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“Santo, santo, santo es Jehová”Acerquémonos a Jehová
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Veamos cómo reaccionó Isaías cuando escuchó a los serafines decir que Jehová es santo: “Entonces dije: ‘¡Ay de mí! ¡Puedo darme por muerto, porque soy un hombre de labios impuros y vivo entre un pueblo de labios impuros, y mis ojos han visto al Rey, al mismo Jehová de los ejércitos!’” (Isaías 6:5). Como vemos, la inmensa santidad de Jehová le recordó al fiel profeta lo imperfecto y pecador que era. Al principio se sintió muy triste, pero Jehová no lo dejó así.
18 En ese momento, envió a un serafín para consolar a Isaías. ¿Y cómo lo consoló? El poderoso espíritu voló hasta el altar, tomó una brasa y le tocó los labios con ella. Eso parece más doloroso que reconfortante; pero recuerde que era una visión cargada de simbolismo. Isaías —un judío fiel— sabía que todos los días se ofrecían sacrificios en el altar del templo para pedir perdón por los pecados. Con cariño, el serafín le recordó a Isaías que, aunque fuera imperfecto, “de labios impuros”, podía llegar a ser puro ante Dios.a Jehová estaba dispuesto a considerar santo, al menos hasta cierto grado, a un hombre imperfecto y pecador (Isaías 6:6, 7).
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“Santo, santo, santo es Jehová”Acerquémonos a Jehová
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a En la Biblia, los labios suelen representar el habla o el idioma. Así que la expresión “de labios impuros” encaja muy bien, pues muchos de los pecados que cometemos están relacionados con el uso de la facultad del habla (Proverbios 10:19; Santiago 3:2, 6).
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“Santo, santo, santo es Jehová”Acerquémonos a Jehová
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Reconocer esto y saber que podemos estar limpios a los ojos de nuestro santo Dios tiene un efecto muy positivo en nosotros. Como ya vimos, la santidad de Jehová al principio le recordó a Isaías su propia impureza, por lo que exclamó: “¡Ay de mí!”. Pero, al comprender que sus pecados habían sido perdonados, cambió de actitud. Entonces, cuando Jehová pidió un voluntario para una misión, Isaías, aunque no sabía lo que iba a hacer, respondió al instante: “¡Aquí estoy yo! ¡Envíame a mí!” (Isaías 6:5-8).
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