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El cuidado de la familia... ¿a cuántos abarca?La Atalaya 1987 | 15 de junio
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El cuidado de la familia... ¿a cuántos abarca?
“LA CULTURA africana me dice que soy el guardián de mi hermano —dice el escritor nigeriano S. A. Jegede—. La cultura africana pide respeto y atención para los progenitores.” Sí, en África y en otras partes del mundo el ayudar uno a los miembros de su familia es parte del estilo de vida.
Sin embargo, con frecuencia se cree que en el término “familia” se incluye a tías, tíos, primos, sobrinos... ¡hasta a personas que simplemente son de la misma aldea! Pero a medida que las familias africanas abandonan las zonas rurales en busca de trabajo en la ciudad, los miembros de esa familia extendida se han convertido en posible fuente de problemas. Familias que se han mudado del campo a la ciudad suelen verse acosadas por parientes que solicitan dinero o alojamiento. Sin embargo, las demandas singulares de la vida urbana dificultan muchas veces el ayudar a parientes lejanos o a personas procedentes de la misma aldea de uno, si es que no lo hacen imposible.
La Biblia declara: “Ciertamente si alguno no provee para los que son suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa, ha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe”. (1 Timoteo 5:8.) No obstante, ¿hasta dónde se extiende el principio de dar atención a la familia? ¿Está el cristiano obligado a suministrar lo necesario en todas las circunstancias a miembros de la familia extendida? ¿O es como asegura el escritor nigeriano de quien citamos al principio: “No se encuentra lugar para el abuso del sistema de la familia extendida ni en la cultura africana ni en la Biblia”?
Padres e hijos
El sistema de la familia extendida existía en tiempos bíblicos. Sin embargo, la Biblia, al obligar al cristiano a ‘proveer para los que son suyos’ en ningún lugar indica que esto necesariamente incluye a todos los parientes y a otras personas del sistema de la familia extendida.
La Biblia da énfasis particularmente a la obligación de los padres con relación a los hijos. En cuanto a la ayuda que una congregación le suministró, el apóstol Pablo escribió: “Porque los hijos no deben ahorrar para los padres, sino los padres para los hijos”. (2 Corintios 12:14.) H. B. Clark, una famosa autoridad sobre leyes, comentó: “El padre tiene la obligación natural y moral de mantener a su hijo”. Como cabeza de la unidad de la familia por designación divina, el padre es quien lleva la responsabilidad principal de suministrar el sustento. A menudo la esposa ayuda por medio de atender eficazmente el hogar, gastar el dinero prudentemente y hasta trabajar fuera del hogar cuando las circunstancias lo exigen. (Compárese con Proverbios 31:10-31.)
Nótese, sin embargo, que a los padres se les estimula a hacer más que solamente ganar dinero. Se les insta a “ahorrar” alguna ganancia para beneficio de sus hijos. Frecuentemente los padres que siguen este sabio consejo pueden ayudar a sus hijos hasta después que han crecido y se han ido del hogar. Esto es particularmente apropiado cuando los hijos emprenden el ministerio cristiano de tiempo completo y a veces necesitan ayuda financiera para permanecer en ese servicio. No se menciona que los padres tengan que “ahorrar” para una cantidad innumerable de miembros de una familia extendida.
“Debida compensación”
Esta atención amorosa por parte de los padres no quedará sin recompensa. El apóstol Pablo dice en 1 Timoteo 5:4: “Pero si alguna viuda tiene hijos o nietos, que éstos aprendan primero a practicar devoción piadosa en su propia casa y a seguir pagando la debida compensación a sus padres y abuelos, porque esto es acepto a vista de Dios”. Este sustento a padres envejecidos o abuelos ciertamente armonizaría con el mandato bíblico de honrar a los padres. (Efesios 6:2; Éxodo 20:12.)
De nuevo, note que está claro que Pablo no impuso sobre parientes lejanos la obligación de atender a tales viudas. En aquel tiempo, en los casos en que no había parientes cercanos para atender a una viuda cristiana que tuviera una historia de servicio fiel, la congregación había de llevar la carga de suministrarle sustento. (1 Timoteo 5:3, 9, 10.)
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El cuidado de la familia... ¿a cuántos abarca?La Atalaya 1987 | 15 de junio
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Obrando lo que es bueno para con todos
Aunque la Biblia obliga a los cristianos a atender a los miembros necesitados de su familia inmediata, esto no significa que no se puede mostrar amor a grado razonable a otros miembros de la familia extendida. ¡A veces ciertas tías o primos o sobrinos parecen estar tan íntimamente relacionados con uno como los miembros inmediatos de la familia! La Biblia nos anima a ‘obrar lo que es bueno para con todos’. (Gálatas 6:10.) Si un cristiano tiene los medios para ayudar a una de estas personas, ciertamente no tendría que ‘cerrar la puerta de sus tiernas compasiones’. Sí; puede que se sienta moralmente obligado a suministrar ayuda. (1 Juan 3:17.)
No obstante, la obligación principal del cristiano es para con su familia inmediata: el cónyuge, los hijos, los padres y abuelos. Por eso, él consideraría cuidadosamente lo que hace antes de aceptar una responsabilidad que pudiera causarles daño... financiera, emocional o espiritualmente.
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