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¿Qué sentido tienen los regalos navideños?¡Despertad! 1992 | 22 de diciembre
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Diane Bailey explicó en el periódico Independent de Los Ángeles (California, E.U.A.): “El intercambio de regalos se remonta a la antigua Roma, cuando la gente intercambiaba simples regalos simbólicos durante las ceremonias de la adoración del Sol y de año nuevo”.
Bajo el titular “Se desvela el origen de las tradiciones navideñas”, Anita Sama escribió lo siguiente en un artículo del Servicio de Noticias Gannett: “Mucho antes de los ritos cristianos, el intercambio de regalos ya formaba parte de las celebraciones invernales. Los romanos se regalaban unos a otros ramas procedentes de un bosquecillo sagrado, y luego pasaban a artículos más elaborados como símbolo de buenos deseos para el año venidero: plata, oro y golosinas endulzadas con miel”.
Lo cierto es que la Navidad es una celebración pagana que fue adoptada por la cristiandad. El 25 de diciembre no es la fecha del nacimiento de Jesucristo, sino una fecha vinculada con antiguas fiestas paganas licenciosas que los cristianos evitaban. (Véase el recuadro “¿Cuál es el verdadero origen de la Navidad?” en las siguientes páginas.)
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¿Qué sentido tienen los regalos navideños?¡Despertad! 1992 | 22 de diciembre
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[Recuadro/Fotografía en las páginas 8, 9]
¿Cuál es el verdadero origen de la Navidad?
LAS personas informadas saben que el 25 de diciembre no es el día en que nació Jesucristo. La New Catholic Encyclopedia reconoce: “No se conoce la fecha del nacimiento de Cristo. Los Evangelios no indican ni el día ni el mes”.
Además, está demostrado que la Navidad y sus costumbres se adoptaron de fuentes no cristianas. De hecho, la revista U.S. Catholic dijo: “Es imposible separar la Navidad de sus orígenes paganos”.
The Encyclopedia Americana explica: “La mayoría de las costumbres que actualmente se asocian con la Navidad no eran originalmente costumbres navideñas, sino más bien costumbres precristianas y no cristianas adoptadas por la iglesia cristiana. Las saturnales —una fiesta romana que se celebraba a mediados de diciembre— suministraron el modelo para muchas de las costumbres festivas de la Navidad. Por ejemplo, de esta celebración se derivaron los banquetes elaborados, el intercambio de regalos y las velas encendidas”.
Respecto a la costumbre de dar regalos, la revista History Today comentó: “El dar presentes en la fiesta del solsticio de invierno empezó casi con toda probabilidad como una costumbre mágica y no simplemente social. Entre los regalos típicos de las saturnales estaban las muñecas de cera para los niños. Seguramente con el transcurso del tiempo esta costumbre llegó a verse encantadora, pero la realidad es que cuenta con un pasado macabro: hasta los contemporáneos pensaban que probablemente era un vestigio de sacrificios humanos, de niños, en favor de la siembra”.
El periódico The New York Times del 24 de diciembre de 1991 publicó un artículo sobre los orígenes de las costumbres navideñas, entre ellas la de dar regalos. Simon Schama, profesor de Historia de la Universidad de Harvard, escribió: “La Navidad se unió a las fiestas antiguas que celebraban el solsticio de invierno [...] En el siglo III, cuando los cultos al Sol como la religión mitraica de Persia se abrieron camino hasta Roma, se dedicaron unos días de diciembre a la celebración del renacimiento del Sol Invicto: el Sol invencible. [...]
”La Iglesia primitiva de Roma tuvo que librar una encarnizada batalla contra otras dos importantes fiestas paganas: las saturnales —que empezaban el 17 de diciembre y duraban una semana— y las calendas —que daban la bienvenida al Año Nuevo—. Las [saturnales] eran un tiempo de desgobierno permitido, con frecuencia presidido por un señor de la fiesta, no por Santa Claus, sino por el propio y grueso Saturno, el que celebraba orgías de comer, beber y otros excesos. Pero era al cambiar el año, durante las calendas, cuando se efectuaba el intercambio ritual de regalos que solían estar atados a las ramas de follaje que decoraban las casas durante las fiestas.
”Como es de suponer, la actitud de la iglesia primitiva hacia todos estos festejos indecentes fue de desaprobación. Sus padres, en especial el drástico San Juan Crisóstomo, instaron a no transigir con las abominaciones paganas. [...] Pero como no existía ninguna opinión generalizada en cuanto a la fecha exacta del nacimiento de Jesús [...], debió parecerles útil que ocupase el lugar de las saturnales [...] De modo que el renacimiento del Sol se convirtió en el nacimiento del Hijo de Dios [...]
”De la misma forma, las calendas fueron reemplazadas por la fiesta de la Epifanía, y los regalos y chucherías que los romanos paganos intercambiaban se convirtieron en el homenaje que rindieron los tres reyes al nuevo Rey del Mundo. Para mediados del siglo IV, los detalles básicos del calendario navideño quedaron establecidos definitivamente.”
Aunque las personas informadas reconocen enseguida el origen pagano de la Navidad y sus costumbres, muchas dicen que eso en realidad no tiene importancia. En respuesta al artículo del profesor Schama, a principios de este año un rabino retirado escribió lo siguiente en una carta al director del periódico Times: “Los orígenes de una práctica establecida no tienen nada que ver con el valor que esta tenga hoy día”. Respecto a la Navidad y otras celebraciones semejantes, dijo: “Los que las celebran las dotan de un nuevo significado que da propósito a su propia vida y les llena de júbilo”.
Pero ¿puede decirse que la Navidad llena de júbilo a quienes la celebran, haciendo que produzcan buen fruto cristiano? Francamente, como casi todos reconocen, el fruto que generalmente producen es malo, no bueno. Además, ¿deberían adoptar los cristianos celebraciones religiosas paganas? La Biblia insta: “No lleguen a estar unidos bajo yugo desigual con los incrédulos. Porque, ¿qué consorcio tienen la justicia y el desafuero? ¿O qué participación tiene la luz con la oscuridad? Además, ¿qué armonía hay entre Cristo y Belial? [...] ‘Por lo tanto, sálganse de entre ellos, y sepárense —dice Jehová—, y dejen de tocar la cosa inmunda’”. (2 Corintios 6:14-17.)
Recuerde también lo que dijo Jesús sobre la adoración al Dios Todopoderoso: “Los que lo adoran tienen que adorarlo con espíritu y con verdad”. (Juan 4:24.) Por consiguiente, si nuestra adoración ha de ser aceptable a Dios, tiene que basarse en la verdad. Y aunque la Navidad se presenta como el cumpleaños de Jesucristo, en realidad no lo es. Además, ¿qué puede decirse de los personajes supuestamente mágicos que traen regalos navideños, como Santa Claus? Cuando a los niños se les hace creer que los regalos proceden de tales personajes, ¿no se les está engañando?
Si usted realmente desea agradar a Dios, obedecerá su mandato de dejar de practicar lo que es inmundo en sentido religioso. ¿Se interesa usted lo suficiente por la verdad como para evitar una fiesta que promueve mentiras?
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