-
Dé hasta que no pueda másLa Atalaya 2002 | 1 de diciembre
-
-
Dé hasta que no pueda más
“PUEDEN llamarme mendigo, no me avergüenzo. Estoy pidiendo para Jesús.” Estas reveladoras palabras de un ministro protestante ponen de relieve la polémica existente en torno a la financiación de las religiones. Parece que la religión organizada solo puede subsistir si goza de considerable apoyo económico. Hay que pagar sueldos, construir y mantener templos, y financiar campañas de evangelización. ¿Cómo reunir el dinero necesario?
Para muchas iglesias, la solución está en el diezmo.a “Dios financia su reino en la Tierra con el diezmo —afirma el evangelista Norman Robertson—. Es el recurso económico que él utiliza para sostener la predicación del evangelio.” Robertson no tiene ningún reparo en recordar enérgicamente a sus adeptos la obligación de aportar contribuciones. ‘El diezmo no es algo que paguen porque pueden permitírselo —señala—. Es un acto de obediencia. No dar el diezmo constituye una flagrante violación de los mandamientos divinos. Se considera apropiación indebida.’ (Tithing—God’s Financial Plan [El diezmo. El plan económico de Dios].)
Lo más seguro es que usted concuerde en que las donaciones forman parte del cristianismo. Ahora bien, ¿le molestan o hasta le ofenden las insistentes peticiones de dinero? El teólogo brasileño Inácio Strieder acusa a las iglesias de recurrir al diezmo a fin de “resolver sus problemas institucionales” y califica tal práctica de “ilegítima, abusiva y aberración teológica”. El resultado, según él, es que “los desempleados, las viudas, los que viven en los barrios pobres y quienes no tienen criterio propio se sienten desamparados por Dios y obligados a dar tanto al ‘pastor’, que no les queda qué poner en el plato”.
Tal vez usted se pregunte: “¿Están interpretando bien las Escrituras las iglesias que imponen el diezmo, o están, más bien, valiéndose del temor de Dios para exprimir a los fieles? ¿Esperará Dios que demos, como quien dice, hasta que no podamos más?”.
[Nota]
a Se ha definido el diezmo como el 10% de los ingresos íntegros de una persona.
-
-
Dádivas que producen gozoLa Atalaya 2002 | 1 de diciembre
-
-
Dádivas que producen gozo
GENIVAL, quien vive en un barrio pobre en el nordeste de Brasil, mantenía a su esposa e hijos con el mísero jornal que le reportaba su trabajo de guardia de seguridad en un hospital. Pese a su difícil situación, pagaba a conciencia el diezmo. “A veces mi familia pasaba hambre —recuerda tocándose el estómago—, pero yo quería dar el máximo a Dios, sin importar lo mucho que tuviera que sacrificar.”
Cuando perdió el empleo, no solo no dejó de pagar el diezmo, sino que su ministro religioso lo animó a poner a prueba a Dios haciendo una gran donación. Le garantizó que Dios lo colmaría de bendiciones. De modo que Genival decidió vender su casa y entregar a la iglesia lo que obtuviera por ella.
Genival no es el único que contribuye con un motivo tan sincero. Hay muchos feligreses muy pobres que pagan el diezmo diligentemente porque sus iglesias les han enseñado que es un requisito bíblico.
-