-
La limpieza: vale la pena el esfuerzoLa Atalaya 2008 | 1 de diciembre
-
-
Su madre, que está en la cocina, lo oye entrar y le sirve un plato de arroz con frijoles recién hecho. Pero cuando ve la mochila sobre la mesa, se le cambia la cara. Solo tiene que mirar a su hijo y decirle: “¡Max!”, para que el niño comprenda lo que tiene que hacer. De inmediato este retira la mochila de la mesa y sale disparado a lavarse las manos. Luego vuelve y se disculpa: “Lo siento, mami. Se me olvidó”.
Este ejemplo demuestra que las madres pueden contribuir mucho a la salud y la limpieza de la familia, si bien es necesario que todos colaboren. Sin duda, se requiere paciencia, pues limpiar exige mucho esfuerzo y, como hemos visto, los niños necesitan que se les recuerden las cosas una y otra vez.
Por otro lado, como bien sabe la madre de Max, los alimentos pueden contaminarse de diferentes maneras. Para evitarlo, ella no solo se lava bien las manos antes de tocar la comida, sino que también la cubre para que las moscas no se acerquen. Al tener limpia la casa y no dejar alimentos al aire libre, reduce las indeseables “visitas” de ratas, ratones y cucarachas.
Otra importante razón por la que esta mujer es tan cuidadosa es que desea agradar a Dios. Ella misma explica: “La Biblia dice que los siervos de Dios tenemos que ser santos porque él es santo” (1 Pedro 1:16). “La limpieza está muy relacionada con la santidad —continúa—. Por eso quiero que mi casa se vea pulcra y que mi familia vaya bien arreglada. Claro, esto solo se consigue porque todos cooperan.”
-
-
La limpieza: vale la pena el esfuerzoLa Atalaya 2008 | 1 de diciembre
-
-
[Ilustración de la página 10]
Las madres pueden contribuir mucho a la limpieza de la familia
-