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Comprendamos el propósito de la disciplinaLa Atalaya 2003 | 1 de octubre
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La disciplina de los padres amorosos
Es necesario que todos los miembros de la familia y de la congregación entiendan el objetivo de la disciplina, especialmente quienes tienen autoridad, como los padres. Proverbios 13:24 dice: “El que retiene su vara odia a su hijo, pero el que lo ama es el que de veras lo busca con disciplina”.
¿Cómo deben administrar la disciplina los padres? La Biblia explica: “Ustedes, padres, no estén irritando a sus hijos, sino sigan criándolos en la disciplina y regulación mental de Jehová” (Efesios 6:4). Dicha exhortación se vuelve a expresar con estas palabras: “Padres, no estén exasperando a sus hijos, para que ellos no se descorazonen” (Colosenses 3:21).
Los padres cristianos que comprenden el propósito de la disciplina no obrarán con dureza. El principio que se expone en 2 Timoteo 2:24 es aplicable a la forma en que los padres disciplinan. Pablo escribió: “El esclavo del Señor no tiene necesidad de pelear, sino de ser amable para con todos, capacitado para enseñar”. Dejarse llevar por la cólera y la histeria, gritar y hacer declaraciones insultantes y despectivas no es administrar disciplina amorosa, y tales acciones no tienen lugar en la vida del cristiano (Efesios 4:31; Colosenses 3:8).
La corrección de los padres implica mucho más que imponer el castigo con rapidez y decisión. En la mayoría de los casos, es necesario que repitan sus consejos vez tras vez a fin de corregir el modo de pensar de sus hijos. Por lo tanto, tienen que dedicar tiempo, ejercer paciencia y meditar en la manera como darán la disciplina. Deben recordar que los hijos han de ser criados en “la disciplina y regulación mental de Jehová”, una formación que dura años.
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Comprendamos el propósito de la disciplinaLa Atalaya 2003 | 1 de octubre
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Jehová es el Juez perfecto
Los padres, los pastores cristianos y otras personas con la autoridad bíblica para disciplinar deben asumir dicha responsabilidad con seriedad. No deben atreverse a calificar a nadie de totalmente incorregible. Por ello, la disciplina nunca debe ser un castigo vengativo y hostil.
Es cierto que la Biblia señala que Jehová administrará un castigo severo y final, y dice que “es cosa horrenda caer en las manos del Dios vivo” (Hebreos 10:31). Pero ningún ser humano jamás debería tratar de compararse con Jehová en este sentido ni en ningún otro. Y nadie debe sentir que es cosa horrenda caer en las manos de su padre o de su madre, o de cierto anciano de la congregación.
Jehová tiene el poder de lograr el equilibrio perfecto cuando disciplina. Los seres humanos no. Dios puede leer el corazón y determinar si alguien es incorregible y, por lo tanto, debe recibir un castigo decisivo y final. Por otro lado, los seres humanos no pueden dictar dicho fallo. Por eso, cuando hay que dar disciplina, quienes están en puestos de autoridad han de hacerlo siempre con el objetivo de corregir a la persona.
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