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Cómo ser un buen comprador¡Despertad! 1988 | 22 de febrero
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Conozca el valor de las cosas
Uno de los factores más importantes para ser un buen comprador es conocer el valor de las cosas. Algo que esté de rebajas —sea una pieza de ropa, un electrodoméstico o comida— no representará ningún ahorro si es de poca calidad, necesita que se le hagan arreglos o reparaciones importantes o es algo que finalmente no se utiliza.
Por ejemplo: cuando compre ropa, pregúntese: ¿Es de buena calidad el tejido? ¿Está bien confeccionada la prenda? ¿Necesita que se la arregle? ¿Cuántas veces voy a ponérmela? ¿Pasará pronto de moda? ¿Es fácil de limpiar? Una prenda que necesite limpiarse en seco a la larga puede resultar más cara que una prenda lavable cuyo precio sea superior. De modo que un factor que hay que tener en cuenta son los cuidados que requiere la prenda. Pueden calificarse de verdaderas gangas aquellas prendas que le vienen a uno a la medida, favorecen el rostro y la figura, y pueden llevarse por años y seguir gustando.
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Cómo ser un buen comprador¡Despertad! 1988 | 22 de febrero
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Sepa cuándo comprar
El saber cuándo comprar a veces puede ser más importante que el saber dónde hacerlo. Por lo general, las mejores gangas en prendas de verano se pueden conseguir a finales de la temporada de verano. La mayor parte de las tiendas de confección tienen rebajas de liquidación en esas fechas a fin de hacer lugar para las prendas de otoño. Lo mismo sucede a finales de la temporada de invierno. Se puede ahorrar más si se compran al finalizar el invierno y poco antes de que empiecen a aparecer las de primavera. Es cierto que quizás no se dispone de tanta selección, pero, normalmente, hay suficiente donde escoger.
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Cómo ser un buen comprador¡Despertad! 1988 | 22 de febrero
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La regla de comprar solo lo que se necesita es aún más aplicativa con la ropa cuando se dispone de un presupuesto ajustado. Afortunadamente, la cantidad que se gasta en ropa puede ser controlada, reducida y hasta eliminada por un tiempo. ¿Cómo? Primero, pasando la ropa a otros miembros de la familia. Aunque algunos niños son reacios a llevar ropa que ha sido de otro, si se les anima a ver que su cooperación ahorrará dinero a la familia, posiblemente su resentimiento desaparezca. Y aún lo asimilarán mejor cuando vean que los ahorros se utilizan para que la familia salga, vaya de vacaciones y realice junta otros proyectos.
Otra posibilidad es organizar reuniones entre amigos y vecinos para intercambiar ropa y artículos del hogar. El color de cierto vestido puede que no le siente bien a una mujer, pero ser perfecto para otra. Unos zapatos que eran demasiado pequeños o demasiado grandes puede usarlos otra persona. Ciertos artículos o aparatos que no se utilicen en una casa quizás sean necesarios en otra y, por lo tanto, podrían intercambiarse. Lo mejor de todo es que estas cosas se reciben sin ningún desembolso de dinero... el sueño del comprador.
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