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Las raíces del ateísmoLa Atalaya 1994 | 1 de diciembre
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Las raíces habían empezado a crecer mucho antes de que comenzara el siglo XIX. Paradójicamente, fueron las religiones de la cristiandad las que fomentaron el crecimiento moderno del ateísmo. ¿En qué sentido? La corrupción de estas instituciones religiosas provocó mucha desilusión y protesta.
Se siembran las semillas
Durante la Edad Media, la Iglesia Católica ejercía un dominio completo sobre sus súbditos. “La jerarquía parecía mal preparada para atender las necesidades espirituales del pueblo —dice The Encyclopedia Americana—. Las altas jerarquías, especialmente los obispos, se reclutaban de la nobleza, y veían su oficio principalmente como una fuente de prestigio y poder.”
Algunas personas, como Juan Calvino y Martín Lutero, intentaron reformar la Iglesia. No obstante, sus métodos no siempre fueron cristianos; la intolerancia y el derramamiento de sangre caracterizaron la Reforma. (Compárese con Mateo 26:52.) Tan crueles fueron algunos abusos, que tres siglos más tarde Thomas Jefferson, el tercer presidente de Estados Unidos, escribió: “Sería más perdonable no creer en ningún dios, que blasfemar contra él mediante los atroces atributos de Calvino”.a
Está claro que la Reforma no restableció la adoración pura. Sin embargo, redujo el poder de la Iglesia Católica. El Vaticano ya no poseía el monopolio de la fe religiosa. Muchos se unieron a las nuevas sectas protestantes. Otros, decepcionados de la religión, hicieron del intelecto humano su objeto de adoración. Todo ello resultó en una actitud liberal que daba cabida a diversas opiniones sobre Dios.
Brota el escepticismo
Para el siglo XVIII se preconizaba el pensamiento racional como la panacea de los problemas del mundo. El filósofo alemán Immanuel Kant afirmó que el hombre veía estorbado su progreso por su dependencia de la dirección política y religiosa. “¡Atrévete a saber! —recomendó encarecidamente—. ¡Ten el valor de usar tu propia inteligencia!”
Esta fue la actitud característica del siglo de las luces, conocido también como siglo de la razón. Este período, que abarcó todo el siglo XVIII, estuvo marcado por una búsqueda obsesiva de conocimiento. “El escepticismo reemplazó a la fe ciega —dice el libro Milestones of History—. Se cuestionaron todas las ortodoxias antiguas.”
Una ‘ortodoxia antigua’ que estuvo bajo escrutinio fue la religión. “El hombre cambió su modo de ver la religión —dice el libro The Universal History of the World—. Ya no le satisfacía la promesa de ser recompensado en el cielo; pedía una vida mejor en la Tierra. Empezó a perder la fe en lo sobrenatural.” La mayoría de los filósofos del siglo de las luces despreciaron la religión. Culparon en particular al clero de la Iglesia Católica, ávido de poder, por mantener a la gente en la ignorancia.
Muchos de estos filósofos, insatisfechos con la religión, se hicieron deístas; creían en Dios, pero afirmaban que no tenía ningún interés en el hombre.b Algunos se hicieron ateos declarados, como el filósofo Paul Henri Thiry Holbach, que decía que la religión era “fuente de divisiones, locura y crímenes”. Con el paso de los años, muchas personas más se hastiaron de la cristiandad y compartieron los sentimientos de Holbach.
¡Qué irónico el hecho de que la cristiandad espoleara el desarrollo del ateísmo! “Las iglesias fueron el caldo de cultivo del ateísmo —escribe el profesor de Teología Michael J. Buckley—. Las religiones organizadas escandalizaron y disgustaron profundamente la conciencia occidental. Las iglesias y las sectas habían devastado Europa, habían perpetrado masacres, habían exigido la resistencia o la revolución religiosa y habían intentado excomulgar o deponer monarcas.”
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Las raíces del ateísmoLa Atalaya 1994 | 1 de diciembre
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a Las sectas protestantes que resultaron de la Reforma conservaron muchas doctrinas antibíblicas. Véanse los números de ¡Despertad! del 22 de agosto de 1989, páginas 16-20, y del 8 de septiembre de 1989, páginas 23-27.
b Los deístas decían que Dios puso en marcha la creación, de manera parecida a un relojero, y luego le dio la espalda y se olvidó de ella. Según el libro The Modern Heritage, los deístas “creían que el ateísmo era un error nacido de la desesperación, pero que la estructura autoritaria de la Iglesia Católica y la rigidez e intolerancia de sus doctrinas eran aún más deplorables”.
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La negación de Dios en este siglo XXLa Atalaya 1994 | 1 de diciembre
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La cristiandad niega a Dios
La negación más vergonzosa de la autoridad de Dios proviene del clero de la cristiandad, que ha sustituido las verdades puras de la Biblia por tradiciones humanas. (Compárese con Mateo 15:9.) Además, ha respaldado las guerras más sangrientas del siglo XX, rechazando de este modo el mandato bíblico de practicar verdadero amor. (Juan 13:35.)
El clero también ha negado a Dios al dar la espalda a Sus normas morales, como se ve, por ejemplo, en el caso de los constantes litigios contra sacerdotes acusados de pedofilia. La situación de la cristiandad se asemeja a la del Israel y Judá de la antigüedad. “El país está lleno de derramamiento de sangre, y la ciudad está llena de tortuosidad —se le comunicó a Ezequiel— porque han dicho: ‘Jehová ha dejado la tierra, y Jehová no está viendo’.” (Ezequiel 9:9; compárese con Isaías 29:15.)
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