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Se defienden las buenas nuevas ante altos funcionariosLa Atalaya (estudio) 2016 | septiembre
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Por ejemplo, en cierta ocasión se esparció entre los judíos el rumor de que Pablo estaba predicando “una apostasía contra Moisés”. Aquello podía provocar que algunos cristianos judíos recién convertidos pensaran que el apóstol no respetaba las disposiciones de Dios. Es más, el Sanedrín podría declarar que el cristianismo era una apostasía del judaísmo. Si eso sucedía, era probable que los judíos que se relacionaban con los cristianos fueran castigados. Serían marginados de la sociedad y se les prohibiría enseñar en el templo y en las sinagogas. Cuando los ancianos de la congregación de Jerusalén se enteraron del asunto, recomendaron a Pablo que fuera al templo e hiciera algo que Dios no exigía, pero que tampoco era incorrecto. Así demostraría que el rumor era falso (Hech. 21:18-27).
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Se defienden las buenas nuevas ante altos funcionariosLa Atalaya (estudio) 2016 | septiembre
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Los judíos de Israel debían obedecer la Ley de Moisés. Además, esta era el código moral de todos los judíos devotos, sin importar dónde vivieran. Pero a partir del Pentecostés del año 33, los siervos de Dios ya no estaban obligados a cumplirla (Hech. 15:28, 29; Gál. 4:9-11). Aun así, ni Pablo ni los demás cristianos hablaron de la Ley con falta de respeto. Esto les permitió predicar sin dificultad en muchas comunidades judías (1 Cor. 9:20). De hecho, Pablo solía ir a las sinagogas, donde podía dar testimonio a personas que conocían al Dios de Abrahán y razonar con ellas usando las Escrituras Hebreas (Hech. 9:19, 20; 13:5, 14-16; 14:1; 17:1, 2).
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