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“Tienen que ser santos [...]”La Atalaya 1987 | 1 de noviembre
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No obstante, en realidad la buena salud y la higiene eran secundarias en comparación con la limpieza espiritual. Por eso, al que acaso comía uno de los alimentos prohibidos, participaba en relaciones sexuales o tocaba un cadáver se le declaraba inmundo en sentido ceremonial. (Capítulos 11 y 15 de Levítico; Cap 19 de Números.) Al que de ese modo quedaba inmundo se le prohibía totalmente participar en la adoración... ¡y en algunos casos, bajo pena de muerte! (Levítico 15:31; 22:3-8.)
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“Tienen que ser santos [...]”La Atalaya 1987 | 1 de noviembre
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Es cierto que a veces exigía considerable esfuerzo mantener la limpieza. Las mujeres que experimentaban su primer alumbramiento tenían que ir a Jerusalén a participar en procedimientos de purificación solo semanas después del nacimiento de su prole. (Levítico 12:1-8; Lucas 2:22-24.) Se requería que tanto los hombres como las mujeres se limpiaran ceremonialmente después de las relaciones maritales, así como en otras situaciones relacionadas con esa actividad. (Levítico 15:16, 18; Deuteronomio 23:9-14; 2 Samuel 11:11-13.)
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