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La verdad sobre las celebraciones populares¡Despertad! 2001 | 8 de octubre
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Halloween también se conoce por el nombre de All Hallow Even, es decir, víspera del día de Todos los Santos. Sin embargo, este nombre supuestamente cristiano oculta orígenes que están muy lejos de ser santos. De hecho, los entendidos dicen que esta fiesta se remonta a un tiempo muy anterior al cristianismo: la era en la que los antiguos celtas habitaban Gran Bretaña e Irlanda. Estos utilizaban un calendario lunar y dividían el año en dos estaciones: los meses oscuros de invierno y los meses claros de verano. En la noche de luna llena más próxima al 1 de noviembre celebraban la fiesta de Samhain, término que significa “Final del Verano”.a
Dicha festividad, que señalaba el comienzo del año nuevo celta, tenía lugar al final del verano, una vez recolectada la cosecha y cuando los rebaños y las manadas ya habían sido recogidos de los pastos y se encontraban en los cercados. Los celtas creían que, como los días se hacían más cortos, era necesario reavivar al Sol con una serie de ritos y sacrificios. Como símbolo de la desaparición del año viejo, se apagaban todos los fuegos y, para inaugurar el año nuevo, se encendían hogueras sagradas de las que todos los miembros de la comunidad tomaban brasas para volver a prender la lumbre de sus hogares. También se creía que a los malos espíritus se los ahuyentaba con aquellas hogueras, de las que hoy día se puede ver un reflejo en la Noche de Guy Fawkes, de Gran Bretaña, y en las festividades de junio, de Brasil.
Según la creencia popular, en la fiesta de Samhain se abría el velo que separaba el mundo humano del sobrenatural, y los espíritus, buenos y malos, vagaban por la Tierra. Como se pensaba que las almas de los muertos regresaban a sus casas, las familias sacaban comida y bebida para sus visitantes fantasmales con la esperanza de apaciguarlos y protegerse del mal. De modo que cuando hoy día los niños disfrazados de fantasmas o brujas van de casa en casa en Halloween amenazando con una travesura si no se les da una golosina, están perpetuando inconscientemente los antiguos ritos de la fiesta de Samhain. Jean Markale dice lo siguiente en su libro Halloween, histoire et traditions (Halloween: historia y tradiciones): “Al recibir algo en sus manos, los niños establecen, en un plano simbólico incomprensible para ellos, un intercambio fraternal entre el mundo visible y el invisible. De ahí que las mascaradas de Halloween [...] sean, de hecho, ceremonias sagradas”.
Como la gente creía que habían desaparecido las barreras entre el mundo físico y el sobrenatural, pensaba que los seres humanos podían pasar con facilidad al mundo de los espíritus. De modo que Samhain era una ocasión sumamente propicia para desentrañar los secretos del futuro. Dado que las manzanas y las avellanas se consideraban frutos de árboles sagrados, se utilizaban para adivinar información tocante al matrimonio, la enfermedad y la muerte. Por ejemplo, en una tina de agua colocaban una serie de manzanas identificadas con una marca. El joven o la joven que agarraba una valiéndose solo de la boca podía, supuestamente, identificar a su futuro cónyuge. Esta práctica adivinatoria subsiste hoy día en el juego de Halloween consistente en tratar de atrapar con los dientes unas manzanas que flotan en agua.
Otras características de la fiesta de Samhain eran la borrachera, la diversión estrepitosa y la pérdida de inhibiciones. “Los valores tradicionales, si no se descartaban, se invertían —dice Markale—. Lo que estaba prohibido se permitía, y lo permitido se prohibía.” Halloween todavía refleja este espíritu en la actualidad, lo que sin duda explica bastante bien su creciente popularidad. Según The Encyclopedia of Religion, esta fiesta es hoy día “una ocasión en la que los adultos también pueden cruzar los límites culturales y liberarse de su identidad permitiéndose una noche de frivolidad sin inhibiciones. Así que la característica fundamental de la fiesta celta, la de una noche al año de evasión de las realidades y expectativas normales, ha perdurado hasta el siglo XX”.
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La verdad sobre las celebraciones populares¡Despertad! 2001 | 8 de octubre
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a Es posible que Samhain no sea, como suele decirse, el nombre del dios celta de la muerte, sino el de la fiesta en sí. Según Jean Markale, especialista francés en los celtas, la figura que se honraba durante la fiesta de Samhain era probablemente Lug, el dios de la luz.
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