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Qué hay detrás de la Navidad, la Pascua Florida y el Halloween¡Despertad! 1993 | 22 de noviembre
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Qué hay detrás de la Navidad, la Pascua Florida y el Halloween
LA BIBLIA indica que Jesús tenía 33 años y medio cuando lo fijaron en un madero a principios de la primavera del año 33 E.C., en la época de la Pascua judía. Si contamos hacia atrás, llegamos a la conclusión de que Jesús nació a principios del otoño.
La fiesta pagana de las saturnales romanas, con las que se conmemoraba el cumpleaños del Sol invicto, se celebraba unos tres meses después. ¿Cómo fue que se pospuso al 25 de diciembre la conmemoración del nacimiento de Jesús para que coincidiera blasfemamente con la celebración pagana del cumpleaños del Sol?
Como los días de diciembre son cada vez más cortos, inspiraban un miedo supersticioso en los adoradores del Sol, que temían que su dios se estuviese muriendo. Quemaban velas y encendían hogueras para ayudar a revivir a la deidad enferma. Y creían conseguirlo, pues tras el solsticio de invierno, el 21 de diciembre, el dios-sol parecía recuperar su fuerza y los días se hacían más largos.
“El mes de diciembre era el más importante para las celebraciones paganas, y el 25 de diciembre constituía el punto culminante de los jolgorios invernales —explica el tabloide Church Christmas Tab—. Hay quienes creen que el obispo de Roma escogió el 25 de diciembre como la fecha del nacimiento de Cristo para ‘santificar’ las festividades paganas. El resultado fue una extraña mezcla de fiestas paganas y cristianas que el mundo ahora denomina Navidad.” El mismo artículo admite: “La palabra ‘Navidad’ no aparece en la Biblia. Las Escrituras no conservan mandato alguno de que deba celebrarse el nacimiento de Jesús”.
No sorprende que el teólogo Tertuliano se quejara: “Nosotros, que desconocemos los sábados, los novilunios y las fiestas, en otro tiempo aceptables a Dios, ahora frecuentamos las saturnales [y otras fiestas paganas], llevamos regalos de un lado a otro [...] y participamos en deportes y banquetes con alboroto”.
El papa Gregorio I siguió esta misma tendencia profana. Según la revista Natural History, “en vez de tratar de eliminar las costumbres y creencias del pueblo, sus instrucciones fueron: utilizadlas. Si cierta comunidad adora un árbol, consagradlo a Cristo en vez de cortarlo y dejad que sigan adorándolo”.
La verdad y la falsedad no se mezclan
¿Contaba con la aprobación divina esta actitud transigente? Fíjese en la advertencia que Dios dio a su pueblo cuando estaba a punto de entrar en la pagana tierra de Canaán: “Cuídate [...] por temor de que inquieras respecto a sus dioses, diciendo: ‘¿Cómo acostumbraban estas naciones servir a sus dioses? Y yo, sí, yo, ciertamente haré de la misma manera’. No debes hacerle de esa manera a Jehová tu Dios, porque toda cosa detestable a Jehová, que él de veras odia, la han hecho ellas a sus dioses”. (Deuteronomio 12:30, 31.) En las Escrituras Griegas Cristianas se repite la misma advertencia: “No lleguen a estar unidos bajo yugo desigual con los incrédulos. Porque, ¿qué consorcio tienen la justicia y el desafuero? ¿O qué participación tiene la luz con la oscuridad? Además, ¿qué armonía hay entre Cristo y Belial [nota al pie de la página: Satanás]? ¿O qué porción tiene una persona fiel con un incrédulo?”. (2 Corintios 6:14, 15.)
¿Qué le resulta a Dios tan ofensivo de estos dioses falsos y la adoración que se les tributa? Saturno era el dios-sol romano, al que se honraba con las saturnales. ¿Merecía tal honra? Simon Schama, profesor de Historia de la Universidad de Harvard, dice que era “símbolo de la inmoderación en el comer y el beber y de todo otro exceso orgiástico”. La revista Lear’s define esta fiesta como “la orgía de vino más famosa del mundo antiguo”.
El culto al dios-sol Mitra se extendió por toda Asia. Según el antropólogo Gabriel Seabrook, Mitra era “un dios guerrero que lanzaba flechas asesinas y enfermedades incurables contra sus enemigos en el campo de batalla”.
La adoración al Sol que rendían los aztecas era sumamente sangrienta. La revista Natural History explica que “a menos que se sacrificaran víctimas a los dioses solares, toda vida —incluida la de los dioses— moriría”.
Tras repasar los orígenes de esta celebración (véase el recuadro de abajo), quizás no le sorprenda que las brujas y los satanistas todavía veneren el 25 de diciembre. El periódico San Francisco Chronicle del 21 de diciembre de 1991 cita las siguientes palabras de una bruja que es además una popular escritora pagana: “Es una de nuestras fiestas más agotadoras. Estamos en pie toda la noche”. Otra mujer, perteneciente al grupo “Pacto de la Diosa”, dijo: “Escenificamos nuestro ritual [...]. Miembros de nuestro clero realizan una interpretación dramática del nacimiento del niño solar”.
¿Aceptarán Dios o su Hijo ese tipo de honra, en la que se refleja la adoración de dioses falsos?
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Qué hay detrás de la Navidad, la Pascua Florida y el Halloween¡Despertad! 1993 | 22 de noviembre
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[Recuadro/Ilustraciones en la página 12]
Los símbolos navideños
El árbol de Navidad “tiene muy poco que ver con la celebración cristiana y mucho que ver con la pertinaz supervivencia milenaria de los ritos paganos de la luz invernal y el renacimiento”. (The Boston Herald.) “Los árboles con chucherías colgadas de sus ramas han formado parte de las fiestas paganas por siglos.” (Church Christmas Tab.)
Los celtas empleaban el acebo “para asegurar la buena conducta de los duendes domésticos en la época del solsticio de invierno. [...] Podía alejar el mal, ayudar en la adivinación de los sueños y defender la casa de los rayos”. (Beautiful British Columbia.)
El muérdago “lo usaban los druidas en Inglaterra durante sus extraños ritos religiosos relacionados con poderes demoníacos y ocultos”. (Church Christmas Tab.)
El 25 de diciembre era el día en que “los practicantes del mitraísmo celebraban el nacimiento de Mitra. [...] No hay absolutamente ningún fundamento bíblico para considerar que el 25 de diciembre sea el día de la Natividad”.—Isaac Asimov.
La costumbre de hacer regalos era característica de las saturnales. “En estas fiestas se esperaba que uno hiciera regalos a todos sus amigos.” (Ancient Italy and Modern Religion [La Italia antigua y la religión moderna].)
La estrella “encima del árbol se adoraba en Oriente como símbolo de pureza, bondad y paz cinco mil años antes del nacimiento de Cristo”. (United Church Herald.)
Las velas “no proceden [...] del santuario cristiano. Las tomamos de un altar mucho más antiguo: el [tronco] de roble de los druidas”. (United Church Herald.)
La figura de Santa Claus se robó “de la antigua mitología germánica: ‘Thor era un hombre mayor, jovial y amigable, de complexión fuerte y con una larga barba blanca. Conducía un carro y se decía que vivía en la Tierra del Norte [...]. Su elemento característico era el fuego, y su color, el rojo. El hogar de las casas estaba consagrado a él, y se decía que descendía hasta dicho sitio por la chimenea’”. (United Church Herald.)
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