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La Biblia en latín: Palabra viva en una lengua muertaLa Atalaya 2009 | 1 de abril
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Las traducciones latinas más antiguas
El latín era la lengua oficial de Roma. Sin embargo, cuando el apóstol Pablo escribió a los cristianos de aquella ciudad, lo hizo en griego.a ¿Representó eso un problema? No, pues allí era habitual que la gente hablara ambos idiomas. Eran tantos los que procedían del Oriente griego, que se decía que la ciudad era prácticamente griega. La situación lingüística variaba en cada región del Imperio romano, pero a medida que este fue creciendo, el latín fue cobrando importancia. Como resultado, se hizo necesario traducir las Santas Escrituras del griego al latín. Según parece, los trabajos comenzaron en el siglo II de nuestra era en el norte de África.
Se produjeron diversos escritos, a los que en conjunto se conoce como Vetus Latina, o antigua versión latina. Sin embargo, no ha llegado hasta nosotros ningún manuscrito completo de esta traducción al latín de las Escrituras. Tanto los fragmentos que han sobrevivido como las citas de escritores antiguos apuntan a que la Vetus Latina no era una obra unificada. En realidad, parece ser que varios traductores trabajaron por su cuenta en diferentes momentos y lugares. Por tanto, sería más preciso describirla como un conjunto de textos bíblicos traducidos del griego.
Aquellas iniciativas independientes de traducir diversas secciones de las Escrituras al latín originaron mucha confusión. Para finales del siglo IV, el teólogo católico Agustín de Hipona declaró que “todo el que tenía a su alcance un manuscrito griego y pensaba que tenía algún conocimiento de ambos idiomas —por escaso que este fuera— se aventuraba a traducirlo” al latín. Tanto él como otros personajes opinaban que había demasiadas versiones y dudaban de su exactitud.
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La Biblia en latín: Palabra viva en una lengua muertaLa Atalaya 2009 | 1 de abril
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[Ilustración y recuadro de la página 21]
TRADUCCIONES QUE HICIERON HISTORIA
Algunos de los términos utilizados en la Vetus Latina han hecho historia. Uno de los casos más destacables es la traducción de la palabra griega diathḗkē (pacto) como testamentum (testamento) en latín (2 Corintios 3:14). Debido a esta traducción, muchas personas siguen refiriéndose hoy día a las Escrituras Hebreas como el Antiguo Testamento y a las Escrituras Griegas como el Nuevo Testamento.
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