7, 8. a) ¿Qué ejemplo de amor basado en principios nos dio Jehová al tratar con su pueblo? b) ¿Cómo pueden los padres imitar a Jehová al ayudar a sus hijos a desarrollar la capacidad de regirse por los principios bíblicos?
7 Pensemos en el afecto que demostró Jehová al tratar con los israelitas. Moisés empleó esta hermosa analogía para describir el amor que Dios le tenía a la joven nación de Israel: “Tal como el águila revuelve su nido, revolotea sobre sus polluelos, extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus plumas remeras, solo Jehová siguió [guiando a Jacob]” (Deuteronomio 32:9, 11, 12). Para enseñar a volar a los polluelos, el águila “revuelve su nido” batiendo las alas y hace que estos emprendan el vuelo. Cuando por fin un aguilucho salta del nido, situado a menudo en un risco, la madre “revolotea sobre” él. Si parece que va a caer al suelo, esta se lanza en picado y, colocándose debajo, lo lleva “sobre sus plumas remeras”. De manera similar, Jehová cuidó con cariño a la recién constituida nación de Israel. Le dio la Ley de Moisés (Salmo 78:5-7) y veló por su bienestar, siempre dispuesto a acudir en su ayuda cuando estuvo en apuros.
8 ¿Cómo pueden los padres cristianos imitar el amor de Jehová? En primer lugar, deben enseñar a sus hijos los principios y normas de la Palabra de Dios (Deuteronomio 6:4-9). El objetivo es ayudarlos a tomar decisiones que armonicen con las Escrituras. Al hacerlo, los afectuosos padres revolotean sobre sus polluelos, por así decirlo, y observan cómo aplican lo aprendido. A medida que los niños crecen y reciben mayor libertad, los progenitores están prestos para “lanzarse en picado” y ‘llevarlos sobre sus plumas remeras’ cada vez que corren peligro. ¿Qué tipo de peligro?
9. ¿A qué peligro en particular deben estar atentos los padres amorosos? Ilustremos.
9 Jehová Dios advirtió a los israelitas de las consecuencias que les acarrearían las malas compañías (Números 25:1-18; Esdras 10:10-14). Hoy día es muy fácil correr el riesgo de tener amistades peligrosas (1 Corintios 15:33). Por ello, los padres cristianos hacen bien en imitar a Jehová. Lisa, de 15 años, empezó a interesarse por un chico que carecía de los valores morales y espirituales de su familia. “Mis padres percibieron enseguida que mi actitud había cambiado, y se preocuparon —cuenta ella—. En ciertas ocasiones me corregían y en otras me animaban con ternura.” Los padres de Lisa se sentaron con ella y la escucharon pacientes, lo que les permitió ayudarla a luchar contra el problema subyacente que descubrieron: el deseo de obtener la aceptación de sus compañeros.a
Mantengamos abiertas las líneas de comunicación
10. ¿De qué maneras nos dio Jehová un buen ejemplo al comunicarse con los israelitas?
10 Para tener éxito en la educación de los hijos, los padres deben esforzarse por mantener abiertas las líneas de comunicación. A pesar de saber todo lo que hay en nuestro corazón, Jehová nos anima a comunicarnos con él (1 Crónicas 28:9). Después de dar la Ley a los israelitas, comisionó a los levitas para que los instruyeran y envió a los profetas con la intención de razonar con ellos y corregirlos. Además, estuvo dispuesto a escuchar sus oraciones (2 Crónicas 17:7-9; Salmo 65:2; Isaías 1:1-3, 18-20; Jeremías 25:4; Gálatas 3:22-24).
11. a) ¿Cómo pueden los padres fomentar la buena comunicación con sus hijos? b) ¿Por qué es importante que sepan escucharlos?
11 ¿Cómo pueden los padres imitar a Jehová al comunicarse con sus hijos? En primer lugar, han de dedicarles tiempo. También es bueno evitar comentarios irreflexivos que los pongan en ridículo, como: “¿Eso es todo? Pensé que era algo importante”; “¡Qué tontería!”; “Bueno, ¿y qué esperabas? Eres solo un niño” (Proverbios 12:18). Los padres sensatos que desean que sus hijos les hablen con franqueza procuran escucharles con atención. Quienes no hacen caso a sus hijos cuando son pequeños tal vez reciban el mismo trato de su parte cuando estos crezcan. Jehová siempre ha estado presto a escuchar a sus siervos. De hecho, atiende a todos los que le oran con humildad (Salmo 91:15; Jeremías 29:12; Lucas 11:9-13).
12. ¿Qué cualidades contribuirán a que los hijos se dirijan con mayor libertad a los padres?
12 Analicemos también algunos aspectos de la personalidad de Dios que lo hacen muy accesible. Por ejemplo, el rey David cometió adulterio con Bat-seba, un pecado grave. Como ser humano imperfecto, David cayó en otros pecados serios a lo largo de su vida; aun así, nunca dejó de acercarse a Jehová en busca de perdón y censura. Sin duda, la bondad amorosa y la misericordia de Dios le facilitaron el camino de vuelta (Salmo 103:8). Si los padres manifiestan cualidades divinas, como la compasión y la misericordia, contribuirán a mantener abiertas las líneas de comunicación con sus hijos, aunque estos yerren (Salmo 103:13; Malaquías 3:17).
Seamos razonables
13. ¿Qué implica ser razonable?
13 Los padres han de ser razonables y reflejar “la sabiduría de arriba” al escuchar a sus hijos (Santiago 3:17). “Llegue a ser conocido de todos los hombres lo razonables que son ustedes”, escribió el apóstol Pablo (Filipenses 4:5). ¿Qué implica ser razonable? Una de las definiciones del término griego que se traduce así es “no insistente en la letra de la ley”. ¿Cómo pueden los padres ser razonables y al mismo tiempo sostener normas morales y espirituales firmes?
14. Al tratar con Lot, ¿cómo demostró Jehová lo razonable que es?
14 Jehová constituye un ejemplo sobresaliente de lo que supone ser razonable (Salmo 10:17). Cuando instó a Lot y a su familia a que salieran de la ciudad de Sodoma, condenada a la destrucción, Lot “siguió demorándose”. Después, al decirle el ángel de Jehová que escapara a la región montañosa, Lot suplicó: “Yo no puedo escapar a la región montañosa [...]. Ahora, por favor, esta ciudad [Zóar] está cerca para huir allá, y es cosa pequeña. Permítaseme, por favor, escapar allá —¿no es cosa pequeña?—”. ¿Cómo reaccionó Jehová? Le respondió: “Mira que verdaderamente te muestro consideración hasta este grado también, al no derribar la ciudad de la cual has hablado” (Génesis 19:16-21, 30). A Jehová no le pareció mal concederle a Lot su petición. Como es lógico, los padres tienen que observar las normas que Dios establece en su Palabra, la Biblia; pero quizá sea posible satisfacer los deseos de los jóvenes si no se infringen principios bíblicos.
15, 16. ¿Qué pueden aprender los padres de la ilustración que aparece en Isaías 28:24, 25?
15 Ser razonable supone preparar el corazón de los niños para que acepten los consejos de buena gana. A modo de ilustración, Isaías comparó a Jehová a un agricultor al decir: “¿Es acaso todo el día que ara el arador para sembrar, que afloja y rastrilla su suelo? ¿Acaso, cuando ha allanado su superficie, no esparce entonces ajenuz y riega el comino, y no tiene que meter trigo, mijo y cebada en el lugar designado, y espelta como su lindero?” (Isaías 28:24, 25).
16 Jehová “ara [...] para sembrar” y “afloja y rastrilla [el] suelo”; es decir, prepara el corazón de sus siervos antes de disciplinarlos. ¿Cómo pueden los progenitores ‘arar’ el corazón de sus hijos al corregirlos? Cierto padre imitó a Jehová cuando tuvo que reprender a su pequeño de cuatro años, porque le había pegado a otro niño del vecindario. En primer lugar, el padre escuchó paciente sus excusas y, acto seguido, como si ‘arara’ su corazón, le contó un cuento de un bravucón que le hizo pasar muchas penurias a otro niño. El relato impulsó al chico a decir que el bravucón merecía castigo. Tal forma de ‘arar’ predispuso el corazón del hijo y le hizo más fácil entender que pegarle a otro niño era abusivo y no estaba bien (2 Samuel 12:1-14).
17. ¿Qué aprendemos en Isaías 28:26-29 sobre la corrección que administran los padres?
17 Isaías también asemejó la corrección de Jehová a otra labor agrícola: la trilla. Los agricultores usan diversos utensilios dependiendo de la dureza de la cascarilla del grano: una vara para el ajenuz, que es más tierno; un palo para el comino, y un trillo o una rueda de carreta para los granos más resistentes. Con todo, no los pisan hasta el punto de triturarlos. De igual modo, cuando Jehová quiere eliminar algún rasgo indeseable de sus siervos, utiliza el método más apropiado según las necesidades y circunstancias existentes. Nunca actúa con arbitrariedad o dureza (Isaías 28:26-29). Hay hijos que reaccionan ante una simple mirada; otros necesitan que se les recuerden las cosas varias veces, e incluso algunos quizá requieran acciones más persuasivas. Los padres razonables administrarán corrección según las necesidades individuales.
Estudios de familia amenos
18. ¿Cómo pueden los padres comprar tiempo para un estudio regular de la Biblia en familia?
18 Entre las mejores maneras de instruir a los hijos figuran la de tener un estudio regular de la Biblia en familia y la de efectuar un análisis diario de un pasaje bíblico. Las sesiones de estudio son mucho más efectivas cuando son periódicas. Si se dejan al azar o no se planean, lo más probable es que sean muy esporádicas, en el mejor de los casos. De ahí que los padres deban ‘comprar tiempo’ para el estudio (Efesios 5:15-17). La verdad es que supone un reto encontrar un espacio de tiempo fijo que sea conveniente para toda la familia. Un padre se dio cuenta de que conforme crecían sus hijos se hacía cada vez más difícil reunirlos a todos debido a que tenían horarios distintos. Sin embargo, siempre estaban juntos las noches en que se reunía la congregación, así que el padre organizó el estudio de familia para una de esas noches, y surtió efecto. Sus tres hijos son siervos de Jehová bautizados.
19. ¿Cómo pueden los padres imitar a Jehová al dirigir el estudio de familia?
19 Ahora bien, no basta con abarcar cierta información basada en las Escrituras. Jehová utilizó a los sacerdotes, quienes ‘exponían y ponían significado’ a la Ley, “dando entendimiento en la lectura”, para enseñar a los israelitas restaurados (Nehemías 8:8). Un padre que logró que sus siete hijos llegaran a amar a Jehová se retiraba siempre a su habitación antes del estudio con la idea de prepararse y adaptar la información a las necesidades de cada cual. Así conseguía que fuera ameno. “Las sesiones de estudio siempre fueron divertidas —recuerda uno de los hijos, ya adulto—. Si nos llamaban para el estudio de familia cuando estábamos en el jardín jugando a la pelota, la guardábamos al instante y entrábamos corriendo a la casa. Era una de las tardes más agradables de la semana.”
20. ¿Qué posible problema en la crianza de los hijos queda por analizar?
20 El salmista dijo: “¡Miren! Los hijos son una herencia de parte de Jehová; el fruto del vientre es un galardón” (Salmo 127:3). La educación de los hijos conlleva tiempo y esfuerzo, pero hacerlo como es debido puede reportarles vida eterna. ¡Qué magnífica recompensa! Por lo tanto, imitemos al máximo a Jehová al instruir a los hijos. No obstante, aunque a los padres se les encomiende el deber de “cri[ar a los hijos] en la disciplina y regulación mental de Jehová”, no hay garantía de éxito (Efesios 6:4). Hasta recibiendo la mejor atención a veces se rebelan y dejan de servir a Jehová. ¿Qué hacer en tales situaciones? El próximo artículo girará en torno a ese tema.
[Nota]
a Las experiencias que se relatan en este artículo y el siguiente tal vez procedan de países con culturas diferentes a la nuestra. Tratemos de aislar los principios implicados y apliquémoslos en nuestro entorno cultural.
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¿Cómo ayudar a un hijo “pródigo”?La Atalaya 2001 | 1 de octubre
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¿Cómo ayudar a un hijo “pródigo”?
“Ten[gamos] regocijo, porque [...] estaba perdido y fue hallado.” (LUCAS 15:32.)
1, 2. a) ¿Cómo han reaccionado algunos jóvenes a la verdad cristiana? b) ¿Cómo es posible que se sientan tanto padres como hijos en tales situaciones?
“VOY a dejar la verdad.” Escuchar estas palabras de la boca de un hijo es desolador para los padres piadosos que han procurado criarlo en el camino cristiano. Otros jóvenes sencillamente ‘se van a la deriva’ sin siquiera declarar sus intenciones (Hebreos 2:1). Muchos de ellos se asemejan al hijo pródigo de la parábola de Jesús, el cual abandonó la casa de su padre y despilfarró su herencia en un país lejano (Lucas 15:11-16).
2 Aunque la mayoría de los testigos de Jehová no experimentan esta situación, para quienes pasan por ella no existen palabras de consuelo que les alivien por completo la pena. Tampoco hemos de olvidar la desdicha que tal vez sufra el joven desobediente y sus posibles remordimientos de conciencia. En la parábola de Jesús, el hijo pródigo acaba por ‘recobrar el juicio’, para alegría de su padre. ¿Qué pueden hacer los progenitores y otros hermanos de la congregación a fin de que los jóvenes “pródigos” ‘recobren el juicio’? (Lucas 15:17.)
Por qué deciden dejar la verdad
3. ¿Por qué deciden algunos jóvenes apartarse de la congregación cristiana?
3 Hay cientos de miles de jóvenes que disfrutan de servir a Jehová en la congregación cristiana. Entonces, ¿por qué se apartan algunos? Quizá crean que se están perdiendo algo que el mundo les ofrece (2 Timoteo 4:10) o que el redil protector de Jehová es muy restrictivo. Cabe mencionar, entre otros motivos, una conciencia culpable, un intenso interés por el sexo opuesto o el deseo de ganarse la aceptación de sus compañeros. Es posible que algunos abandonen el servicio a Dios por causa de la aparente hipocresía de sus padres o de algún otro cristiano.
4. ¿Cuál es a menudo la causa principal por la que se descarrían algunos jóvenes?
4 La actitud y la conducta rebeldes de un hijo suelen ser síntomas de debilidad espiritual, indicativos de lo que encierra el corazón (Proverbios 15:13; Mateo 12:34). Sea cual sea la razón por la que se descarrían los jóvenes, el problema a menudo radica en su falta de “conocimiento exacto de la verdad” (2 Timoteo 3:7). En vez de adorar a Jehová por puro formalismo, es fundamental que cultiven una relación íntima con él. ¿Qué les ayudará a hacerlo?
Hay que acercarse a Dios
5. ¿Qué es esencial para que un joven entable una relación personal con Dios?
5 “Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes”, escribió el discípulo Santiago (Santiago 4:8). Para ello hay que ayudar al joven a cultivar aprecio por la Palabra de Dios (Salmo 34:8). Al principio necesitará “leche” (las enseñanzas básicas de la Biblia), pero a medida que vaya disfrutando de la Palabra de Dios y adquiera el gusto por el “alimento sólido” (las enseñanzas profundas), se acercará cada vez más a la madurez espiritual (Hebreos 5:11-14; Salmo 1:2). Cierto joven, que admitió que el estilo de vida del mundo se lo había tragado, empezó a apreciar los valores espirituales. ¿Qué le hizo cambiar de actitud? Tras aceptar el consejo que se le dio de leer la Biblia completa, se ciñó a un programa regular de lectura. En efecto, leer a diario la Palabra de Dios es imprescindible para forjar un vínculo estrecho con Jehová.
6, 7. ¿Cómo pueden los padres ayudar a sus hijos a amar la Palabra de Dios?
6 Es de capital importancia, por tanto, que los padres ayuden a sus hijos a amar la Palabra de Dios. Pese a que cierta adolescente tenía un estudio de familia periódico, alternaba con delincuentes. Ella recuerda así su estudio: “Cuando papá hacía las preguntas, yo simplemente leía las respuestas, sin mirarlo a la cara siquiera”. Los padres sensatos no solo abarcan información, sino que se valen del arte de enseñar (2 Timoteo 4:2). Para que los jóvenes disfruten del estudio, tienen que verlo práctico. Sería bueno plantearles preguntas de opinión y dejar que se expresen, además de animarlos a aplicar lo que estudian.a
7 Es más, el estudio debe ser ameno. Cuando sea conveniente, puede pedirse a los niños que representen sucesos y dramas bíblicos. Sería provechoso ayudarles a imaginar la situación y los accidentes geográficos en los que tuvieron lugar los hechos. Para ello tal vez sean útiles los mapas y los gráficos. Solo hace falta un poco de imaginación para lograr un estudio de familia variado y ameno. Los padres también deben reflexionar sobre su relación con Jehová. Cuanto más se acerquen a él, mejor ayudarán a sus hijos a hacer lo propio (Deuteronomio 6:5-7).
8. ¿Cómo contribuye la oración a acercarnos a Dios?
8 La oración también contribuye a acercarnos a Dios. Una adolescente tenía el corazón dividido entre el modo de vivir cristiano y sus amistades no creyentes (Santiago 4:4). ¿Qué hizo? “Por primera vez —admitió— oré de verdad a Jehová y le conté cómo me sentía.” Llegó a la conclusión de que su plegaria había sido contestada cuando terminó encontrando en la congregación cristiana una amiga a quien confiarse. Al percibir que Jehová la dirigía, entabló una relación personal con él. Los padres pueden ayudar a sus hijos mejorando la calidad de sus oraciones. Cuando oren en familia, harán bien en sincerarse con Jehová para que los hijos perciban el lazo que los une a él.
Pacientes, pero firmes
9, 10. ¿Qué ejemplo de gran paciencia dio Jehová al tratar con los rebeldes israelitas?
9 Cuando un joven empieza a descarriarse, quizá intente aislarse y obstaculizar los empeños de sus padres de hablar con él sobre asuntos espirituales. ¿Qué hacer ante una situación tan difícil? Veamos cómo actuó Jehová con el antiguo Israel. Soportó la “dura cerviz” de los israelitas por más de novecientos años hasta que al final los dejó que siguieran su derrotero rebelde (Éxodo 34:9; 2 Crónicas 36:17-21; Romanos 10:21). Aunque repetidamente ‘lo ponían a prueba’, “era misericordioso” con ellos. “Muchas veces hizo que su cólera se volviera atrás, y no despertaba toda su furia.” (Salmo 78:38-42.) El trato con su pueblo fue impecable. Los padres amorosos han de imitar a Jehová y ser pacientes cuando su afán de ayudar a los hijos no recibe una respuesta inmediata.
10 La gran paciencia es la virtud de no renunciar a la esperanza de que mejore la relación turbada. Jehová, modelo de esta cualidad, tomó la iniciativa y “vez tras vez” envió sus representantes a los israelitas. “Sentía compasión por su pueblo”, aun cuando “ellos continuamente estuvieron burlándose de los mensajeros del Dios verdadero y despreciando sus palabras” (2 Crónicas 36:15, 16). Apeló a su corazón diciéndoles: “Vuélvanse, por favor, cada uno de su camino malo” (Jeremías 25:4, 5). Con todo, no claudicó de sus principios justos, sino que les pidió que ‘volvieran’ a él y aceptaran sus normas.
11. ¿Cómo pueden los padres tener gran paciencia y al mismo tiempo ser firmes al tratar con un hijo que se aparta?
11 Los padres imitarán la gran paciencia de Jehová si no consideran al hijo que se aparta un caso perdido. Podrán, sin perder la esperanza, tomar la iniciativa en mantener abiertas las líneas de comunicación o restablecerlas y, ateniéndose a los principios justos, apelar “vez tras vez” al corazón del hijo para que regrese a la verdad.
Cuando se expulsa a un menor
12. ¿Qué deber tienen los padres con un menor expulsado que vive con ellos?
12 ¿Qué pueden hacer los padres si un menor que vive con ellos comete un pecado grave y se le expulsa de la congregación por su actitud impenitente? Puesto que conviven con él, aún son los responsables de instruirlo y disciplinarlo según la Palabra de Dios. ¿Cómo hacerlo? (Proverbios 6:20-22; 29:17.)
13. ¿Cómo pueden los padres tratar de llegar al corazón del hijo que ha pecado?
13 Sería conveniente, de hecho sería lo propio, impartir tal instrucción y disciplina durante un estudio privado de la Biblia. Los padres han de mirar más allá de la inflexible actitud del hijo y tratar de ver lo que hay en el corazón. ¿Cuál es el alcance de su enfermedad espiritual? (Proverbios 20:5.) ¿Es posible tocar su fibra sensible? ¿Qué textos serán más efectivos? El apóstol Pablo nos asegura: “La palabra de Dios es viva, y ejerce poder, y es más aguda que toda espada de dos filos, y penetra hasta dividir entre alma y espíritu, y entre coyunturas y su tuétano, y puede discernir pensamientos e intenciones del corazón” (Hebreos 4:12). Así es, los padres no deben limitarse sencillamente a decirle al hijo que no vuelva a hacer algo malo, sino tratar de iniciar y fomentar su recuperación.
14. ¿Cuál es el primer paso que debe dar un joven que ha pecado para restaurar su relación con Jehová, y cómo pueden los padres ayudarle a tomar acción?
14 Es necesario que el joven que ha pecado restaure la relación con Jehová. Lo primero que debe hacer es ‘arrepentirse y volverse’ (Hechos 3:19; Isaías 55:6, 7). Los padres que conviven con un hijo que no está favorablemente dispuesto han de ‘mantenerse reprimidos bajo lo malo e instruirlo con apacibilidad’ a fin de que se arrepienta (2 Timoteo 2:24-26). Tienen que “censur[arlo]”, en el sentido bíblico de la palabra. El término griego que se traduce “censurar” también se vierte “dar evidencia convincente” (Revelación [Apocalipsis] 3:19; Juan 16:8). Por tanto, censurarlo implica aportar razones suficientes para convencerlo de su mal proceder. Hay que admitir que no es fácil. Cuando sea posible, los padres querrán apelar a su corazón y utilizar todos los medios apropiados, según la Biblia, para hacerle entender la importancia de ‘odiar lo que es malo y amar lo que es bueno’ (Amós 5:15). Tal vez recobre el “juicio fuera del lazo del Diablo”.
15. ¿Qué función desempeña la oración a la hora de restaurar la amistad entre un pecador y Jehová?
15 La oración es imprescindible para recuperar la amistad con Jehová. Claro está, nadie debería ‘hacer solicitud’ a favor de alguien impenitente que formaba parte de la congregación cristiana y que practica descaradamente el pecado (1 Juan 5:16, 17; Jeremías 7:16-20; Hebreos 10:26, 27). Sin embargo, los padres pueden pedirle a Jehová que les dé sabiduría para lidiar con la situación (Santiago 1:5). Si su hijo expulsado da muestras de arrepentimiento, pero no tiene “franqueza de expresión para con Dios”, pudieran rogar a Jehová que tenga a bien perdonarlo en caso de encontrar motivos para ello (1 Juan 3:21). Este tipo de plegarias deberían ayudar al joven a percibir que Jehová es misericordiosob (Éxodo 34:6, 7; Santiago 5:16).
16. ¿Cómo ayudar a los familiares de los menores expulsados?
16 Si un joven bautizado es expulsado de la congregación, se espera que quienes la componen “cesen de mezclarse en [su] compañía” (1 Corintios 5:11; 2 Juan 10, 11). Posiblemente, tal acción le ayude con el tiempo a ‘recobrar el juicio’ y a volver al redil protector de Dios (Lucas 15:17). Ahora bien, tanto si regresa como si no, es bueno animar a los familiares del expulsado. Busquemos, pues, momentos para compartir “sentimientos como compañeros” y para ser “tiernamente compasivos” con ellos (1 Pedro 3:8, 9).
La ayuda de los demás
17. ¿Qué deben tener presente los hermanos de la congregación cuando traten de ayudar a algún joven que está a punto de descarriarse?
17 ¿Qué hacer si la fe de un joven que no está expulsado de la congregación cristiana se ha debilitado? “Si un miembro sufre —escribió el apóstol Pablo—, todos los demás miembros sufren con él.” (1 Corintios 12:26.) Sería apropiado mostrarle interés sincero; aunque, por supuesto, han de tomarse ciertas precauciones, ya que el joven espiritualmente enfermo pudiera influir de manera perjudicial en otros (Gálatas 5:7-9). En una congregación, varios adultos bienintencionados invitaron en diversas ocasiones a algunos jóvenes débiles en la fe a tocar juntos música popular con la intención de animarlos. Pese a que estos accedieron con gusto y disfrutaron de las fiestas, la influencia que ejercieron unos sobre otros acabó apartándolos de la congregación (1 Corintios 15:33; Judas 22, 23). Lo que quizás ayude al joven a recuperarse es el compañerismo que fomenta aprecio por los valores espirituales, no las reuniones sociales sin orientación espiritual alguna.c
18. ¿Cómo imitaríamos la actitud del padre del hijo pródigo en la parábola de Jesús?
18 Reflexionemos en los posibles sentimientos de un joven que se aparta de la congregación y después regresa al Salón del Reino o asiste a una asamblea. ¿No deberíamos darle una cordial bienvenida como hizo el padre del hijo pródigo en la parábola de Jesús? (Lucas 15:18-20, 25-32.) Un adolescente que asistió a una asamblea de distrito tras abandonar la congregación cristiana dijo: “Pensé que nadie haría caso a alguien como yo, pero tanto hermanos como hermanas se me acercaron y me dieron una buena acogida. Aquello me conmovió mucho”. El joven reanudó su estudio de la Biblia y se bautizó más adelante.
No nos rindamos
19, 20. ¿Por qué debemos mantener una actitud positiva tocante a un hijo “pródigo”?
19 Ayudar a un hijo “pródigo” a ‘recobrar el juicio’ requiere paciencia tanto de los padres como de los demás, pues es una tarea difícil. Pero no nos rindamos. “Jehová no es lento respecto a su promesa, como algunas personas consideran la lentitud, pero es paciente para con ustedes porque no desea que ninguno sea destruido; más bien, desea que todos alcancen el arrepentimiento.” (2 Pedro 3:9.) Las Escrituras dejan bien claro que la voluntad de Jehová es que la gente se arrepienta y viva. De hecho, ha tomado la iniciativa al establecer el medio para la reconciliación de la humanidad (2 Corintios 5:18, 19). Gracias a su paciencia ya han recobrado el juicio millones de personas (Isaías 2:2, 3).
20 ¿No deberían los padres, pues, usar todo método bíblico posible para que su hijo “pródigo”, menor de edad, recobre el juicio? Al igual que Jehová, han de tener gran paciencia y tomar medidas concretas para ayudar al hijo a volver a él, ateniéndose estrictamente a los principios bíblicos y procurando reflejar las cualidades divinas de amor, justicia y sabiduría, mientras piden a Dios su ayuda. Tal como muchos rebeldes endurecidos han regresado ante la afectuosa propuesta de Jehová, es posible que su hijo “pródigo” también vuelva a Su redil protector (Lucas 15:6, 7).
[Notas]
a La Atalaya del 1 de julio de 1999, págs. 13-17, contiene más recomendaciones para ser eficaces al enseñar a los jóvenes.
b Tales oraciones a favor de un menor expulsado no deben hacerse en las reuniones de congregación, pues quizá haya asistentes que no estén al tanto de la situación de esa persona (véase La Atalaya del 15 de julio de 1980, pág. 31).
c Si se desean recomendaciones concretas, véanse los números del 22 de septiembre de 1972, págs. 20-23, y del 22 de septiembre de 1996, págs. 21-23, de la revista ¡Despertad!
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