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  • Micronesia
    Anuario de los testigos de Jehová 1997
    • Después de Saipán, las islas Chuuk (antes Truk) fueron las siguientes en beneficiarse del servicio regular de los misioneros de la Watch Tower. Merle Lowmaster había realizado una corta visita en 1961, pero fue en 1965 cuando fijaron su residencia en el archipiélago Paul y Lillian Williams, los primeros misioneros de un grupo de más de treinta que se han adaptado a las condiciones primitivas del lugar.

      Cuando estos llegaron a la isla principal de Moen, en 1965, la intolerancia religiosa les dificultó conseguir un hogar misional. Finalmente, el administrador de una tienda ofreció alquilarles la mitad de su cobertizo prefabricado. Esto enfureció tanto a los sacerdotes católicos, que fueron derecho al jefe de la aldea a exigirle que expulsara de las islas a los testigos de Jehová. El jefe respondió: “Ustedes vinieron hace años diciéndonos que nos amáramos los unos a los otros; ¿cómo es que ahora nos piden que odiemos?”. Los sacerdotes no supieron qué contestar, y los misioneros se quedaron.

      Enseguida se halló interés, y al poco tiempo se dirigían treinta estudios bíblicos en estas islas, que fueron la principal base naval japonesa durante la segunda guerra mundial.

  • Micronesia
    Anuario de los testigos de Jehová 1997
    • Ello explica por qué los únicos ancianos de las pequeñas congregaciones de tres islas separadas, a saber, Moen, Dublon y Tol, son cinco hermanos misioneros.

  • Micronesia
    Anuario de los testigos de Jehová 1997
    • “Esta situación puede representar una verdadera prueba para las hermanas —afirma David Pfister, uno de los misioneros—. Las muchachas crecen con la idea de criar muchos hijos, pero en este momento no hay en las congregaciones muchachos con quienes casarse. Algunas aman profundamente a Jehová y respetan el consejo bíblico de ‘casarse solo en el Señor’. (1 Cor. 7:39.) En el caso de otras, esto constituye un obstáculo para servir a Jehová.”

      Salvador Soriano, actual miembro del Comité de Sucursal de Guam, sirvió catorce años de misionero en Dublon, donde fue el único hermano. “Me acordaba de Salmo 68:11 —dice—, donde menciona que las mujeres que anuncian las buenas nuevas son un ejército grande.”

      Viaja al Salón del Reino de una forma poco corriente

      Los misioneros de Micronesia tienen por costumbre llevar a la gente a las reuniones en sus automóviles o camionetas; no obstante, hay un medio de transporte que seguramente Barak Bowman ha sido el único en emplear. Cuando la mala salud impidió que una corpulenta hermana de 70 años caminara los tres kilómetros [2 millas] que separan su casa del Salón del Reino, Barak trató de idear la forma de ayudarla. “Me gustaría llevarla a la reunión —dijo—, pero lo único que tengo es una carretilla.” Para su sorpresa, ella respondió: “Está bien, no importa”.

      Imagínese la escena mientras iban camino a la reunión, y también el esfuerzo que aquello requería de Barak. Él salía de la casa a las siete de la mañana con la carretilla vacía, y llegaba al Salón con la hermana en ella justo a tiempo para el programa de las nueve y media.

  • Micronesia
    Anuario de los testigos de Jehová 1997
    • [Ilustración de la página 234]

      Dando una calurosa bienvenida a los nuevos misioneros

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