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  • Las Navidades... ¿a qué se debe su popularidad en Japón?
    La Atalaya 1991 | 15 de diciembre
    • Las Navidades... ¿a qué se debe su popularidad en Japón?

      LA CREENCIA en Papá Noel tiene arraigo entre los niños de Japón, un país budista y sintoísta. En 1989, niños japoneses escribieron 160.000 cartas al Mundo de Santa Claus, en Suecia. Ningún otro país envió mayor cantidad de cartas. Los niños escribieron las cartas con la esperanza de que se les diera lo que su corazón deseaba, fuera una “computadora gráfica” de juguete que costaría 18.000 yenes (136 dólares, E.U.A.) o un videojuego portátil que costaría 12.500 yenes (95 dólares, E.U.A.).

      Para las jovencitas japonesas, el salir con algún joven en la Nochebuena tiene un significado especial. “Según una encuesta de muchachas —dice el periódico Mainichi Daily News—, el 38% de ellas dijeron que habían hecho planes para la Nochebuena con un mes de anticipación.” Los muchachos tienen intenciones ocultas para querer estar con sus novias en la Nochebuena. “Una buena idea es que ores calmadamente con tu novia —sugirió una revista para muchachos—. Hazlo en algún lugar elegante. La relación entre ustedes no tardará en hacerse más íntima.”

      Los esposos japoneses también esperan invocar algún poder mágico mediante su tradición navideña de comprar, en camino al hogar después del trabajo, un pastel o tarta de Navidad. Se supone que el desempeñar el papel de San Nicolás (Santa Claus) compense por haber desatendido a la familia el resto del año.

      Las Navidades ciertamente han echado raíces entre los japoneses no cristianos. De hecho, el 78% de los que participaron en una encuesta realizada por una cadena de supermercados dijeron que tienen alguna actividad especial para la Navidad. La proporción es arrolladora en un país donde solo el 1% de la población dice que profesa el cristianismo. Aunque aleguen ser budistas o sintoístas, no les molesta disfrutar de un día de fiesta “cristiano”. El almanaque del famoso santuario sintoísta de Ise enumera, junto con las fiestas japonesas, el 25 de diciembre como “Natalicio de Cristo”. Sin embargo, las escenas de personas no cristianas que se dan a la diversión durante la temporada navideña hacen surgir la pregunta:

      ¿De quiénes es la celebración de la Navidad?

      El Diccionario de uso del español define Navidad así: “Nacimiento de Jesucristo. [...] Fiesta en que se conmemora, el día 25 de diciembre”. Se ha considerado una fiesta que los “cristianos” celebran para “unirse por el gozo que experimentan en el natalicio de Cristo”.

      A los que celebran la Navidad como una fiesta puramente religiosa quizás les parezcan irritantes y hasta gente blasfema los que secularizan ese día con diversión e intercambio de regalos. “En Japón tenemos lo máximo en comercialismo tosco: ningún Cristo”, escribió un estadounidense que reside en Japón. “A la vista del occidental —escribió otro respecto a la Navidad japonesa—, no es el pavo [que no se encuentra comúnmente en los mercados japoneses] lo que falta, sino el ingrediente más esencial: el espíritu.”

      Entonces, ¿qué es el espíritu navideño? ¿Es el ambiente de un servicio eclesiástico con sus villancicos, acebo y velas, que muchos aprovechan para su único peregrinaje anual a la iglesia? ¿Será el amor, el regocijo y el intercambio de regalos que impulsa a muchos a hacerse generosos? ¿Es la tranquilidad que reina en el frente de batalla mientras los soldados observan unos cuantos días de “paz en la tierra”?

      Asombroso como sea, con frecuencia el espíritu navideño no trae paz ni siquiera al hogar. Según una encuesta realizada en 1987 en Inglaterra, se calculaba que habría ‘guerra civil’ en el 70% de los hogares británicos durante la Navidad ese año. La causa principal sería disputas por dinero. El beber excesivo y el no cumplir con el deber de uno en la familia también llevan a peleas.

      “Creo que algo se nos está escapando en cuanto al verdadero significado de la Navidad —escribió un occidental que vive en Japón y recientemente hizo un viaje de visita a su país durante las Navidades—. Cada 25 de diciembre siento el mismo anhelo de volver a aquellas viejas Navidades de mucho tiempo atrás... la ceremonia pagana de celebrar el solsticio de invierno mediante adorar árboles y tener orgías. Todavía tenemos todos los adornos paganos —el muérdago, el acebo, los abetos, y así por el estilo—, pero por alguna razón la Navidad nunca ha sido lo mismo desde que los cristianos se la robaron y la convirtieron en una fiesta religiosa.”

      No cabe duda de que la Navidad es un día de fiesta pagano. Los cristianos primitivos no la celebraban, “porque para ellos la celebración del nacimiento de alguien era una costumbre pagana”, dice The World Book Encyclopedia. Las fiestas paganas conocidas como saturnales y Año Nuevo son la fuente de la diversión y el intercambio de regalos.

      Si la Navidad es esencialmente pagana, los cristianos verdaderos tienen que preguntarse: ¿Es la Navidad para los cristianos? Veamos lo que dice la Biblia tocante a la celebración del natalicio de Cristo.

      [Recuadro en la página 4]

      El origen de la celebración navideña

      Aunque se han perdido los detalles en la neblina de la antigüedad, hay indicaciones de que para 336 E.C. la iglesia romana celebraba un tipo de Navidad. “Se escogió adrede el 25 de diciembre como fecha de la Navidad —explica The New Encyclopædia Britannica— para empujar a segundo plano la gran fiesta del dios Sol.” En aquella temporada los paganos se entregaban a orgías durante las saturnales romanas y la fiesta celta y alemana del solsticio de invierno. The New Caxton Encyclopedia dice que “la Iglesia aprovechó la oportunidad para cristianizar aquellas fiestas”.

  • Las Navidades... ¿son la manera de recibir a Jesús?
    La Atalaya 1991 | 15 de diciembre
    • Las Navidades... ¿son la manera de recibir a Jesús?

      EL NACIMIENTO del Salvador, el tan esperado Mesías, ciertamente fue un tiempo de gran regocijo. “¡Miren! —anunció un ángel a varios pastores que estaban cerca de Belén—, les declaro buenas nuevas de un gran gozo que todo el pueblo tendrá, porque les ha nacido hoy un Salvador, que es Cristo el Señor.” Una multitud de ángeles se unieron a aquel y alabaron así a Dios: “Gloria en las alturas a Dios, y sobre la tierra paz entre los hombres de buena voluntad”. (Lucas 2:10-14.) Algunos quizás concluyan que los cristianos deben reflejar un gozo similar al que expresaron los ángeles por la venida de Cristo a la Tierra entonces.

      En el registro bíblico aquella no fue la primera vez que unos ángeles rompieron a cantar alabanzas. Cuando se puso el fundamento de la Tierra, “las estrellas de la mañana gozosamente clamaron a una, y todos los hijos de Dios empezaron a gritar en aplauso”. (Job 38:4-7.) La fecha exacta de ese acontecimiento no se da en la Biblia. (Génesis 1:1, 14-18.) Prescindiendo de lo gozosa que haya sido aquella ocasión, los cristianos no han razonado que, porque los ángeles aplaudieron, ellos deberían celebrar anualmente la creación de la Tierra y quizás adoptar una fiesta pagana para conmemorar ese acontecimiento.

      Sin embargo, eso es precisamente lo que hacen respecto al nacimiento de Jesucristo los que celebran la Navidad. El buscar información en casi cualquier enciclopedia confiable bajo “Navidad” confirma que no se sabe la fecha del nacimiento de Jesús. La Biblia no la da.

      “Si la trompeta da un toque de llamada indistinto”

      “Dios no es Dios de desorden, sino de paz”, escribió el apóstol Pablo mientras procuraba corregir el desorden que había en la congregación de la antigua Corinto. En el mismo contexto preguntó: “Si la trompeta da un toque de llamada indistinto, ¿quién se preparará para el combate?”. (1 Corintios 14:8, 33.) Ahora bien, si un Dios de orden hubiera querido que los cristianos celebraran el nacimiento de su Hijo en la Tierra, ¿habría dejado que hombres imperfectos escogieran arbitrariamente una fecha de entre las fiestas paganas y adoptaran prácticas impías?

      El considerar varios ejemplos bíblicos muestra claramente que Jehová Dios no trata de esa manera con su pueblo. Cuando exigió que los israelitas observaran celebraciones anuales bajo la Ley de Moisés, Dios designó fechas específicas y les dijo cómo celebrar aquellas fiestas. (Éxodo 23:14-17; Levítico 23:34-43.) Aunque Jesucristo nunca mandó que se conmemorara su nacimiento, sí ordenó a sus seguidores que observaran una fecha específica. “La noche en que iba a ser entregado”, el 14 de Nisán de 33 E.C., Jesús instituyó la celebración de la Cena del Señor y usó pan ácimo y vino. Dio el mandato: “Sigan haciendo esto en memoria de mí”. (1 Corintios 11:23, 24.) El toque de trompeta en cuanto a cuándo y cómo observar la Cena del Señor es claro e inconfundible. Entonces, ¿qué hay de la Navidad? En ninguna parte de la Biblia hallamos mandato alguno de celebrar el nacimiento de Cristo, ni se nos dice cuándo ni cómo hacerlo.

      ‘A fin de ganarse a la gente’

      “Sí, claro que sé que la Navidad tiene origen pagano —dijo un clérigo de una Iglesia de Sión en Tokio—, pero mientras las personas comunes se interesen en el cristianismo el 25 de diciembre y vengan para aprender las enseñanzas del Honorable Jesús, la Navidad tendrá su lugar en el cristianismo.” Muchos concuerdan con tal razonamiento. ¿Cree usted que es apropiado transigir así?

      Algunos alegan que hasta Pablo transigió para ganar creyentes. “Me he hecho esclavo de todos —escribió—, a fin de ganar para Cristo el mayor número posible de personas. [...] Para ganar a los que no viven bajo la ley de Moisés, me vuelvo como uno de ellos [...] Hago todo esto por causa del mensaje de salvación, para tener parte en el mismo.” (1 Corintios 9:19-23, Versión Popular.) ¿Justifican estas palabras el que se adopte una fiesta pagana para atraer al cristianismo a los gentiles?

      Considere cuidadosamente el contexto de esa declaración de Pablo. En el 1Co 9 versículo 21 dijo: “Aunque realmente estoy sujeto a la ley de Dios, ya que estoy bajo la ley de Cristo” (VP). Así que no transigió en asuntos que traspasaban la ley de Cristo, sino que ‘se volvía como uno de ellos’ al respetar las costumbres y los hábitos locales siempre y cuando no estuvieran en contra de los mandamientos cristianosa.

      Con esto presente, piense en cómo se vería el que el “cristianismo” adoptara fiestas paganas a las cuales diera el nombre de Navidad a la luz del siguiente mandato bíblico: “No lleguen a estar unidos bajo yugo desigual con los incrédulos. Porque, ¿qué consorcio tienen la justicia y el desafuero? [...] ¿O qué porción tiene una persona fiel con un incrédulo? [...] ‘Por lo tanto, sálganse de entre ellos, y sepárense —dice Jehová—, y dejen de tocar la cosa inmunda’; ‘y yo los recibiré’”. (2 Corintios 6:14-17.) Por más excusas que se den, no es mediante adulterar el cristianismo con fiestas paganas como se recibe a Jesús en su papel de Salvador. Eso no habría sido apropiado en el primer siglo cuando Jesús vino en la carne, y no lo es hoy, ni lo será en el futuro, cuando Cristo venga como Rey para ejecutar los juicios de Dios. (Revelación 19:11-16.) De hecho, bien puede ser que los que prefieren celebrar fiestas paganas tras un disfraz “cristiano” estén negando a Jesucristo.

      “Cristianos ocultos” no se restablecen

      Aprenda una lección de lo que ocurrió a católicos japoneses de la era de los sogunes. En 1614, cuando empezó la represión del catolicismo, unos 300.000 católicos japoneses afrontaron tres opciones: podían ser mártires, o abandonar su fe, o pasar a la clandestinidad. A los que optaron por la clandestinidad se les llegó a conocer como cristianos ocultos. Para encubrir su fe, se ajustaron a varias costumbres budistas y sintoístas. En su liturgia utilizaban a María Kannon, la cual era María disfrazada de bodhisatva en la forma de una madre con un niño en los brazos. Sus fiestas mezclaban el budismo, el catolicismo y el folklore religioso. Con todo, cuando se veían obligados a asistir a funerales budistas salmodiaban oraciones cristianas y ejecutaban modoshi, una ceremonia que anulaba el servicio budista. ¿Qué ha sido de aquellos “cristianos”?

      “En lo que tiene que ver con la mayoría de los Kirishitans [cristianos] —explica el libro The Hidden Christians (Los cristianos ocultos)—, en ellos se desarrolló un apego religioso que les dificultó abandonar la adoración de dioses sintoístas y budistas.” Cuando la proscripción fue removida y los misioneros católicos regresaron a Japón, la mayoría de aquellos “cristianos ocultos” se adhirieron a su tipo de religión combinada.

      No obstante, ¿sería razonable que la Iglesia Católica criticara a aquellos “cristianos ocultos” que rehusaron volver al catolicismo romano? La Iglesia Católica también ha adoptado muchas enseñanzas y fiestas paganas, entre ellas las Navidades. Si católicos y protestantes, aunque afirman ser cristianos, han paganizado su “cristianismo” con fiestas paganas, ¿no pudiera ser que también estén rechazando a Jesucristo?

      Vuelta al cristianismo verdadero

      Setsuko, quien fue católica devota por 36 años, finalmente se dio cuenta de eso. Después de la II Guerra Mundial trató de llenar su vacío espiritual mediante asociarse con una iglesia católica. ‘¡Qué satisfaciente!’, pensó cuando asistió a una misa navideña y vio los hermosos árboles de Navidad dentro y fuera de su iglesia. “Estaba orgullosa de nuestras hermosas decoraciones, que superaban a las de iglesias vecinas”, dijo. No obstante, Setsuko en realidad no entendía las enseñanzas católicas, aunque por algún tiempo había enseñado en la escuela dominical. Por eso, cuando quiso tener más participación en las actividades de la iglesia, hizo unas preguntas a su sacerdote. En vez de contestarle las preguntas, el sacerdote la menospreció. Desilusionada, Setsuko decidió estudiar la Biblia por su cuenta. Dos semanas después la visitaron los testigos de Jehová, y aceptó estudiar con ellos la Biblia en su hogar.

      Explica: “Se me hizo doloroso considerar verdades bíblicas que refutaban mis creencias anteriores. Hasta me dio alopecia neurótica, pérdida del cabello a causa de preocupación. Sin embargo, poco a poco la luz de la verdad me iluminó el corazón. Quedé perpleja cuando aprendí que Jesús no pudo haber nacido en un mes frío y lluvioso como diciembre, cuando los pastores no estarían atendiendo sus ovejas al aire libre por la noche. (Lucas 2:8-12.) Aquello destrozó el cuadro mental que tenía de la Natividad, pues habíamos usado guata para representar la nieve en la decoración de las escenas de las ovejas y los pastores”.

      Después de convencerse de lo que la Biblia en realidad enseña, Setsuko decidió no celebrar más las Navidades. Ya no tiene “el espíritu navideño” una vez al año, sino que manifiesta el espíritu cristiano de dar alegremente todos los días.

      Si usted cree sinceramente en Cristo, no deje que le moleste ver a paganos contaminando la Navidad. Solo están mostrando de nuevo lo que era originalmente... una fiesta pagana. Las Navidades no llevan a nadie a recibir a Jesucristo, quien ha regresado invisiblemente como Rey celestial. (Mateo, capítulos 24 y 25; Marcos, capítulo 13; Lucas, capítulo 21.) Más bien, los cristianos verdaderos manifiestan un espíritu como el de Cristo todo el año, y declaran las buenas nuevas del Reino, del cual Jesús ha llegado a ser Rey. Así es como Dios quiere que recibamos a Jesucristo, como nuestro Salvador y el Rey del Reino. (Salmo 2:6-12.)

      [Nota a pie de página]

      a Compare las dos maneras como Pablo respondió al asunto de la circuncisión. Aunque sabía que “la circuncisión no significa nada”, circuncidó a su compañero de viaje Timoteo, quien era judío por parte de madre. (1 Corintios 7:19; Hechos 16:3.) En el caso de Tito, el apóstol Pablo evitó que lo circuncidaran como cuestión de principio en la lucha con los judaizantes. (Gálatas 2:3.) Tito era griego y, por eso, a diferencia de Timoteo, no tenía razón legítima para circuncidarse. Si él, un gentil, se circuncidaba, ‘Cristo no le sería de ningún provecho’. (Gálatas 5:2-4.)

      [Fotografía en la página 7]

      Los cristianos verdaderos honran a Jesús todo el año

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