-
Por qué tenemos que ser santosLa Atalaya 2014 | 15 de noviembre
-
-
Por qué tenemos que ser santos
“Tienen que resultar santos.” (LEV. 11:45)
1. ¿Cómo nos ayuda el libro de Levítico?
JEHOVÁ espera que todos sus siervos sean santos, es decir, limpios en sentido espiritual, moral y físico. La santidad se menciona por toda la Biblia, pero sobre todo en el libro de Levítico. Por eso, conocer mejor este libro nos ayudará a ser santos.
2. Mencione algunos aspectos interesantes del libro de Levítico.
2 El libro de Levítico, que escribió Moisés, forma parte de “toda [la] Escritura” que es útil para enseñar (2 Tim. 3:16). El nombre de Jehová aparece unas 10 veces en cada capítulo. Analizar este libro nos dará las fuerzas para no hacer nada que pueda manchar ese nombre (Lev. 22:32). La expresión “Yo soy Jehová”, que se repite vez tras vez, nos recuerda la importancia de obedecer a Dios. En este artículo y en el siguiente descubriremos valiosas perlas espirituales que nos ayudarán a servirle de una manera limpia, santa.
TENEMOS QUE SER SANTOS
3, 4. a) ¿Qué representa el que se lavara a Aarón? b) ¿Qué representa el que se lavara a los hijos de Aarón? (Vea la ilustración del principio.)
3 (Lea Levítico 8:5, 6.) Jehová eligió a Aarón para que fuera el sumo sacerdote de Israel y a sus hijos para que fueran sacerdotes. Aarón representa a Jesucristo, y sus hijos representan a los ungidos. Pero ¿qué representa el que se lavara a Aarón? ¿Acaso Jesús también tendría que ser lavado? No, Jesús era un hombre “sin tacha”, libre de pecado (Heb. 7:26; 9:14). En realidad, el estado limpio en el que quedó Aarón representa la condición limpia y justa de Jesús ante Dios. ¿Qué representa entonces que se lavara a los hijos de Aarón?
4 Esta acción representa el proceso de limpieza al que deben someterse quienes son elegidos para ser sacerdotes en el cielo. ¿Se refiere esa limpieza a su bautismo? No, porque el bautismo no borra los pecados; más bien, simboliza que una persona ha dedicado su vida a servir a Dios sin reservas. Entonces, ¿cómo se lleva a cabo la limpieza? Pablo dijo que es “por medio de la palabra”, así que los ungidos deben poner en práctica en su vida las enseñanzas de Cristo (Efes. 5:25-27). De esta manera, por medio de la Palabra de Dios, son santificados y lavados. ¿Se puede decir lo mismo de las “otras ovejas”? (Juan 10:16.)
5. ¿Por qué podemos decir que las otras ovejas también llegan a estar limpias por medio de la Palabra de Dios?
5 Como hemos dicho, los hijos de Aarón no representan a la “gran muchedumbre” de las otras ovejas de Cristo (Rev. 7:9). Aun así, estos cristianos también llegan a estar limpios y a ser santos por medio de la Palabra de Dios. Tienen fe en lo que la Biblia dice sobre el valor de la sangre que derramó Jesús, y eso los motiva a servir a Jehová “día y noche” (Rev. 7:13-15). La purificación de los ungidos y de las otras ovejas es continua y, como resultado, se comportan de manera excelente en todo momento (1 Ped. 2:12). ¡Cuánto debe alegrarle a Jehová observar la limpieza y la unidad de los ungidos y las otras ovejas, que obedecen a su Pastor, Jesús, y lo siguen con lealtad!
6. ¿Por qué debemos examinarnos con regularidad?
6 El que los sacerdotes tuvieran que estar limpios en sentido físico tiene mucha importancia para nosotros hoy. Con frecuencia, a nuestros estudiantes de la Biblia les llama la atención lo limpios que están nuestros lugares de culto y lo bien arreglados que vamos nosotros. Pero, además, la limpieza de los sacerdotes nos recuerda que cualquiera que sube “a la montaña de Jehová”, que se une a la adoración verdadera, tiene que hacerlo con un corazón limpio (lea Salmo 24:3, 4; Is. 2:2, 3). Jehová quiere que lo adoremos con un corazón, una mente y un cuerpo limpios. Para ello, debemos examinarnos con regularidad. Al hacerlo, tal vez descubramos que tenemos que hacer cambios drásticos (2 Cor. 13:5). Por ejemplo, un siervo de Jehová bautizado que deliberadamente ve pornografía haría bien en preguntarse: “¿Estoy demostrando ser santo?”, y pedir ayuda para dejar esa práctica sucia (Sant. 5:14).
SER SANTOS IMPLICA SER OBEDIENTES
7. ¿Cómo cumplió Jesús las palabras de Levítico 8:22-24?
7 Cuando se instauró el sacerdocio de Israel, Moisés puso sangre de un carnero en la oreja derecha, en el dedo pulgar de la mano derecha y en el dedo gordo del pie derecho de Aarón, el sumo sacerdote, y de sus hijos (lea Levítico 8:22-24). Esta acción indicaba que los sacerdotes serían obedientes y se esforzarían al realizar sus labores. De igual modo, Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, les dejó un excelente ejemplo a los ungidos y las otras ovejas. Sus oídos estuvieron atentos a la guía de Jehová; sus manos estuvieron ocupadas en hacer la voluntad divina, y sus pies se mantuvieron en el camino correcto (Juan 4:31-34).
8. ¿Qué debemos hacer todos los siervos de Jehová?
8 Todos nosotros, seamos ungidos o de las otras ovejas, debemos imitar el ejemplo de lealtad de Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, y obedecer las normas que Jehová da en la Biblia, pues no queremos entristecer al espíritu santo de Dios (Efes. 4:30). Tenemos que hacer “sendas rectas para [nuestros] pies” (Heb. 12:13).
9. a) ¿Qué dijeron tres hermanos que han trabajado estrechamente con miembros del Cuerpo Gobernante? b) ¿Cómo nos ayudan los comentarios de estos hermanos a seguir siendo santos?
9 Veamos qué comentaron algunos hermanos que por décadas han trabajado estrechamente con miembros del Cuerpo Gobernante. Uno dijo: “Aunque trabajar tan de cerca con estos hermanos ha sido un gran privilegio, ha habido ocasiones en las que pude comprobar que, si bien son ungidos, no dejan de ser imperfectos. Aun así, todos estos años me he esforzado por obedecer a quienes Jehová ha nombrado para dirigir a su pueblo”. Otro hermano comentó: “Textos como el de 2 Corintios 10:5, que nos anima a obedecer a Cristo, me han enseñado que debo ser obediente y cooperar con quienes supervisan la obra. Y así lo he hecho de todo corazón”. Un tercer hermano se expresó así: “La persona que ama lo que Jehová ama, odia lo que él odia y constantemente busca su guía y quiere agradarle, obedecerá a su organización y a quienes él usa para llevar a cabo su propósito en la Tierra”. Él recuerda cuánto le impresionó la obediencia del hermano Nathan Knorr, quien llegó a ser miembro del Cuerpo Gobernante. Cuando en 1925 la edición en inglés de esta revista publicó algunas actualizaciones doctrinales en el artículo “Nacimiento de la nación”, Knorr las aceptó enseguida a pesar de que algunos hermanos las pusieron en duda. Meditar en estos comentarios nos ayuda a ver que ser santos implica ser obedientes.
OBEDEZCAMOS LA LEY DE DIOS SOBRE LA SANGRE
10. ¿Qué importancia tiene obedecer la ley de Dios sobre la sangre?
10 (Lea Levítico 17:10.) Jehová les prohibió a los israelitas comer “cualquier clase de sangre”, y a los cristianos también se nos manda abstenernos de ella, ya sea humana o animal (Hech. 15:28, 29). Aun en situaciones en las que nuestra vida corra peligro, estamos resueltos a cumplir este mandato, sin importar cuánto nos presionen quienes no conocen a Jehová ni dan importancia a sus normas. A diferencia de ellos, nosotros amamos a Jehová y no queremos desobedecerle. Por nada del mundo quisiéramos que Jehová nos rechazara y nos sacara de su pueblo. Aunque sabemos que habrá quienes nos ridiculicen por no aceptar sangre, estamos decididos a obedecer (Jud. 17, 18). ¿Qué puede ayudarle a estar “firmemente resuelto” a no consumir sangre ni aceptar transfusiones? (Deut. 12:23.)
11. ¿Qué indica que lo que se hacía con la sangre en el Día de Expiación tenía un profundo significado?
11 Las instrucciones que Jehová le dio al sumo sacerdote de Israel sobre qué hacer con la sangre en el Día de Expiación nos ayudan a entender mejor cómo la ve Dios. La sangre debía usarse con un único fin: expiar, o borrar, los pecados de quienes buscaban el perdón de Jehová. Ese día del año, el sumo sacerdote debía hacer salpicar la sangre de un toro y de una cabra macho delante de la cubierta del arca del pacto (Lev. 16:14, 15, 19). Con esto, Jehová perdonaría los pecados del pueblo. Dios también mandó que cualquiera que cazara a un animal, antes de comérselo, debía derramar su sangre y cubrirla con polvo. ¿Por qué? “Porque el alma [la vida] de toda clase de carne es su sangre.” (Lev. 17:11-14.) El uso que se daba a la sangre en el Día de Expiación y el mandato de derramarla en el suelo tenían un profundo significado. No eran simples rituales. Cientos de años antes, Jehová les había dicho a Noé y a sus descendientes que no debían comer sangre; había prohibido consumirla para sustentar la vida (Gén. 9:3-6). ¿Qué nos enseña eso a los cristianos?
12. Según la carta de Pablo a los cristianos hebreos, ¿qué relación hay entre la sangre y el perdón?
12 En su carta a los cristianos hebreos, el apóstol Pablo explicó que el perdón de pecados se consigue a través de la sangre. Dijo que, según la Ley, “casi todas las cosas son limpiadas con sangre [...], y a menos que se derrame sangre no se efectúa ningún perdón” (Heb. 9:22). Pablo mencionó que, aunque estos sacrificios de animales tenían cierto valor, en realidad servían para recordarles a los israelitas que eran pecadores y que necesitaban un sacrificio mucho mayor para que sus pecados fueran borrados por completo. La Ley era “una sombra de las buenas cosas por venir, pero no la sustancia misma de las cosas” (Heb. 10:1-4). ¿Cómo se haría posible el perdón permanente de los pecados?
13. ¿Cómo nos hace sentir lo que Jesús hizo?
13 (Lea Efesios 1:7.) El sacrificio que Jesús hizo al entregar su vida por la humanidad significa mucho para quienes lo amamos a él y a su Padre (Gál. 2:20). Sin embargo, lo que realmente nos liberó del pecado fue lo que Jesús hizo después de su muerte y resurrección. De hecho, a eso apuntaban las instrucciones de la Ley para el Día de Expiación. Ese día, el sumo sacerdote entraba con parte de la sangre de los sacrificios animales en el Santísimo del tabernáculo —y más tarde del templo—, y allí la presentaba ante Jehová, como si estuviera en su presencia (Lev. 16:11-15). De la misma manera, tras su resurrección, Jesús subió al cielo y allí presentó el valor de su sangre humana ante Jehová (Heb. 9:6, 7, 11-14, 24-28). ¡Cuánto agradecemos que lo hiciera! Gracias a nuestra fe en el valor de esa sangre, Dios nos perdona los pecados y podemos disfrutar de una conciencia limpia.
14, 15. ¿Por qué es importante entender y obedecer la ley de Jehová sobre la sangre?
14 ¿Verdad que ahora comprendemos mejor por qué Jehová prohibió comer “cualquier clase de sangre”? (Lev. 17:10.) Para Dios, la sangre equivale a la vida, por eso es tan sagrada (Gén. 9:4). Sin duda, queremos tener su mismo punto de vista en cuanto a este asunto y obedecer el mandato de abstenernos de ella. Solo podremos estar en paz con Dios si ejercemos fe en el sacrificio de Jesús y entendemos el valor que la sangre tiene para nuestro Creador (Col. 1:19, 20).
15 Lo cierto es que en cualquier momento puede presentarse una situación en la que nosotros, o algún ser querido, tengamos que decidir si aceptar o no una transfusión, fracciones sanguíneas o algún procedimiento médico que implique el uso de sangre. Y ninguno de nosotros quisiera entristecer a Jehová aceptando algo que él condena en su Palabra. Por eso es tan importante orarle, investigar y tomar una decisión antes de que se presente una emergencia. Si así lo hacemos, tendremos la fortaleza para defender nuestra postura y no ceder. Médicos, enfermeros y muchas otras personas que ven las transfusiones como un medio para salvar vidas le piden a la gente que done sangre. Sin embargo, nosotros sabemos que Jehová, el Creador, es el único que tiene el derecho de decidir cómo usar la sangre, y para él, “cualquier clase de sangre” es sagrada. Resolvámonos, por tanto, a obedecer la ley de Dios sobre la sangre. Mantengamos una conducta santa y demostrémosle así lo mucho que apreciamos el poder salvador de la sangre de su Hijo, la única que hace posible el perdón de los pecados y la vida eterna (Juan 3:16).
¿Está resuelto a obedecer la ley de Jehová sobre la sangre? (Vea los párrafos 14 y 15)
POR QUÉ ESPERA JEHOVÁ QUE SEAMOS SANTOS
16. ¿Por qué tenemos que ser santos?
16 Cuando Jehová liberó a los israelitas de la esclavitud en Egipto, les dijo: “Yo soy Jehová que los estoy haciendo subir de la tierra de Egipto para resultar ser Dios para ustedes; y ustedes tienen que resultar santos, porque yo soy santo” (Lev. 11:45). Jehová esperaba que su pueblo fuera santo porque él mismo lo es. Y por esa razón, nosotros también tenemos que ser santos. El libro de Levítico lo deja muy claro.
17. ¿Cómo nos beneficia el libro de Levítico?
17 Analizar algunos versículos de Levítico ha sido muy útil. Nos ha ayudado a apreciar más este libro de la Biblia y a entender mejor por qué tenemos que ser santos. Pero Levítico contiene aún más perlas espirituales. En el siguiente artículo aprenderemos otras lecciones sobre cómo servir a Jehová de manera santa.
-
-
Seamos santos en todo aspecto de la vidaLa Atalaya 2014 | 15 de noviembre
-
-
Seamos santos en todo aspecto de la vida
“Sean santos en todo lo que hacen.” (1 PED. 1:15, La Palabra de Dios para Todos)
1, 2. a) ¿Qué espera Jehová de sus siervos? b) ¿Qué preguntas vamos a responder en este artículo?
EL APÓSTOL Pedro citó del libro de Levítico y explicó por inspiración divina que los cristianos, al igual que los israelitas, tienen que ser santos en todo aspecto de la vida (lea 1 Pedro 1:14-16). “El Santo”, Jehová, espera que tanto los ungidos como las “otras ovejas” se esfuercen al máximo por ser santos “en toda su conducta”, en todo lo que hagan (Juan 10:16).
2 En este artículo descubriremos otras perlas espirituales del libro de Levítico que nos ayudarán a entender las normas de santidad de Jehová y a ponerlas en práctica en nuestra vida. Además, responderemos a las siguientes preguntas: ¿Por qué debemos obedecer siempre las normas de Jehová? ¿Qué nos enseña Levítico sobre respetar a Jehová como nuestro único Soberano? Y ¿qué aprendemos de los sacrificios que ofrecían los israelitas?
OBEDEZCAMOS SIEMPRE LAS NORMAS DE JEHOVÁ
3, 4. a) ¿Por qué debemos obedecer siempre las leyes y principios de Jehová? b) ¿Por qué no debemos vengarnos ni guardar rencor?
3 Para agradar a Dios, debemos obedecer siempre sus leyes y principios, y nunca restarles importancia ni adoptar una actitud indiferente. Aunque ya no estamos obligados a cumplir la Ley que dio a Moisés, esta nos ayuda a percibir lo que es correcto o incorrecto desde el punto de vista de Dios. Por ejemplo, Jehová les mandó a los israelitas: “No debes tomar venganza ni tener rencor contra los hijos de tu pueblo; y tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy Jehová” (Lev. 19:18).
4 Como vemos, Jehová no quiere que nos venguemos ni que guardemos rencor (Rom. 12:19). Si pasáramos por alto lo que nos pide, estaríamos manchando su nombre y agradando a Satanás. Por eso, cuando alguien nos ofende, no debemos permitir que el resentimiento se apodere de nosotros. La Biblia dice que somos “vasos [o recipientes] de barro” llenos de un tesoro: el ministerio (2 Cor. 4:1, 7). No podemos meter en el mismo recipiente un tesoro tan valioso como el ministerio y un ácido tan corrosivo como el rencor.
5. ¿Qué aprendemos de la obediencia de Aarón cuando murieron sus hijos? (Vea la ilustración del principio.)
5 Levítico 10:1-11 cuenta la dolorosa experiencia que vivieron Aarón y su familia. Jehová mandó fuego del cielo para acabar con la vida de Nadab y Abihú, dos de los hijos de Aarón, y le dijo a la familia que no diera ninguna muestra de tristeza. ¡Qué difícil debió ser obedecer aquel mandato! ¿Y nosotros? ¿Conservamos nuestra santidad ante Jehová al no buscar la compañía de familiares o amigos expulsados? (Lea 1 Corintios 5:11.)
6, 7. a) ¿Qué puntos importantes deberíamos tener en cuenta al decidir si participar o no en una boda en una iglesia? (Vea la nota.) b) ¿Qué podríamos decirle a un familiar que nos invita a participar en una boda en una iglesia?
6 Puede que hoy en día no tengamos que enfrentarnos a una prueba tan dura como la de Aarón y su familia. Pero ¿qué hay si un familiar nos invita a asistir a una boda en una iglesia o incluso participar en ella? Aunque es cierto que la Biblia no lo prohíbe directamente, sí que contiene principios que nos pueden ayudar a decidir.a
7 Quizás a algunos familiares les sorprenda nuestra decisión. Tal vez no entiendan que queramos obedecer a Jehová y ser santos en este asunto (1 Ped. 4:3, 4). No queremos ofenderlos, así que nos expresaremos con cariño; pero es importante que seamos claros. Y sería bueno hablar del asunto cuanto antes. Podríamos empezar dándoles las gracias por habernos invitado a participar en su boda, y luego explicarles que en la ceremonia religiosa habrá cosas que no podremos hacer y que, como no queremos hacerlos sentir incómodos o abochornados en ese día tan especial, es mejor que no participemos. Decírselo de esta manera nos ayudará a no transigir y a obedecer las normas de Jehová en todo momento.
JEHOVÁ ES NUESTRO ÚNICO SOBERANO
8. ¿Cómo destaca Levítico el derecho que tiene Jehová a establecer leyes?
8 El libro de Levítico destaca el derecho de Jehová como Soberano a establecer leyes. Reconoce más de 30 veces que fue Jehová quien dio las leyes que leemos en él. Moisés era consciente de eso; de ahí que hiciera siempre lo que Dios le mandó (Lev. 8:4, 5). Del mismo modo, nosotros debemos obedecer siempre a nuestro único Soberano, Jehová. Para lograrlo, contamos con la ayuda de su organización. Pero habrá veces que tendremos que demostrar nuestra obediencia cuando estemos a solas, como le ocurrió a Jesús en el desierto (Luc. 4:1-13). ¿Qué haremos entonces? Si confiamos en Dios y lo respetamos como nuestra máxima autoridad, nadie nos hará desobedecer y no nos dejaremos vencer por el miedo (Prov. 29:25).
9. ¿Por qué se nos odia?
9 A los seguidores de Cristo no debería sorprendernos que nos persigan. Él advirtió a sus discípulos: “Los entregarán a tribulación y los matarán, y serán objeto de odio de parte de todas las naciones por causa de mi nombre” (Mat. 24:9). Pero ese odio no nos detiene: seguimos predicando y siendo santos a la vista de Jehová en todo lo que hacemos. Ahora bien, ¿por qué se nos odia, si somos ciudadanos honrados que llevamos vidas limpias y ordenadas? (Rom. 13:1-7.) Porque obedecemos a Jehová como nuestro único Soberano. Es “solo a él” a quien adoramos, y nunca pasaremos por alto sus justas normas (Mat. 4:10).
10. ¿Qué le ocurrió a un hermano que quebrantó su neutralidad?
10 La Biblia dice que los cristianos “no son parte del mundo”. Por esta razón, no tomamos parte en guerras ni en asuntos políticos (lea Juan 15:18-21 e Isaías 2:4). Por desgracia, algunos hermanos han quebrantado su neutralidad. Muchos de ellos luego se han arrepentido sinceramente y han vuelto a Jehová (Sal. 51:17). Pero otros no. Tomemos por caso algo que pasó en Hungría durante la Segunda Guerra Mundial. Unos oficiales juntaron en la misma ciudad a 160 hermanos menores de 45 años que habían sido encarcelados en distintas prisiones del país por mantenerse neutrales. Una vez allí, les dijeron que debían emprender el servicio militar. Aunque la mayoría fueron fieles y se negaron, nueve prestaron el juramento militar y aceptaron los uniformes. Dos años después, uno de esos nueve se vio ante una situación muy comprometida: le ordenaron formar parte de un pelotón de fusilamiento y ejecutar a algunos de aquellos Testigos fieles. ¡Qué impresión debió llevarse al ver que su propio hermano estaba entre los prisioneros! Afortunadamente, las ejecuciones al final no se llevaron a cabo.
DÉMOSLE A JEHOVÁ LO MEJOR
11, 12. ¿Qué nos enseña sobre Jehová lo que la Ley estipulaba para los sacrificios?
11 La Ley que se le dio a Moisés estipulaba que los israelitas ofrecieran sacrificios (Lev. 9:1-4, 15-21). Dichos sacrificios no podían tener defectos, pues apuntaban al sacrificio perfecto de Jesús. Además, cada uno tenía que hacerse de una manera concreta. Por ejemplo, Levítico 12:6 explica lo que debía hacer una mujer después dar a luz: “Al cumplirse los días de su purificación por hijo o por hija, traerá un carnero joven en su primer año para una ofrenda quemada y un pichón o una tórtola para una ofrenda por el pecado, a la entrada de la tienda de reunión, al sacerdote”. Aunque las instrucciones eran muy específicas, la Ley deja claro que Jehová es un Dios razonable y amoroso. Si la madre no tenía suficiente para un carnero, podía ofrecer dos tórtolas o dos pichones (Lev. 12:8). Aunque fuera pobre, Jehová la amaba y la valoraba igual que a la que podía ofrecer un animal más costoso. ¿Qué nos enseña esto a nosotros?
12 El apóstol Pablo animó a los cristianos a ofrecer un “sacrificio de alabanza a Dios” (Heb. 13:15). Ofrecemos este sacrificio de alabanza cuando damos a conocer el santo nombre de Jehová mediante la predicación. Claro está, no todos tenemos las mismas circunstancias ni la misma salud, pero lo importante es que siempre le demos a Jehová lo mejor de nosotros mismos. Por ejemplo, quienes no pueden salir de su casa debido a la edad avanzada o la mala salud dan testimonio por carta o por teléfono y predican a quienes van a verlos. De esa manera también alaban a Jehová (Rom. 12:1; 2 Tim. 2:15).
13. ¿Por qué deberíamos entregar un informe de nuestra actividad en el ministerio?
13 Cuando le ofrecemos sacrificios de alabanza a Jehová, no lo hacemos obligados, sino movidos por el profundo amor que le tenemos (Mat. 22:37, 38). ¿Cómo deberíamos ver entonces que se nos pida informar nuestra actividad en el ministerio cada mes? Entregar los informes es una manera de demostrar nuestra “devoción piadosa”, en otras palabras, nuestro amor y obediencia a Jehová (2 Ped. 1:7). Por supuesto, nadie debería sentirse presionado a salir a predicar tan solo por poner más horas en el informe. De hecho, si un publicador, por su edad o mala salud, únicamente puede dedicar quince minutos al mes a predicar, se le permite informar ese tiempo. Jehová sabe que detrás de esos minutos hay un corazón lleno de amor por él y de aprecio por el privilegio de ser uno de sus Testigos. Sabe que es lo mejor que puede dar, y por eso lo valora tanto. Como hemos visto, el que un israelita fuera pobre no le impedía hacer sacrificios a Jehová. Del mismo modo, los hermanos que están limitados pueden sentirse contentos de entregar el informe. Con los informes de todos los publicadores se obtiene un informe mundial que permite a la organización ver dónde hace falta más ayuda y, de acuerdo con eso, planificar todo lo que tiene que ver con la predicación. ¿Verdad que no es mucho pedir que a final de mes entreguemos el informe?
PROFUNDICEMOS EN NUESTRO ESTUDIO DE LA BIBLIA
14. ¿Por qué deberíamos examinar nuestros hábitos de estudio?
14 Después de analizar estas perlas espirituales, ¿no es cierto que entendemos mejor por qué Jehová incluyó el libro de Levítico en su Palabra? (2 Tim. 3:16.) Y ahora, sin duda, estamos más resueltos a permanecer santos, no solo porque Jehová lo espera, sino porque se merece que le demos lo mejor. Además, este análisis nos ha motivado a profundizar en nuestro estudio de la Biblia (lea Proverbios 2:1-5). Está claro que todos queremos que Jehová acepte nuestros sacrificios de alabanza. Por eso, preguntémonos: “¿Cómo son mis hábitos de estudio? ¿Estoy permitiendo que la televisión, los videojuegos, el deporte o los pasatiempos me impidan progresar?”. Si es así, meditemos en las palabras que el apóstol Pablo incluyó en su carta a los Hebreos.
¿Cuánta importancia damos al estudio de la Biblia y a la adoración en familia? (Vea el párrafo 14)
15, 16. ¿Por qué fue Pablo tan directo con los cristianos hebreos?
15 Pablo fue muy directo cuando escribió a los hebreos (lea Hebreos 5:7, 11-14). Les dijo con toda franqueza que se habían hecho “embotados en su oír”, que les costaba mucho entender las enseñanzas profundas. ¿Por qué fue tan directo? Porque, al igual que Jehová, amaba a aquellos cristianos y le preocupaba que estuvieran tratando de sobrevivir a base de “leche”, o de un conocimiento superficial de las Escrituras. Aunque era importante que conocieran las doctrinas y enseñanzas básicas, si querían convertirse en cristianos maduros debían ingerir “alimento sólido”, es decir, profundizar en su estudio.
16 En vez de haberse convertido en maestros, seguían necesitando que alguien les enseñara. ¿La razón? No se habían nutrido con “alimento sólido”. ¿Y nosotros? ¿Cómo vemos las verdades profundas? ¿Nos esforzamos por entenderlas? ¿Dedicamos tiempo a orar y a estudiar la Biblia en profundidad? Si nos cuesta, ¿será porque nos hemos acostumbrado a estudiar solo por encima? Recordemos que nuestra labor no es únicamente predicar, sino enseñar y hacer discípulos (Mat. 28:19, 20).
17, 18. a) ¿Por qué deberíamos esforzarnos por estudiar las verdades profundas de la Biblia? b) ¿Cómo deberíamos ver el consumo de bebidas alcohólicas antes de las reuniones?
17 A muchos de nosotros no nos resulta fácil estudiar la Biblia, y Jehová no obliga a nadie a hacerlo. Aun así, sin importar el tiempo que llevemos en la verdad, todos debemos nutrirnos con alimento espiritual sólido, pues es imprescindible para mantenernos santos.
18 Para ser santos a la vista de Jehová, debemos examinar las Escrituras con cuidado y hacer lo que él nos pide. Volvamos al ejemplo de Nadab y Abihú, a quienes Jehová ejecutó por ofrecer “fuego ilegítimo”, quizás mientras estaban bajo los efectos del alcohol (Lev. 10:1, 2). Fijémonos en lo que Dios le mandó a su padre, Aarón, justo después de aquel incidente (lea Levítico 10:8-11). ¿Quiere decir esto que no debemos consumir bebidas alcohólicas antes de las reuniones cristianas? Reflexionemos en los siguientes puntos. Nosotros ya no tenemos que obedecer la Ley (Rom. 10:4). En algunos países, los hermanos toman bebidas alcohólicas con moderación durante las comidas antes de ir a las reuniones. En la Pascua se compartían cuatro copas de vino. Cuando Jesús instituyó la Conmemoración, les pidió a los apóstoles que bebieran del vino que representaba su sangre (Mat. 26:27). La Biblia condena beber en exceso y emborracharse (1 Cor. 6:10; 1 Tim. 3:8). Y, movidos por su conciencia, muchos hermanos tal vez decidan abstenerse por completo de alcohol antes de participar en cualquier faceta del servicio sagrado. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que las circunstancias no son las mismas en todos los países, y que lo importante es que distingamos “entre la cosa santa y la profana” para asegurarnos de agradar a Dios y de ser santos en todo lo que hacemos.
19. a) ¿Qué puede ayudarnos a sacarle el máximo provecho a la adoración en familia y al estudio personal? b) ¿Qué tenemos que hacer para ser santos?
19 Hay muchos tesoros espirituales que podemos descubrir si los buscamos con cuidado en la Palabra de Dios. La organización nos da numerosas ayudas para sacarle el máximo provecho a la adoración en familia y al estudio personal, ¿las estamos usando? Conozcamos mejor a Jehová y su propósito, y acerquémonos cada vez más a él (Sant. 4:8). Como el salmista, pidámosle: “Destapa mis ojos, para que mire las cosas maravillosas procedentes de tu ley” (Sal. 119:18). Obedezcamos siempre las normas de Jehová, “el Santo”, y participemos con entusiasmo en “la obra santa de las buenas nuevas” (1 Ped. 1:15; Rom. 15:16). Vivimos en tiempos difíciles, así que resolvámonos a ser santos en todo aspecto de la vida y a servir a Jehová como nuestro único Soberano.
-